Por Rorra (@musiqnonstop)
En una tarde de sábado que hacía todo más fácil, transcurrió el Festival Marvin 2014. Entrada la tarde, nos lanzamos a una de las sedes en Álvaro Obregón, Tara, donde se iba a presentar Boogat, este chico de Montreal con herencias latinas: su padre es paraguayo y su mamá mexicana.
La bella terraza del Tara, el excelente día que hizo ayer y la música, creaban una atmósfera acogedora. Antes de que Boogat empezara su set, el ambiente fue preparado por el rock psicodélico/andino de Rafi El. Este argentino/judío criado en Los Ángeles, quien con sus canciones suaves, con ritmos sudamericanos, distorsiones y una batería eléctrica empezaban a mover las caderas de los pocos que tuvieron el gusto de estar ahí presentes.
RAFI EL
La influencias sudamericanas estuvieron muy presentes. Boogat trae una excelente combinación entre batería eléctrica, synths y unos riffs de guitarra con distorsión. En canciones como “Know Your Heart” escuchamos un poco de rap por parte de Rafi, mientras ritmos dubberos agitaban las cabezas de la audiencia.
El lugar desafortunadamente —pero a la vez afortunadamente— no estaba repleto, esto permitió que se creara un lazo con una fuerte conexión entre el público y Rafi El.
Algunos de los tracks de su álbum debut Ay de Mi (Dutty Artz, 2014) estuvieron presentes: “Icaro”, el ya mencionado “Know Your Heart” y “San Marcos”, entre otros. Uno de los momentos cumbres fue el cierre, en el que tocó un cover al éxito de Depeche Mode: “Just Can’t Get Enough”.
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BOOGAT
El lugar empezó a llenarse en lo que el buen Pablo Borchi de Beat Buffet (quien por cierto no paró de bailar) agilizaba todo para la siguiente presentación: la de Boogat. El público sabía que el baile y la fiesta se iban a poner sabrosos. MC Boogat se subió al escenario con su DJ, en ese momento el sabor latino se apoderó (si no es que ya lo había hecho) del Tara. La energía de Boogat se sintió desde el momento en que agarro el micrófono por primera vez, dando las gracias a todos por su presencia e inclusive bromeando un poco.
Es innegable que hay una similitud entre Boogat y Calle 13, pero hay algo en Boogat, tal vez sea su juventud y sus ganas de demostrarle a todos de lo que es capaz, que hacen que sus presentaciones sean vibrantes. Utilizando su herencia latina al máximo.
Con canciones que utilizaban samples de otras grandes canciones como "You Don’t Love Me" de Dawn Penn o "Matador" de los Cadillacs, Boogat metió de lleno al concierto a aquellos que aún no estaban seguros de lo que veían o de si realmente le iba a gustar ... el baile los atrapó. Las canciones más aclamadas fueron la colaboración con los Frikstailers “Hazlo Tú Mismo” y el excelente uso de "You're So Gangsta" de Chromeo en “Los Gangsters Sí Bailan”
La respuesta del público fue excelente, el lugar casi se llenó y todos estaban metidos en el baile y el goce, en colaboración con el artista, lo cual siempre es apreciable por más mínima o extensa que sea la audiencia.
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por Betoques (@aybetoques)
FRIKSTAILERS
Sonorizando el calor y haciendo del sabor-baile-tropical de computadora algo itinerante, Rafa Caivano al lado de Lisandro Sona (los Frikstailers) reforzaron la costumbre de porqué disfrutamos tanto su música y acto.
Subieron al escenario con sus características pelucas que parecen haber sido el resultado de una visita a fantasías Miguel y a pocos minutos de la primera secuencia de sonido que detonaron, la gente ya se había soltado a bailar. Algo que distingue a los Frikstailers, y que les da mucho caché, es la reutilización que le dan a los instrumentos de Guitar Hero para ser usados como pads de sampleo. La combinación de sus elementos de vestuario adherida a su música junto con los instrumentos de videojuegos modificados hace que varios anhelemos a que eventualmente se lance un videojuego “Frikstailers vs Los Dictadores del Ritmo”.
