Existe una corriente un poco reciente en las películas francesas donde más bien no hay una decisión clara entre lo cómico y lo melodramático. Más bien, últimamente lo necesario es hacer una especie de mezcla entre ambas, con resultados que varían entre lo exitoso y lo simplemente menos efectivo. La Estudiante y el Sr. Henri, pertenece a esta corriente de melodrama ligero (así como la película francesa Samba), donde hay un tono relajado para acompañar a un desarrollo de personajes fundamental. Los resultados, aunque no fantásticos, tienen muchas cuestiones a su favor.
La Estudiante y el Sr. Henri, del director francés Ivan Calbérac, trata sobre una chica joven que apenas se muda a París cuy nuevo arrendador le ofrece un trato: separar a su hijo de su esposa a cambio de renta gratis. Esto desemboca en enredos muy extraños que —de nuevo— están en una cuerda floja entre las ganas de ser irrisorio pero con un enfoque principalmente serio. La película no es de sensación lenta, pero su narrativa es definitivamente pausada, con personajes muy poco histriónicos aunque éstos también están guiados por un guión inteligente.
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A pesar de ser una comedia de enredos y de que los personajes tengan un buen desarrollo, es importante notar que la película en sí no es exactamente jocosa. Cuenta con el contraste ya recurrente entre dos individuos diametralmente diferentes (esta vez un poco por la edad y la actitud) pero con una dinámica un poco menos graciosa que en otros ejemplos como la película Amigos (el maravilloso dramedy de Olivier Nakache y Eric Toledano). Esta dualidad es el eje central de la película y aunque no es definitivamente divertido, tampoco es insatisfactorio. A través de un guión muy ameno, la comedia y risas no son necesarias, los personajes alcanzan a ser lo suficientemente contundentes por sí solos.
Por si fuera poco, la película cuenta con la actuación de Claude Brasseur. Tal vez no es un actor con el renombre de otros como Jean Reno o Gérard Depardieu, pero su talento es inigualable y su trayectoria lo respalda de manera perfecta, no por nada ha ganado el César a Mejor Actor dos veces en su carrera.