JuanGa: lírica desnuda, sin oropel ni pretensiones

Él es un Ídolo Real que desplaza fantasías producidas en serie Carlos Monsiváis, Escenas de pudor y de liviandad

 

[...] la cultura de masas quiere ofrecer novedades accesibles para el público más amplio posible y que distraigan a la mayor cantidad posible de consumidores. Su intención es divertir y dar placer, posibilitar una evasión fácil y accesible para todos, sin necesidad de formación alguna, sin referentes culturales concretos y eruditos.

Gilles Lipovetsky/Jean Serroy, La cultura-mundo. Respuesta a una sociedad desorientada

La historia es conocida casi por todos: érase una vez un joven sin futuro (oriundo de Parácuaro, Michoacán) de nombre Alberto Aguilera Valadez (1950), hijo de campesinos y “benjamín” de una familia compuesta por diez hermanos, que se abrió paso y trazó su sendero en medio de la maleza del sufrimiento, la carencia, la humillación y la tragedia. Marcado por el sino de la desventura, la familia del pequeño Alberto emigró a Chihuahua en busca de mejores bríos, la necesidad es la madre de todas las migraciones, allí creció en medio de un ambiente hostil y desconocido. No obstante, el carácter, el oficio y sobre todo la gran experiencia de vida que adquirió en la Escuela de Mejoramiento Social para Menores de Ciudad Juárez fue crucial para el muchacho que posteriormente se convertiría en la leyenda: “El divo de Juárez”, Juan Gabriel.

Enumerar sus logros musicales, su faceta como filántropo, sus premios y reconocimientos en diversos ámbitos, resultaría ocioso, el hombre dejó tras de sí una estela luminosa. La muerte lo alcanzó en pleno éxtasis, en la cúspide de su carrera, no por la innovación en su trabajo artístico, sino porque el hombre se sabía un ídolo, un referente, Juan Gabriel estaba más allá del bien y el mal.

https://www.youtube.com/watch?v=bQKDPBy2VfI

Lejos del fantochismo de gran parte de la cofradía de intelectuales mexicanos (verbigracia: el affaire Nicolás Alvarado) que menoscaban el legado musical del divo, o rechazan abiertamente su enorme popularidad y familiaridad con el pueblo, estas líneas pretenden poner, de manera sobria, sobre la balanza las virtudes y defectos de la obra letrística del músico, compositor y cantante que logró cautivar a millones de personas alrededor del mundo con líricas simples, honestas y directas. Tal afirmación resulta avasalladora, puesto que sólo un análisis a conciencia de todo el cancionero (alrededor de mil quinientas canciones) de Juan Gabriel, arrojaría luz sobre su quehacer intelectual como compositor e intérprete.

La lucha entre la considerada alta cultura y la cultura popular lleva cientos de años en el cuadrilátero de la civilización. Para algunos teóricos, críticos y estudiosos (T. S. Eliot, Mario Vargas Llosa, entre muchísimos más) la alta cultura siempre será minoritaria y elitista. Contrariamente, diversos investigadores (Mijail Bajtín, Néstor García Canclini, etc) opinan que la alta cultura se alimenta de la cultura popular, ambas se complementan.

Así como la celebración del carnaval desaparece cualquier franja entre las diferentes clases sociales, el Divo logró borrar las fronteras que franquean la idiosincracia del mexicano. Hizo bailar y cantar a machistas energúmenos, políticos, burócratas, godínez, amas de casa abnegadas, feministas, en fin, a toda una fauna variopinta y, normalmente, situada en polos opuestos. Lo que se ve no se juzga, Juanga unificó, al menos de forma efímera a toda una nación. En medio de un clima social turbio y con pocos asideros, sin referentes culturales claros, la figura del ídolo de Juárez se erige como un héroe nacional, para bien o para mal, eso el tiempo lo dirá. 