Durante su show sonaron canciones de su último LP titulado En Son de Paz (ZZK, 2013), entre ellas fue “Originario”.
Un momento especial de la tocada, fue cuando sonó el edit de “Diz IZ Why I’m Hot” que le hicieron a Die Antwoord:
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Los Frikstailers cargaron de calidez y energía a un ambiente que ya tenía calor, funcionando como un buen calentamiento para el lineup con similitudes de frecuencias que lentamente iba en ascendencia.
por Re Esteva (@subhigh)
PHÈDRE
Muy canadiense en todo el estereotipado sentido de la palabra. Desde que los integrantes de Phèdre llegaron al escenario y comenzaron a armar su set para cerrar el venue del Pata Negra, se notaba que eran tímidos, simpáticos, agradables... y que estaban un poco locos. Ya que salieron al escenario, aparecieron transformados: de canadienses comunes y corrientes pasaron a ser criaturas con caras/máscaras/telas rosas y unos atuendos como sacados de una prisión futurista.
Y en la prisión futurista que parecía el Pata Negra, lo que se escuchaba eran los extraños sonidos (que en el Facebook de Phèdre se describen como “broken love”) de April Aliermo y Daniel Lee. Los que estaban hasta adelante bailaron con April, que se bajó del escenario un buen rato, y entre canciones tranquilas como “Aquarius” y tracks intensos medio modificados al momento, más de uno salió del Pata Negra confundido y sorprendido por el críptico y psicótico acto de Phèdre. Lo más curioso del show: una decoración hecha con unos simples mandiles azules de conejitos “chibi” y adorables que cambiaban de color por un efecto rarísimo de la iluminación.
Los Rusos Hijos de Puta cerraron el Caradura y aunque no había demasiada gente en el lugar como para no poder respirar, la fuerza histérica de los argentinos hacía que costara trabajo mantener un ritmo cardíaco específico. Además de tener uno de los mejores nombres posibles para que el público se divierta al decir cosas como “vamos a beber con los RUSOS HIJOS DE PUTA”, esta es una banda con lo que parece ser un futuro prometedor en México.
Entre sus atuendos como soviéticos/”Tumblrianos”, sus guitarrazos violentos, los tarolazos de Flor Mazzone y los gritos de la explícita Luludot Viento, Los Rusos Hijos de Puta tocaron muchos de sus tracks más agresivos, incluido “Tu Mami”, que básicamente, dice que “tu mami no me quiere, pero yo te quiero igual”. Y justo así fue su presentación, directa, cruda y poderosa; el perfecto cierre para un lugar como Caradura, donde si quieres ver aunque sea a un integrante de la banda, tienes que ser muy alto o empujar a todos los “Hijos de Puta” que están en tu camino.
por Alan Luna (@AlanisMoon)
Caradura. Caras conocidas. Caras entusiasmadas. La primera participación de la BBL en un Festival Marvin fue como la esperaban los que acostumbran verlos: memorable. Porque hay bandas que nacen para grabar discos y otras que nacen para ser vistas en vivo, Big Big Love pertenece al segundo rubro. Sí, Santiago, Patricio, Marco y Marcos, graban cosas y son buenas, pero no cabe duda que la experiencia se intensifica cuando estás frente a ellos. Con un EP y dos sencillos —uno de ellos canción de la semana en iTunes—, los muchachos de Big Big Love se han hecho fama de boca en boca, con conciertos inolvidables y dejando todo en el escenario mientras los demás corean los muchos "oooh" que adornan sus canciones. La mejor manera de propagarse. Chéquenlos en sus redes sociales y si alguna vez ven su nombre anunciado, denles una oportunidad, cuando "Immortality" de las primeras notas de vida, agradecerán haber ido.
