Las taciturnas reflexiones de Cigarettes After Sex
"La música lenta es aburrida", es lo que dice un buen amigo cuando le platico de Cigarettes After Sex durante una fiesta. Yo le digo que las cosas dependen mucho de la situación, del estado de ánimo, de encontrar el placer de la contemplación. Y así, el romanticismo se apodera de mí... pero no dura más de 15 minutos. En el sonido de la fiesta empieza “Disco 2000” y el espíritu de Jarvis Cocker domina los cuerpos. O tal vez sólo fueron los shots. No importa, lo relevante es que la discusión acabó tan rápido como comenzó. A pesar de ello, esa oración vive eternamente en la mente de muchos más. "La música lenta es aburrida", "La música lenta no es para la mañana", "Hace calor, ponte algo más movido", "Ya es de noche, me vas a dormir con tu música", es lo que se escucha, es lo común. Pero, ¿de verdad la música lenta es aburrida? ¿Por qué la necesidad de frenesí constante?
Greg Gonzalez es de El Paso, Texas. Tiene una voz grave cuando no está sobre el escenario cantando temas que parecieran ser interpretadas por una mujer. Es fanático de “Baby” de Justin Bieber, de los sencillos ochenteros de Madonna, del pionero del minimalismo Steve Reich y también de los Smiths y Françoise Hardy. Cigarettes After Sex comenzó como un proyecto que se transformó en banda. YouTube funcionó como su catapulta, donde las miles de reproducciones que consiguió avivaron el fuego y la pasión por las canciones de Gonzalez.
Todo disco que se quede impregnado en la memoria, tiene algo vivencial. Es el máximo sacrificio del artista, poner algo de sí mismo en un producto que todos tendrán la oportunidad de apreciar. Para Greg, las historias de amor personales se ven reflejadas en sus letras. "Es algo natural", dice. Y es que la inspiración puede llegar de donde sea, de quien sea y como sea.
Por ejemplo, de Kristen. El LP debut de Cigarettes After Sex abre con “K”, una sola letra que implica incontables cosas para Gonzalez. Lo que alguna vez fueron relaciones sexuales sin ataduras, pronto se convirtió en atracción, en algo más que lo carnal. Eso que muchas veces se quiere evitar a toda costa, el caer en el pozo de la preocupación, de los sentimientos y de la pasión. Kristen se va y Gonzalez inicia uno de los discos más bellos del 2017.
En casi todas las entrevistas, a Greg se le acusa de ser alguien oscuro, como Morrissey, Matt Berninger de The National o Cat Power. Él prefiere reírse y decir que, aunque no lo crean, es un optimista. No cabe duda que la música de Cigarettes After Sex tiene algo (o todo) de umbría. Es vida para los noctámbulos, para los románticos, para los contemplativos y los alienados. Aquéllos que quieren gritar cosas pero lo introvertido se los impide. Los que prefieren soltar la mano de la persona especial al primer roce, en vez de no soltarla nunca jamás. Los que aceptan al dolor como un viejo conocido, de ésos que no siempre gusta cuando tocan a la puerta, pero a los que invariablemente se les recibe con media sonrisa, dos —quizás tres— lágrimas y las copas listas sobre la mesa.
Los melancólicos son personajes complejos, de polaridades establecidas y tonalidades dispersas y volátiles. Para Greg Gonzalez, Cigarettes After Sex es su banda sonora perfecta; pero también lo es para los ansiosos, para los que intentan conciliar el sueño, para los enamorados y los desenamorados, los pasionales y los abatidos. En pocas palabras, es el soundtrack perfecto para los seres humanos. Ya sea con “Apocalypse”, y la desesperación por no encontrar la estabilidad con la persona que parece perfecta; o “Sweet”, en donde, con gusto, dejarías el alma por una relación amorosa; o la brutal, directa y agresiva “Young & Dumb”. En Cigarettes After Sex también hay coraje y bravura. La cohesión de la pasión.
Con un disco como el debut de Cigarettes After Sex queda claro que la música lenta no sólo no es aburrida, sino que puede generar más vertientes emocionales que las pulsaciones por minuto del EDM, y por seguro, cualquier tema del álbum homónimo, eriza la piel como pocas creaciones sonoras.
Ahora sólo resta escoger el momento para escuchar a Gonzalez y compañía. Recordar a Low, a Mazzy Star, a Galaxie 500, a Slowdive y a lo que prometía ser The xx en un inicio. Y así, acostado en la cama escuchando una respiración al costado, sentado a la luz de una lámpara o leyendo el mensaje más temido en una madrugada de junio, así es como estas canciones se transformarán en algunas de las más personales y representativas del curso vital.