Por Valeria Estrada
Las malinterpretaciones se encuentran en todo tipo de situaciones, pero sobre todo en el arte. Es normal tender a sobre-analizar una pintura, una fotografía, o una canción, asumiendo erróneamente algo que el artista seguramente no quiso decir. En el caso de la obra de Kurt Cobain, existe un simbolismo inmenso que con el paso del tiempo se ha perdido. Es fácil escuchar una canción, pegar un poster en la pared, o editar una foto de Kurt Cobain con frases que seguramente ni siquiera dijo.
La línea entre tener fama y venderse por completo es muy delgada. ¿Es malo que una banda se vuelva mainstream? Esta es una pregunta que genera controversia, sobre todo entre los fanáticos de Nirvana. Y es que hay que comprender lo que implica que un grupo se masifique: el término mainstream se ha satanizado debido a que en el momento en que algo se comercializa y empieza a ser de fácil acceso, de cierta forma se devalúa. Tomando esto en cuenta, es difícil creer que a Kurt Cobain le molestara el hecho de que millones de personas escuchen sus canciones. Entonces el problema no está en la popularidad, el problema comienza con la malinterpretación. Playeras de Nirvana en tiendas de moda, subastas de objetos, y todo tipo de merchandise, son el tipo de cosas que contradicen lo que el grupo representa.
La intención de Kurt Cobain nunca fue ser famoso, simplemente buscaba expresarse a través de su música. Aún al haber alcanzado la popularidad, lo que diferenció a Nirvana de otras víctimas de la industria, es que el cantante siempre se mantuvo honesto. En su nota de despedida, menciona que poco a poco dejó de sentir euforia al salir al escenario, y se rehusaba presentarse ante sus seguidores como una farsa. Bajo este principio de honestidad, no le importaba que millones de personas escucharan su música, siempre y cuando no lo hicieran por seguir una moda, sino que entendieran lo que él buscaba fomentar. Es imposible saber lo que pudo haber pasado con Nirvana si aún existiera; sin embargo, hay que entender que Kurt Cobain jamás permitió que la fama opacara todo lo que él creía; así que hace 20 años, un 5 de abril de 1994, prefirió ponerle un fin a todo.