Minor Shadows
"No entiendo ni madres", dijo una niña. Si hubiera traído unas chelas encima, seguro le hubiera contestado algo, pero me limité a sonreír. ¡Qué bueno que no entiendes nada! Hay cosas que no debes de entender. Minor Shadows es un acto de concatenación. Ritmos fusionados que van desde el dub, hasta el indie pop más tradicional acompasado con el sonido de marimbas. Aprovechando las posibilidades que nos da la tecnología hoy en día, los Minor Shadows de componen de dos integrantes: Pablo Mendía y Carlos Arteaga. Uno en los sintetizadores, el otro el la guitarra, voces y percusiones electrónicas. Para algunas canciones, invitaron a Marco Carreón, guitarrista de la Big Big Love, y a Sebastián Neyra de Little Ethiopia para que completaran la alineación. Una amiga me dijo: "Si Phèdre y Minor Shadows se escucharan mutuamente, serían los mejores amigos", y probablemente tenga razón, sus amalgamas musicales son parecidas, aunque quizá los de Canadá puedan pasar por más fiesteros. "Lucky Children", el sencillo que más hemos escuchado de los chilangos, sirvió como un perfecto cierre, aunque no creo que haya sido ni un poquito más entendible para la señorita despistada... Y mejor así.
por David Segundo (@muranio22)
Aj Dávila
Después de media hora de retraso, las brisas cálidas de Aj Dávila fueron las encargadas de inaugurar el Salón Covadonga. El boricua presentaba su disco debut Terror Amor (Casete, 2014):
-Instantes de pop playero que creaban pasos de twist inaccesibles
-Sucesiones lo-fi que recuerdan al estruendo de Dávila 666, garage clásico y potente.
-Voz satánica a cargo de Selma Oxor; éxtasis incendiario con "Lo que no será".
-Frenesí necesario para iniciar el Festival Marvin.
Montenegro
Ecos en ajo. Se sabía muy poco de Montenegro; sólo estaba ventilado un gran disco homónimo que salió a principios del año. Los solventes se expanden como fuente cristalina en el Salon Patanegra. Hiperventilación sigilosa entorno a manchas esparcidas de noise y shoegaze. Voces fantasma se pierden en frecuencias maquinales. Cumbre en etapa de desmaterialización y final con trinar senoidal. Concierto brutal, lo mejor de la primavera nacional.
TYU
TYU fue de los artistas más recónditos del Marvin. Era demasiado raro escuchar electrónica a las 3 de la tarde en Un Teatro. Techno acuoso: toques amazónicos pueden terminar en crescendos de vapor-wave. Disporias que trasladan a parajes insondables. Territorios experimentales que rápidamente cambian de piel como gecko. Levantamuertos y chingacrudas, mucha calidad nayarita para sólo tener 19 años.
por Noemí Cortez
The Growlers
Una de las bandas más esperadas entre los asistentes eran The Growlers, y aunque hubo algunos percances para poder entrar al salón Covadonga, eso no impidió que dieran un espectáculo lleno de psicodelia, luces tenues y un garage sucio. Muchos, aunque agotados por haber estado toda la tarde recorriendo y viendo a muchos más grupos, esperaron para poder escuchar de la voz de Brooks Nielsen en “One Million Lovers”, donde los espectadores disfrutaron de ese ambiente sesentero, que suele caracterizarlos.
Temas yuppies y folks de esta agrupación hicieron que durante 40 minutos los asistentes estuvieran relajados, gozando de la música que al final eso era la misión del festival, reunir a todos aquellos melómanos en un sitio disfrutando a una de las bandas que dejan todo en el escenario.
Los Hawaiian Gremlins se acompañaron de un buen clima y espectadores con camisas hawaiianas, ansiosos de verlos tocar. Esta vez ofrecieron un show completamente diferente, una de las sorpresas de la banda, fue que incluyeron un baterista en su alineación, el invitado misterioso era ni más ni menos que Santiago Mijares de la agrupación Big Big Love.
