#Entorno909 La importancia de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad

Por: Yana Tumakova

A las personas con discapacidad a menudo se les niegan oportunidades para trabajar, ir a la escuela y participar plenamente en la sociedad – se crean barreras para su prosperidad y bienestar.

El 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York fue aprobado el texto de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD, por sus siglas en inglés) en la Asamblea General de Naciones Unidas. La Convención entró en vigor el 3 de mayo de 2008 cuando fue ratificada por 20 países. En opinión de algunos, muy tarde para las personas con discapacidad pero un paso importante para un cambio presente y del futuro.

En la actualidad, la CRPD fue ratificada por 154 países y con 159 signatarios ocupa el segundo lugar de las convenciones de derechos humanos con la mayoría de los Estados miembros que han ratificado un documento de este tipo, justo después de la Convención sobre los Derechos del Niño.

La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es importante porque es una herramienta para asegurar que las personas con discapacidad tengan acceso a los mismos derechos y oportunidades que todos los demás. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay alrededor de mil millones (un billón) de personas con discapacidad. A menudo son los más pobres entre los pobres. El estigma y la discriminación que sufren son comunes en todas las sociedades.

La Convención es un tratado de derechos humanos diseñado por representantes de la comunidad internacional - incluidas las personas con discapacidad, funcionarios gubernamentales, representantes de organizaciones de la sociedad civil y otros especialistas – su enfoque es cambiar la forma en que las personas con discapacidad son vistas y tratadas en las sociedades del mundo.

En vez de considerar a la discapacidad como una cuestión médica, de la caridad o la dependencia; la Convención desafía a la gente en todo el mundo para entender la discapacidad como una cuestión de derechos humanos. El Convenio abarca muchas áreas donde pueden surgir obstáculos, como el acceso físico a los edificios, las carreteras, el transporte; y el acceso a la información a través de comunicaciones escritas y electrónicas. La Convención también pretende reducir el estigma y la discriminación que a menudo son razones por las que las personas con discapacidad son excluidas de la educación, el empleo, la salud y otros servicios.

Por primera vez existe un instrumento internacional jurídicamente vinculante, los Estados que han ratificado el tratado deben promover y proteger los derechos de las personas con discapacidad. Después de la ratificación, estos Estados deben modificar su legislación nacional de derechos civiles para mejorar la vida de las dichas personas y estar en sintonía con los principios de la CRPD.

Uno de los grandes objetivos de la Convención es que busca cambiar la percepción social de las personas con discapacidad – esto representa un cambio de paradigma del modelo médico de la discapacidad enfocándolo ahora a los derechos humanos a nivel internacional.

El modelo médico o individual de la discapacidad la entiende como lesiones físicas, mentales o cognitivas de los individuos, su enfoque es buscarles tratamiento y solución a esa condición. Del otro lado, el modelo de derechos humanos de la discapacidad está dirigido a las condiciones sociales externas que provocan la exclusión y discriminación de ese sector de la población. El modelo de los derechos humanos está basado en la comprensión de que la situación global de las personas con discapacidad no es provocada por los deterioros individuales, sino que es resultado de la privación de derechos, es un obstáculo socialmente construido.

La Convención y cada uno de sus artículos se basan en ocho principios claves:

  1. El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar decisiones propias, y la independencia de las personas;
  2. La no discriminación;
  3. La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
  4. El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diversidad y la condición humanas;
  5. La igualdad de oportunidades;
  6. La accesibilidad;
  7. La igualdad entre el hombre y la mujer;
  8. El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a preservar su identidad.

Con todo el éxito internacional del diseño, la firma y la ratificación de la Convención, sólo falta que todos los países logren las metas del documento: de integración, inclusión e igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad. Esperemos que su implementación no vaya a tomar más tiempo que su proceso de desarrollo, porque el primer intento ocurrió en 1987 y la aprobación final sucedió hasta 2006.

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