Exorcismos literarios con Claudia Piñeiro y Laura Restrepo desde la FIL Guadalajara
Claudia Piñero y Mayra González / Foto: Shelma Cerrillo
“Escribir sí es una especie de exorcismo. Pones en papel a tus demonios solitarios“, dijo la editora Mayra González para introducir a las escritoras Claudia Piñeiro y Laura Restrepo a su conversación “Exorcismos literarios” en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Los recuerdos, la alegría, las angustias, momentos vividos; todo lo sacas de ti y lo pones fuera para que los puedas mirar y luego colocar en el papel, mencionó la también periodista Laura Restrepo desde Pirineos, Colombia, en video, pues no pudo pisar tierras aztecas debido al aumento de casos con COVID-19 en su país.
Para Restrepo, las expectativas y los sueños también se ven reflejados en sus textos. “Cada personaje es una vida que quisieras vivir y que vives cuando los escribes”, agregó.
Laura Restrepo a la distancia / Foto: Shelma Cerrillo
En contraste, para Claudia Piñera sus silencios son sus demonios, esos que “escribimos para ponerle palabras a silencios anteriores. Mi trabajo tiene que ver con eso. Pero como es ficción, nadie sabe qué (de lo que escribo) tiene que ver conmigo”.
La pregunta que planteó Laura, a la distancia, para la escritora de novelas y teatro Claudia Piñero fue cómo manejó demonios como la muerte brutal de una pequeña adolescente en Catedrales, su libro más reciente. Piñera dijo que lo complicado fue encontrar la razón por la que el personaje quemaba y descuartizaba. La respuesta llegó, contó, luego de toparse con un texto de Restrepo. Todo fue por la practicidad de deshacerse de un cuerpo sin tener un auto a su disposición.
González continuó borrando la distancia entre Restrepo, vista en una entrevista grabada, y Piñera, sentada frente a un auditorio lleno en la FIL Guadalajara, pasando por Delirio, Los Divinos y La multitud errante (de Laura) y por Catedrales, Las Viudas de los jueves y Las grietas de Jara (de Claudia).
¿Lo importante? Los y las lectoras son quienes dicen cómo se vieron a sí mismas en los demonios de sus textos; un objetivo cumplido para quienes escriben. Es decir, “cuando el lector lee su propia historia ahí, aunque esté disfrazado de monja, de astronauta o de cualquier otro personaje”.
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