Evolución, lo vivido en el festival de jazz de la Riviera Maya
PLAYA DEL CARMEN.- Bajo el cielo negro de Playa el equipo de productores e ingenieros aguardan a que la lluvia se detenga para desmontar y dar por concluida la primera edición digital del Riviera Maya Jazz Festival. En este destino para saber si es de noche hay que voltear al cielo y atestiguar su oscuridad, pues con su clima cálido puede ser confuso y combinado con el ambiente que genera esta fiesta, aún más.
Mientras se toman las últimas fotos oficiales de las bandas, en el balcón destinado a la prensa, escuchamos a Leandro Livschitz hablar sobre los esfuerzos que son necesarios para montar un festival y los beneficios que traen consigo a los destinos que los acogen.
Lejos de su natal Argentina, Livschitz explica cómo ha sido la evolución del festival Wine Rock, que comenzó en la ciudad de Mendoza y este año celebró su décima edición en Buenos Aires y es una experiencia que mezcla dos grandes valores de aquellas tierras: degustar los mejores vinos de la región y escuchar a grandes músicos de su escena —algunos que han trascendido fronteras— como Coti, Paula Neder, Babasónicos, Kevin Johansen y una lista que llega hasta los Enanitos Verdes.
Que la evolución, la lluvia y la música sirvan de marco para conocer las nuevas propuestas que ofreció el cierre del RMJazz Festival y entender que todo cambia y lo que fue pero ya no es.
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En el año de las mayores alteraciones a nivel mundial, hasta los dichos más famosos pueden cambiar: “Después de la calma, ¿viene la tormenta?” diría luego de estas cadenciosas y cálidas veladas festivaleras, frente a las afectaciones climatológicas.
En Ibero 90.9 insistimos en reconocer al equipo que durante los tres días de concierto, resistió las lluvias intermitentes e hicieron lo necesario para cumplir sin contratiempos la transmisión de este evento que reunió a una escena internacional y que espectadores presentes —los menos— y a distancia pudiéramos disfrutar.
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Para hablar de Memo Ruiz hay elegir un ángulo. Se le puede evocar ya sea desde su etapa como solista o también como músico de estudio para las mejores voces que dominaron la industria radiofónica a finales de los años 70. La época dorada de los cabarets y centros nocturnos del Distrito Federal.
Bolero, flamenco y jazz, fueron los géneros que el maestro Ruiz interpretó en guitarra y voz, acompañado por Fernando Soto (guitarra Flamenca), Armando Becerril (bajo), Alejandro Barajas (percusión) y Rafael Gesto (trompeta). Para esta presentación, incluyeron a la bailarina mexicana Alejandra Águila, quien con abanico en mano subió al escenario para interpretar sus mejores sevillanas.
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El sol se va ocultando en Playa Mamitas cuando llega el segundo acto en este último día del festival. Se escuchan constantes las notas de un teclado, mientras Natalia Marrokin se acomoda el cabello frente a las cámaras.
Con “Lo perdí”, ella abre su show en el que desde el arranque nos demuestra la potencia de su voz, acompañada de músicos virtuosos en cada uno de sus instrumentos: Cedric Huesca en la guitarra, Alfredo Soto en los teclados, Zurdo Ortega en la batería y Rubén Limas en el bajo. Cinco jóvenes que deberían ocupar más de una barda promocional.
Con apenas 26 años a cuestas, Marrokin prueba que la música bien hecha puede compartir espacio con la de músicos que son grandes referentes del género, y que le doblan o hasta triplican la edad, en los festivales. Esta joven tiene una gran selección que va del funk al pop, y del blues al rock y mucho jazz. En su aparición nos ofrece canciones en inglés y español que hablan de la vida, el amor, los momentos difíciles y los grandes ídolos como Miles Davis.
Índigo, el último álbum de Natalia Marrokin, está listo para ser presentado en otros festivales nacionales como Vive Latino, Corona Capital, o “Listos para el festival internacional Austin City Limits” —como dice el maestro Fernando Aceves—, el siguiente de esta escena.
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Escuchar a Pepe Hernández & Paco Rosas Quintet, es una forma de preservar la historia y no renunciar a la memoria. Con sus arreglos musicales, logran contar la vida. Por algún tiempo, ellos dos fueron los responsables de las canciones que mantenemos en el consciente colectivo.
Acompañados por Víctor Loyo (batería), Jorge Pacheco (teclados) y Cristian Mendoza (saxofón), estos cinco músicos abrieron su participación con “Tough Living”, un tema del guitarrista mexicano Paco Rosas y por una hora interpretaron acordes de funk, jazz y rock en los temas que tocaron. No faltaron las improvisaciones y una admiración y respeto constante por el sonido del otro, que hasta parecía palpable para los pocos presentes.
El cierre se acerca. Palabras en honor a los organizadores, a los demás músicos y, por supuesto, al baterista mexicano Fernando Toussaint, marcan este momento. Y al son de “Grooveman”, del bajista Pepe Hernández, concluye el primer festival a distancia de jazz desde el Caribe mexicano.
Cuando todo se acaba, a Playa del Carmen el mar es lo que siempre le queda.
El jazz es movimiento, evolución, transformación y mucha improvisación, y más este año que la emergencia sanitaria nos lo exige. A todo el equipo del RMJazz, gracias por hacer esta cobertura posible.