Desde el pícaro Periquillo Sarniento, hasta Harry Callahan, Pedro Navajas o el Chapo Guzmán, estos personajes canallas tienen esa denominación común, ser ruines, malvados o despreciables. Pero no solo dependen de esos adjetivos para vivir en nuestro imaginario, es un cierto equilibrio entre su repulsa y la heroicidad lo que hace de estos oximorones una fascinación en nuestra propia ficción. Esta idea de ser picaflor y leal compañero resultaba transversal entre generaciones; para hacernos sentir fuertes, que vivimos entre el mundo, cuando sentimos el lento andar del tiempo o ya no nos importa nada, un consuelo, una buena historia.

Sin embargo, ya no estamos tan seguros de qué tanto el estereotipo del macarra, ludópata, vicioso, solitario y bohemio dejó de ser un ejemplo a seguir como un estilo de vida posible y que nos pone a soñar en este horizonte gris.

https://www.youtube.com/watch?v=NXxS0-3Rpfc

En su nuevo álbum, Joaquín Sabina se perfila en la profunda ceremonia de un veterano que se ha tomado algunas copas y está a punto de confesarse; mirando a cualquier lado, con una mueca muy cerca de echar una carcajada para revelarnos que todo ha sido una mentira. Aunque te lo presente chapado, extrañamente perfumado, trazado al azar de metáforas fluidas bajo la producción y la pereza de Leiva y la colaboración exagerada de Benjamín Prado, uno solo piensa que es un maldito, sin dejar de apreciarle a ratos.

Arropado por la despedida de un personaje épico, que pudo ser un malandrín de poca monta cuando era más joven, amigo de Tolito y Satán, hincha del Atleti, cream del jetset y la literatura, pero que a diferencia de otros “canallas”, de su tiempo y lengua, le agradecemos que nunca haya intentado hacer cine. Y si bien es cierto que no creó la canción más hermosa, podemos achacarle fracasos, consuelos y un sentido respeto a las historias que desde lo insondable de cierta espiritualidad sin dueño han ornamentado la desventura de nadar a ras de suelo en nuestra pecera.

https://www.youtube.com/watch?v=G5IikU0o2eE

Un antihéroe que se da la extremaunción sin esperar al monaguillo y lo niega todo; un poeta que se escucha un poco cansado, y que seguramente si leyera lo que escribo (este maestro que es como esos abuelos que siempre ganaban batallas falsas), me respondería con toda la euforia de lo que se podrá descifrar en su lápida.