La jornada 5 del Apertura 2014 era el pretexto ideal para confirmar que el gran presente americanista no es obra de un solo hombre y la partida de Raúl Jiménez es consecuencia de una gestión exitosa en busca de ser histórica. Morelia, por otra parte, no sabe lo que es sumar "de a tres" y en un torneo corto, cinco semanas pueden ser la división entre calificar o no. En la tribuna, el Estadio Azteca fue un reflejo de los equipos: una absoluta superioridad crema ante algunos destellos michoacanos en una esquina del inmueble. Confirmado: la victoria es el mejor de los motores para ir al estadio.
Sin sorpresas, el América desplegó un fútbol ofensivo y toda la propuesta del partido se jugó en territorio monarca y el gol deja su vestido de sorpresa para convertirse en una cuestión de tiempo. Sin embargo, siempre queda una línea que superar y Carlos Rodríguez, arquero de Morelia, cerró la puerta en diversas oportunidades.
Minutos finales del primer tiempo, el grito de un espectacular gol fue callado por un fuera de lugar. Para "chilenas" sólo Jiménez. Pero "tanto va el cántaro al agua que se rompe" y el partido no se iría en ceros.
La goleada era una posibilidad en el cubil amarillo, al menos en las tribunas. Pero el fútbol, aunque siempre impredecible, conoce sus cánones y como dijera Obdulio Varela en 1950 ante la magnitud de Maracaná: los de afuera son de palo.
La superioridad local se redujo a esporádicas llegadas americanistas contra los primeros coqueteos del balón a la portería de Moisés Muñoz. Coqueteos que encontraron la recompensa en los pies de Duvier Riascos. En este deporte, lo que importan son los goles.
La amnesia americanista no tardó en desaparecer y tras cinco minutos con igualada, Rubens Sambueza inclinó la balanza en favor de los de Coapa. Insisto, la finalidad de este juego son los goles.
Aunque la victoria es el mejor de los espejismos para criticar el desempeño de un equipo o un jugador, Carlos Rodríguez se erigió, por mucho, como la figura del partido, pues mantuvo a un gol de distancia el abrumador control del "Ave".
Una tras otra, goles cantados, Rodríguez tuvo a Monarcas en el partido y en uno de los momentos en que todo aficionado cree que su técnico es un genio, Comizzo envió a Depetris como cambio y el tanto del empate cayó por su cuenta. La perfección se estaba quedando en el "ya mérito".
Para Monarcas, sumar de uno en uno es la costumbre y aunque la vocación siguió siendo ofensiva, el conjunto purépecha esperó el final del partido sin más aspavientos.
Minuto 90. Llegó Oribe, el heredero de las breves glorias de Raúl Jiménez, quien encontró un balón en el área y su recién abierta cuenta goleadora en América sumó otro dividendo, suficiente para valer un final apoteótico para los superlíderes y la quinta victoria al hilo.
Ya en las entrañas del Azteca, Angel Comizzo declaró que tiene en el joven guardameta al mejor portero del país y que con esa propuesta ofensiva, los triunfos llegarán. El "Turco" Mohamed fue más reservado: el triunfo no necesita de promesas, aunque confesó que el "Ame" seguirá trabajando para evitar descuidos como el que casi les cuesta el paso impecable.
Con y sin Raúl, el América luce imparable, pero en nuestro fútbol la pregunta siempre será obvia: ¿hasta cuándo?
Omar García
@omarrgc