https://www.youtube.com/watch?v=t8ZX6OThsmI

Sin caer en la insensatez de equiparar al oriundo de Parácuaro con Cervantes, Fray Luis de León o José Revueltas, sería mejor situarlo entre sus semejantes (sin demeritar en absoluto su labor artística), por ejemplo: al comparar su trabajo con el de José José, Armando Manzanero, José Alfredo Jiménez, incluso el "Flaco de Oro", Agustín Lara. En el terreno literario, la sencillez de su lírica, el lugar común pero llegador, lo sitúa entre la poesía de Jaime Sabines o Mario Benedetti, poetas que son patrimonio y capital cultural del pueblo. Si bien nunca fue un lector confeso, muchas de sus canciones tienen elementos literarios que requieren talento y cierto bagaje cultural.

https://www.youtube.com/watch?v=AR0V3GhFbKE

Emanado de la cultura popular, del barrio, hijo de las circunstancias desfavorables que lo acompañaron a lo largo de su vida, JuanGa no fue un producto prefabricado de esos que inundan el mercado, el Divo siempre se ciñó a sus reglas, no le tembló la mano, mucho menos la voz, cuando desafió abiertamente a Televisa. Populachero, carismático, honesto, auténtico, todo un showman.

Sus peores defectos bien podrían ser sus principales armas a los ojos de la masa: simple, burdo, cacofónico, cursi, ramplón y repetitivo hasta el cansancio a lo largo de su obra. Carece de experimentación y novedad, Juan Gabriel nunca dejó su zona de confort.

No obstante, millones de individuos se maravillaban (continúan maravillándose) ante la sinceridad de sus temas, por la entrañable calidad interpretativa,  ya que no sólo se limitaba a entonar, sino que imprimía una fuerte dosis de histrionismo. Como bien lo señaló Carlos Monsiváis:

[...] componer por no hacer arte sino con tal de representar sentimientos y situaciones (enamorarse, desenamorarse, frustrante, narrarle a todos el dolor de no poder contarle a nadie el sufrimiento, desahogar el rencor, aceptar que todo acabó y todo empieza).

Como en la literatura, el repertorio de los cantantes se ciñe a pocos temas (el amor, el viaje, la muerte), el Divo aprovechó su veta romántica y todos los devenires que de ella provienen.

¿Cómo recuperarse después de una pérdida amorosa?, ¿es costumbre o es amor?, ¿es el amor el motor para la creación o lo es el desamor? Tal vez ambos. 

Respuestas hay demasiadas, sin embargo, millones de gargantas se desgañitan al rugir efusivamente las líricas de JuanGa, la educación sentimental de todo un pueblo en la voz de un cantante.

https://www.youtube.com/watch?v=SXM9w7KAm_A

Aunque ya no sientas más amor por mí, sólo rencor; yo tampoco tengo nada que sentir y eso es peor. No cabe duda que es verdad que la costumbre es más fuerte que el amor. "Costumbres"

Juan Gabriel creó himnos, tratar de enmendarle la plana sería arrogante (Fadanelli dixit) y frívolo, además de pretencioso. La principal virtud del amplísimo cancionero del oriundo de Michoacán es: la simplicidad.

https://www.youtube.com/watch?v=ga5Bo4YdgH4

Hasta que te conocí, vi la vida con dolor, no te miento fui feliz, aunque con muy poco amor; y muy tarde comprendí, que no te debía amar porque ahora pienso en ti, más que ayer… mucho más. "Hasta que te conocí"

Letras accesibles que despiertan torbellinos de emociones en sus escuchas. La sensibilidad de millones reflejada en composiciones ligeras, pop, sin profundos planteamientos estéticos o juegos lingüísticos, letras desnudas-humanas que calan el tuétano.

https://www.youtube.com/watch?v=IbWM2jivMiI

La diferencia entre tú y yo sería corazón: que yo en tu lugar si te amaría. "La diferencia"

Miles, quizá millones, lloraron la partida del ídolo, razones tienen para seguir haciéndolo…

 

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