Anders Trentemøller es un danés que inició su carrera como DJ y creador de música electrónica ambiental, pero que con el avance de su discografía le ha impreso a sus composiciones una serie de sonidos más orgánicos, por momentos incluso agresivos. Esto se debe a su interés por elaborar algo cercano al rock independiente ―en específico, al post-punk―, además de agregar ciertos elementos de jazz, krautrock y música clásica. Esta moción por salir de su zona de confort puede convertirse en un arma en su contra y ahogarlo en un mar de propuestas, sobre todo en una escena actual en la que abunda la cultura de la mímica y el reciclaje. ¿Qué tiene Trentemøller ―y particularmente Fixion―, para ofrecer a sus seguidores? Trentemøller tiene cuatro álbumes. El primero, The Last Resort (2006), tiene básicamente el sonido electrónico ambiental mencionado arriba, con arreglos instrumentales, apoyados en sintetizadores. En Into the Great Wide Yonder (2010), utiliza instrumentos análogos y añade voces (principalmente femeninas), con lo que traza los primeros esbozos hacia el sonido más rockero que lo caracterizará en adelante. Para Lost (2013) continúa, pule y expande lo realizado en el álbum anterior, y ya se puede distinguir una personalidad propia. Dentro de esta evolución lógica, en Fixion ―su producción 2016―, consigue integrar mejor su propuesta híbrida, y el álbum completo fluye de manera natural. Ahora, el hecho que haya incorporado nuevos sonidos a su música, no implica que haya dejado atrás sus inicios de electrónica ambiental: su gran acierto es haber mezclado ambos mundos, con lo que ha logrado crear ambientes oscuros y densos, que capturan a quien lo reproduce en lo intrínseco de la mente y emociones del músico de Copenhague.
Entre las personalidades invitadas, nos encontramos con tres mujeres vocalistas: Marie Fisker ―quien también apareció en Lost―, Lisbet Fritze (ex-cantante de Giana Factory) y Jehnny Beth, de Savages. Su evidente preferencia por voces femeninas nos hace recordar algunas bandas post-punk como Siouxsie and the Banshees o Xmal Deutschland, y el tono frío y oscuro de la música evoca algunas obras de los ochenta ―en específico el Pornography de The Cure―. Claros ejemplos de esta tendencia son "One Eye Open", "Redefine" y "Spinning". También podemos escuchar piezas instrumentales de corte experimental, desde la chirriante "Sinus" hasta la pesada "Circuits". Los cortes aquí mencionados tienen manufacturas muy diversas, y aunque en una primera impresión pudiera parecer que no pertenecen a la misma obra, después de un par de vueltas consiguen encajar y ganarse al receptor, si bien cada experiencia resulta diferente y… ¿por qué no?, sorpresiva. Incluso la portada tiene una estética diferente al resto de su catálogo: nos presenta una organicidad artística… que a la vez permanece suspendida sobre un gélido fondo blanco. Una imagen congruente con la música.
https://www.youtube.com/watch?v=fGaF2VUV2kc
Estamos ante un músico talentoso, versátil, y lo más peligroso: temerario. Trentemøller no duda ante la idea de sacudir al público y a la crítica con ideas locas, innovadoras, contrapuestas y ¡claro! arriesgadas, que pueden complacer a todos o a nadie, pero que no dejan de ser interesantes, además que en el proceso se sacude el mito de que los DJs no son músicos. Y después de escuchar lo que puede hacer en estudio, es comprensible que le entren a uno las ansias de ver cómo lo hace en vivo: en este terreno, al danés no le ha ido mal. Desde que armó su banda en 2007, ha ofrecido cerca de 300 conciertos ―índice inequívoco de que es un cocertista de gran calidad.
Por otro lado, más allá de la música, Trentemøller ha hecho algo más que recrear un estilo: ha adoptado a su manera la filosofía DIY (Do it yourself - hazlo tú mismo). Es multi instrumentista, produce sus álbumes (y los de varios artistas más: Mikael Simpson, Giana Factory, Darkness Falls); además tiene su propio sello discográfico: In My Room. Hay tantos grupos que reviven al post-punk en estos días, que Trentemøller se arriesga a caer en el cliché, pero lo importante es la manera en la que él lo interpreta desde su persona, su estética electrónica o incluso su nacionalidad. En la actualidad difícilmente va a salir algún acto con un sonido "nuevo"... lo importante es lo que nos transmita a cada uno. Y en ese sentido, Fixion tiene muchos recompensas por descubrir para quien lo adopte.