FICM 2021 — Día 1: Un Leonardo, terror mexicano y poemas visuales
The Lost Leonardo
The Lost Leonardo cuenta la historia de la pintura Salvator Mundi, que lleva más de una década causando controversia en el mundo artístico. La primera controversia, retratada debidamente en el documental, se trata de un problema de atribución, ya que Salvator Mundi comenzó a dar las rondas entre la inteligencia artística por ser una pintura perdida del maestro italiano Leonardo Da Vinci. Este descubrimiento es de carácter descomunal, y aunque puede sonar como una curiosidad, Andreas Koefoed, director de la cinta, es experto en hacer el relato amable e intrigante.
La mejor cualidad de The Lost Leonardo se encuentra en sus segmentos posteriores, donde la materia de atribución agrega más bien a un tema extenso: el negocio sucio que involucra el dinero en el mercado del arte. Oligarcas rusos, esquemas inmensos de lavado de dinero, líderes de países con récords bajísimos de respeto a los derechos humanos (incluso algunos con serias acusaciones directas de asesinato a periodistas) y entramados políticos de hipocresía son tan sólo algunos de los otros temas que atraviesan The Lost Leonardo, un didáctico pero también esclarecedor largometraje sobre lo fríos y despiadados que son los mundos que uno, quizá de forma ilusa, cree que son inofensivos.
El Hoyo en la Cerca
Joaquín del Paso está claramente interesado en la realidad mexicana. Su primer largometraje, Maquinaria Panamericana es un compendio de cábula absurdista hacia la burocracia, los jefes, la industria y las relaciones laborales. Para su segundo largometraje, El Hoyo en la Cerca, la intención aún observa la realidad mexicana, pero desde otra arista, y con resultados diferentes. Mientras Maquinaria Panamericana juega con la comedia y el sinsentido, El Hoyo en la Cerca es clara —quizá demasiado— en su crítica e intenciones.
El Hoyo en la Cerca condena de forma lacerante un sistema educativo particular, basado exclusivamente en moralidad religiosa (de tipo confesional) y que desemboca en los aspectos más repulsivos —y desafortunadamente comunes— en ciertos sectores de la población mexicana: hombría y machismo envenenante, homofobia inconfundible, racismo y misoginia. Y como buena película de cierto comentario social, El Hoyo en la Cerca juguetea con un género predilecto para estos fines: el horror, con una cámara en movimiento siempre ominosa, como de un demonio observando a lo lejos. El Hoyo en la Cerca recuerda que estos demonios en la sociedad no surgen de la nada: los hicimos y criamos nosotros.
Travesías
El director Sergio Flores Thorija introdujo Travesías como el producto de esfuerzo y amor. Estas cualidades son palpables en la pantalla, donde la historia de dos personas en lados opuestos de la frontera se desarrolla con trágica certidumbre. Travesías sigue de forma paralela a dos individuos con perspectivas opuestas sobre la frontera, el país del otro lado y los habitantes o migrantes que habitan ambas. Actuada por actores debutantes; el compromiso de estos artistas (especialmente de Alejandra Carrillo) es quizá la cualidad más grande del largometraje, donde su fragilidad es palpable y un sentimiento de tragedia es cargado con aplomo por esta dupla que —a pesar de jamás encontrarse cara a cara en la película— está unida más allá de lo evidente.
Boy Meets Girl
El Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tiene la maravilla de siempre mostrar películas en pantalla grande que probablemente sería imposible ver de otro modo. Este es el caso de Boy Meets Girl, primer largometraje del realizador francés Leos Carax, y proyectado por motivo de una retrospectiva a su obra.
En Boy Meets Girl se observa el talento de Carax de forma bruta y llena de sus influencias: nueva ola francesa y cine nórdico. Todas estas corrientes culminan en esta obra melancólica e irresoluta sobre un enamoradizo joven y la chica con tendencias suicidas que conoce.
Boy Meets Girl es un genial antecedente a una de las carreras más sui generis del cine contemporáneo.
Faya Dayi
El khat es una planta consumida principalmente por musulmanes sufis; usualmente con fines religiosos. Durante las últimas décadas, la planta se ha tornado en una comodidad semi alucinógena. En resumen, es una suerte de droga que —como otras drogas— su comodificación genera cambios en el tejido social que rodea su producción. Faya Dayi es un documental sobre esos cambios, pero sería un error pensar que el largometraje lo explica de forma convencional.
Como muchas otras críticas que elogian la cinta, Faya Dayi es un largometraje en tono poético, completamente en blanco y negro y despojado de explicaciones o entrevistas convencionales. Dirigida por la mexicana etiope Jessica Beshir, y plagada de suites ambientales de William Basinski entre otros compositores.
Faya Dayi es una experiencia, una película en extremo sensorial, que ojalá pudiera tocarse con las manos.
Lee más sobre nuestra cobertura del Festival Internacional de Cine de Morelia: FICM 2021 — The Lost Daughter: Una madre perdida