La decisión de introducir a un baterista en HG es bastante acertado, y al parecer fue del agrado de muchos, despertando curiosidad entre las personas que deambulaban por el lugar, para asomarse y quedarse a verlos. Así fue como Hawaiian Gremlins ya no son solo un trío de adolescentes que se quedan como una banda más. Se nota que se encuentran en un proceso de maduración, dejando el alma y el corazón en el escenario, tomando mucho más enserio lo que hacen, reflejándose en la audiencia que no dejaba de corear en canciones como “Closer & Closer & Closer” o “Bright Lights”, de su más reciente EP Girls (GremlinWave, 2014).
por Santiago Moyao
Roy MT
Presentándose en la cantina del Covadonga, Roy se acompaña de una light band con la que elabora un sonido envolvente, que con suaves beats permea el espacio y admite un trance que sacude de lado a lado. Deleitó con parte de su nuevo EP que se titula Monstruos del mañana, mencionando la imagen de OVNIS en su ventana y la cual es fácilmente imaginable una vez que uno se sumerge en su material. Con distorsiones en la voz y fluctuantes percusiones, Roy terminó con “Trópico de Cáncer” canción por su naturaleza serena y sensual sacudió suavemente el piso de la vieja cantina culminando con evidencia potencial y un futuro prometedor.
Los Esquizitos
Situados en un paisaje verdosa y con cerveza en mano, la gente esperaba la aparición de Los Esquizitos, banda que cumple 20 años y que con fervor y gusto se posan en el escenario para liberar su sonido característico de garage rock. Fieles seguidores encontraron su lugar cercano al escenario y explotando en el slam cuando la situación lo ameritaba, mientras que en la parte trasera se podía ver a curiosos o a fans con niños que buscaban acercarlos al legendario grupo. Su setlist consistió principalmente en covers de The Talking Heads, Pixies, The Cramps, entre otros pero siempre con el crudo y singular tratamiento de la banda, y por supuesto su clásica “Santo y Lunave”.
Dreamers
El dúo de LA de techno punk se sitúa en el escenario, se colocan cerca de sus respectivas herramientas; él, Robbie Williamson, toma sus baquetas y se posiciona entre las percusiones, ella, Megan Gold tantea la mezcladora y saluda con discreto un “hola, we’re Dreamers”. Estas dos figuras, de apariencia serena, de pronto se tornan enérgicas y explosivas cuando liberan una ráfaga de sintéticos sonidos sobre los que Gold y Williamson ejecutan tanto la voz como las percusiones respectivamente.
Sin embargo, el público congregado en Cinespacio 24 se notó un tanto distraído, algo que posiblemente los artistas notaron puesto que después de unas seis canciones repentinamente y sin señal alguna, el acto terminó con una duración de más o menos unos 30 minutos.
por Sofia Viramontes
Go!Zilla
El psico-punk de los italiano Luca, Fabio y Mattia fue una experiencia compleja y única. Después unas cuantas canciones con público que se mueve de manera monótona con el simple doblamiento de las rodillas en un lugar que está suficientemente lleno como para no sentirse mal por la banda, pero con espacio de sobra para bailar sin tocar a otra persona. El momento de ruptura para la banda fue cuando Luca —el vocalista y guitarrista— comenzó a tener problemas técnicos con el sonido de su guitarra. Los silencios incómodos y público expectante motivaron a la banda a volver a empezar con mucha más fuerza.
Después de anunciar que solo quedaban cuatro tracks más, los espectadores comenzaron a echarle un poco más de ganas y se fue formando un pequeño gran público que coreaba “I’m Bleeding”. Además, la banda decidió regalar dos camisas y dos viniles de su último LP Grabbing a Cocodrile, pero no simplemente los aventaron, sino que subieron a dos fans a bailar al escenario. Para el cierre, más gente fue invitada a reventar al escenario, y con brincos descontrolados se fue formando un slam en el centro de la triangulación de la banda, que concluyó con ellos rodando en el piso junto con el vocalista.
