La exposición Terra, la materia como idea es una exploración por tres décadas del arte en barro del escultor mexicano Javier Marín. Alrededor de noventa piezas de ese material que simula a la carne -y con el cual los dioses ensayaron su máxima creación: el ser humano- componen la muestra que tiene como eje conceptual a la materia como evidencia de la idea.
La exhibición que está montada en el Palacio de Cultura Banamex forma parte del proyecto Corpus Terra, tres exposiciones simultáneas que revisan el trabajo del artista michoacano en diferentes materiales a través de distintos momentos de su trayectoria. En el Antiguo Colegio de San Ildefonso se puede visitar Corpus, la belleza de lo imperfecto; y, en La Plaza del Seminario en el Centro Histórico los transeúntes del espacio público pueden interactuar con tres cabezas monumentales hechas de bronce.
Cada muestra cuenta con una curaduría y con contenidos independientes, pero complementarios entre sí. En conjunto son la retrospectiva más extensa que se ha hecho del trabajo de este artista en México.
https://www.youtube.com/watch?v=V_pG7fX_LuY
Víctor Javier Marín Gutiérrez (Uruapan, 1962) es un artista visual reconocido a nivel mundial por su representación tan característica de la figura humana. Ha realizado más de 90 exposiciones individuales y ha participado en más de 200 exposiciones colectivas en México, Estados Unidos y Canadá, así como en varios países de Centroamérica, Sudamérica, Asia y Europa.
Su obra es una suerte de rompecabezas, un juego infinito entre el todo y sus partes. Aunque en ocasiones parece haber extraviado piezas, logra ensamblar algunas formas desproporcionadas de texturas áridas. Y, así, inventa "personajes de una raza fantástica".
"Trabajo con la figura humana de manera obsesiva y desde un punto de vista muy mío. Esta actitud no es premeditada, no es que yo quiera decir algo y entonces haya buscado ese medio para expresarlo; el proceso es distinto, siento y alucino la imagen, y el medio es mi cuerpo, la figura humana". (Barro, Landucci Editores, 2001).
El Banco Nacional de México, a través de Fomento Cultural Banamex, Fundación Javier Marín y Terreno Baldío montaron Terra, la materia como idea, exposición en la que se hace una revisión por los 31 años en que Javier Marín ha trabajado con el barro. Afición que comenzó a mitad de los ochenta, se consolidó en los 90 y, que de a poco, a ido reduciendo por experimentar con otros materiales y otras técnicas.
En la exhibición destacan dos ejemplares por su contraste: Banquito de 1984 y Reflejo VII de 2015. La primera es la representación de una figura femenina sentada sobre un soporte de metal, es su pieza más pequeña y es, formalmente, su primer ejercicio con la técnica del modelado en barro. La segunda es una escultura ecuestre de más de seis metros de alto hecha ex profeso para el patio central del Palacio de Iturbide, es su pieza más reciente y forma parte de Reflejos, la nueva serie en la que el artista está trabajando actualmente.
La premisa de la exposición Terra, es que la materialidad, en sí misma y como concepto, funciona como el eje dinámico que motiva la producción artística de Javier Marín. La materia delata el tránsito de la idea a la forma. En el proceso de composición se revela la idea. Su obra "acabada" es sólo la evidencia, el documento, el testimonio de esa idea.
La exposición se compone de casi un centenar de piezas de barro (muchas de las cuales nunca habían sido expuestas en México) provenientes de 35 colecciones públicas y particulares. La curaduría, a cargo de Silvia Zárate, directora de la Fundación Javier Marín, muestra la obra del artista desde una perspectiva poco abordada: la materialidad como evidencia de la idea y el proceso creativo del autor a través cinco referentes conceptuales:
1.- El accidente y la deconstrucción de las formas.
En el proceso de experimentación con la técnica del modelado en barro, Javier Marín descubre y desarrolla dos de los conceptos característicos de su obra: el accidente y la deconstrucción de las formas. Inicialmente, sólo ve en ambos soluciones técnicas, pero al notar que complementan el gesto expresivo (la materialidad) de las piezas, empieza a dotarlos de significados y a entender la materialidad misma desde conceptos como el todo y lo fragmentado, la unión y la separación.