Niño Árbol
Compartir horario con los headliners nunca es fácil, pero con la atmósfera que Niño Árbol tenía prometida desde la explicación de su último EP, el pequeño espacio del venue Un Teatro se llenó de bucles musicales mientras el joven de tan sólo 18 años demostraba que no es nada más la edad lo que da experiencia. A pesar de que tuvo ciertos tropiezos, Kevin Martínez demostró amplio conocimiento sobre lo que estaba haciendo, dándole remedio instantáneo a esas pequeñas equivocaciones. El público presente parecía ser muy fiel al artista y bailaba en cuanto él empezaba a subir los beats, provocando a los que estaban ahí nada más para ver qué estaba pasando, a hacer lo mismo.
La psicodelia que traía el Niño Árbol fue un cierre adecuado para Un Teatro, dejando a los escuchas con ritmo para seguir la fiesta un buen rato más y con buen sabor de boca sobre el trabajo de este reciente personaje musical con tracks como “Isa” y “Fritos”
Por Ricardo Marín (@reecardough)
Tino El Pingüino
Acompañado de su productor y beatmaker, Maiky Navajas, Tino el Pingüino salió a la Cantina del escenario Covadonga a romperla durísimo. En el set predominaron canciones del último disco Tu Anti-Héroe Favorito, donde “Hola (Me Dicen el Diebena)” o “Lo Juro, Mi Ex-Novia era un X-Men” (canción que cerró) fueron las que desataron al público. Entre rimas ponedoras y un flow que nunca cesó, el rapero del DF logró contagiar una vibra doble h como se ven en pocos shows de hip hop en el mundo. Es decir, en sus presentaciones, Tino parece actuar como rapero principal y hype man al mismo tiempo. Definitivamente, si sus discos no son suficiente, sus presentaciones en vivo demuestran el versátil talento que tiene este MC mexicano, hoy en día uno de los mejores.
por Chelita (@Se_los_dije)
Francois Peglau
Una de las atracciones que hacen del Festival Marvin único en la Ciudad, es la variedad de foros con los que cuenta. Un acierto que este año literalmente le dio un aire fresco al festival, fue el escenario del Parque España, mismo que recibió a Francois Peglau, peruano radicado en Londres que llenó con su fino pop-folk, el escenario más natural del festival.
Durante 40 minutos, Francois logró atrapar al escéptico público que no lo conocía, y también, a quienes ya lo esperaban con ansias. Canciones como “Costa Rica” fueron ideales para darse un respiro, dejarse llevar cual hoja al viento y disfrutar de tan pintoresco show.
Mexican Dubwiser
Un considerable retraso de más de 2 horas, agotó poco a poco la paciencia de quienes llegaron a la Cantina Covadonga para la presentación de Mexican Dubwiser. Mientras la espera se alargaba, los más aguerridos fans, escucharon la prueba de sonido del regiomontano que más tarde, le inyectó una buena dosis de cumbiatrónica al Festival Marvin. Algunos desistían definitivamente, otros decidieron subir al Salón Covadonga a ver el show de AJ Dávila, que por cierto, ya entretenía a los asistentes con sus guitarrazos garageros.
A Mexican Dubwiser le llevó varios minutos enganchar al público con su presentación, pues la cantina Covadonga medio llena y una que otra mano al aire en señal de entusiasmo, delataban que su presentación se vio opacada por el retraso de ese escenario, sin embargo, sencillos como “Bad Behavior”, “Revolution Radio” y “Trouble in My Soul”, rescataron y calentaron los ánimos de los asistentes.
*Todas las fotografías tomadas por Luis Calleja, Paulina Maqueda y Ricardo Marín*