“Al trabajar el barro aparece la necesidad de cortar las piezas por razones de espacio. El corte complementó mi trabajo con un gesto expresivo que se volvió indispensable no sólo como solución técnica, sino como una necesidad de comunicar la idea de desmantelamiento de la forma, de su deconstrucción..."
2.- El trabajo colectivo de diferentes voluntades.
En la pasta autofraguante el escultor encuentra la solución técnica a las limitaciones del barro. Este material le permite la exploración de la monumentalidad como una lucha metafórica entre su libertad creativa y la esclavitud que le impone la materia tradicional. Dos elementos surgen de este proceso y permanecen como constantes formales y conceptuales de sus obras: la utilización de los moldes y la intervención de otras personas.
Los moldes pasan de ser un contenedor de hule en el que realiza los vaciados de sus piezas a convertirse en el material mismo con el que las construye. La intervención de otras personas no se oculta, queda registrada en la obra como evidencia del trabajo colectivo de diferentes voluntades.
“Empecé a darme cuenta de lo valioso que son los criterios, las soluciones técnicas y la carga emocional del que colabora en mi trabajo. Yo quería que se viera su trabajo y ahora es un elemento fundamental en mi obra”.
3.- La intervención como gesto de libertad.
Al trabajar con los objetos de los maestros artesanos, Javier Marín se plantea la idea de la intervención como gesto de libertad. Dialoga con la materialidad estática de la talavera –sus colores, el brillo de sus esmaltes y sus formatos decorativos– con la intención de imprimirle una nueva libertad. Sus dibujos, sus frases, sus ensambles sobre y con talavera son diálogos para liberar a estas formas de lo inmóvil e inclusive integrarlas a pequeñas narrativas para “provocar un choque y liberarlo de su historia y del propósito de sus formatos”.
“Se me ocurrió trabajar a partir de lo que la talavera es, de sus formatos, de sus esmaltes y colores, y me puse a dibujar sobre vasijas y platos, intentando establecer un diálogo con estas formas que no se mueven, técnicas que no cambian generación tras generación”.
4.- La intervención como cambio de destino.
Javier Marín explora el trabajo de los maestros artesanos y los objetos populares bajo la prerrogativa de la intervención. Propone su intervención como cambio de destino: la naturaleza efímera de un objeto popular como la piñata de barro, encuentra un destino distinto al ser intervenida por el escultor quien le otorga otra dignidad, la dignidad del objeto artístico.
“Con las ollitas de piñata fue diferente. Por la humildad de la técnica de estas piezas destinadas a ser cubiertas de papel decorativo y romperse en un ritual tradicional, me interesó rescatarlas y trabajar con ellas para torcer su destino convirtiéndola en una especie de ánfora protegida. Decidí custodiarla con una base, una cubierta de bronce y un cinturón de protección formado por escritos en esmalte de talavera”.
5.- La transgresión.
La investigación de materiales y el intento de convertir la materialidad en la idea misma dan origen a la consolidación de una metodología que puede comprenderse desde el concepto de transgresión. El escultor transgrede los materiales al forzar que varios de ellos, opuestos entre sí, convivan en una misma pieza; transgrede el trabajo de otros al pulverizar la obra de los artesanos y al añadirla en la mezcla; transgrede el trabajo propio para cargar el objeto final no sólo con la mezcla de distintos materiales, sino con todos los significantes que él mismo le ha otorgado. Convierte lo inmutable en lo mutable. ¿Cuál es el resultado? La materia como evidencia de toda esa carga conceptual que consolida el trabajo de más de treinta años de investigación artística. La síntesis perfecta: la materia como idea.
“Tomo piezas de cerámica artesanal que han sido modeladas, esmaltadas, decoradas a mano y horneadas en un proceso precioso. Yo las pulverizo y las mezclo con una resina de poliéster que es un material sin ninguna tradición artesanal... logrando más allá de cómo se ve, cargar la resina de ese material y todo lo que se puede significar”.
La exposición Javier Marín. Terra, la materia como idea se puede visitar en el Palacio de Cultura Banamex (Palacio de Iturbide) ubicado en la calle Madero #17 en el Centro Histórico hasta el domingo 24 de enero del 2016. El museo abre de lunes a domingo en un horario de 10:00 a 19:00 horas y la entrada es gratuita.
https://www.youtube.com/watch?v=4aKV-RfeYV0
También puedes hacer el recorrido virtual de esta y otras exposiciones del mismo artista a través de la app.