Érase una vez un francés subversivo y un Museo
Textos de: Naomi Ferrari, Ricardo Marín y José Garrido.
Érase una vez, el sueño de un sueño. La nueva obra de Juan Carlos Rulfo desdibuja esa línea sutil que divide las historias sociales de aquellas personales. Nació con una grabadora y la complicidad inocente de su hija, Luisa, quien antes de dormir sentenció el proyecto de su papá a un trabajo que duró varios años en su realización; Rulfo prefiere no acordarse de cuántos.
Antes de comenzar, sentenció su documental:
“Ni yo sé de qué se trata. Ustedes me dicen cuando termine…”
Todos los elementos confluyen en la creación de un retrato atemporal sobre las tradiciones del mexicano y cómo pueden empezar a resignificarse a partir de la necesidad de una identidad que cambia constantemente. Los ambientes sonoros, que le guiñan un ojo a propuestas como la de Wakal, se conforman de sonidos separados: ladridos de un hombre enmascarado, semillas de calabaza envueltas en cuero y macacos chillando se funden para brindar un ambiente sonoro que permite dimensionar la riqueza de lo ausente. La propuesta fotográfica se encuentra plagada de paisajes naturales envueltos en niebla y logrados con maestría a través del uso de nuevas tecnologías.
A partir de su llegada en la cuarta edición del FICM, durante el 2006 con “En el Hoyo” y por el cual fue acreedor del Premio del Público a Mejor Documental, Rulfo nunca deja de sorprender y conmover a sus audiencias. Es sencillo: la convicción y audacia de desenterrar mitos a través de sus protagonistas y permitir que sus historias cobren un valor que permite al espectador conocerse a través del retrato íntimo de pueblos oaxaqueños, guerrerenses y veracruzanos han hecho de “Érase una vez” uno de los documentales más memorables del festival.
Aunque no existan, a veces son más reales que nosotros. Alex Lutz, una de las grandes promesas de dirección contemporánea en Francia, presentó su segundo largometraje “Guy”. La comedia que retrata la vida de un cantante imaginario, interpretado por el mismo Lutz, logra retratar la decadencia de lo que alguna vez se fue y la melancolía que existe hacia lo que alguna vez se amó.
Tapizada de comedia negra, referencias ochenteras y una implacable búsqueda del ser humano a través de la familia, el film funciona como una mancuerna entre la facilidad de un artista por crear obras maestras y la dificultad de afianzar relaciones íntimas. El protagonista es un personaje ficticio que busca encontrar a su papá, el famoso artista, a través de una serie de entrevistas que permiten entrever una persona más compleja de lo que aparenta ser en sus conciertos.
“A veces necesitamos ver algo/alguien que no existe para encontrarnos en la historia. Imaginen y no se cansen…”
Lutz, en la presentación de su film acompañado de Charles Tesson, director artístico de la Semana de Crítica de Cannes. Por lo general, no es común encontrar una propuesta de humor en las recomendaciones o en los galardones de Cannes, no obstante, es sencillo encontrar las características que la hicieron acreedora de la mención: padres ausentes, sintetizadores con la capacidad de retratar generaciones y una intachable madurez de personificación.
Navidad de 1985: uno de los robos más gordos sucede en el Museo de Antropología de la Ciudad de México. Los “peligrosos saqueadores” son un par de estudiantes de veterinaria, mejor conocidos como “los Tlatoanis de Naucalpan”; los responsables de hurtar más de 100 piezas del recinto sagrado, entre los que se encuentra la máscara de jade de Pakal, símbolo clave dentro de la narrativa.
¿Por qué decidimos hacer lo que hacemos? esta es una de las tantas preguntas que presenta la nueva cinta de Alonso Ruizpalacios, quien, así como Juan y Wilson, desconoce cómo es que su película ha llegado tan lejos. Le han valido dos años de coesctritura de guión a lado de Alejandro Alcalá, mismo que, ya desde el 2006, cocinaba este proyecto.
El director mexicano la describe como “Una historia de expectativas no cumplidas”, donde no sólo se muestra la idiosincracia de la clase media-alta de los años 80, sino que es una crítica del afano cultural del país, con distintos guiños a las problemáticas arrastradas dentro del contexto actual.
Xquipi’ Guie’dani (que en zapoteco quiere decir El Ombligo de Guie’dani) era de las apuestas más llamativas para esta edición del FICM: una ópera prima, hablada en una lengua del istmo, de un realizador no mexicano, tratando temas profundamente nacionales como el clasismo, la discriminación y el trato a las trabajadoras domésticas.
Este largometraje es fallido y aún entre estos defectos resulta extremadamente puntual y hasta necesario. Entre sus principales defectos está su manufactura, donde obviamente padece para mal el poco presupuesto disponible para su relización. A pesar de estas fallas en la forma, en realidad del retrato resulta extremadamente justo para todos los personajes, cuya gran mayoría son sorpresivamente tridimensionales.
Quizá no brille de forma particular en materia fotográfica o sonora, pero exceptuando estos detalles menos relevantes, este debut de Xavi Sala es sumamente afectivo puntual a la realidad mexicana. El Ombligo de Guie’dani era un experimento que salió más que afortunado, su falta de presupuesto no habla ni cerca sobre lo bien pensada que es, así como el evidentemente inmenso trabajo actoral al que Salas tuvo que someterse a sí mismo y a sus actrices.
Damien Chazelle caminó por la alfombra roja de la dieciseisava edición del Festival Internacional del Cine de Morelia el pasado sábado 20 de octubre, esta vez, bajo el título de su más reciente película: “First Man” (“El primer hombre”), con la cual se inauguró el FICM de 2018.
La cinta, basada en el libro de James R. Hansen, retrata la historia del emblemático astronauta, Neil A. Armstrong (Ryan Gosling) famoso por haber sido el primero en dejar su huella sobre la luna. La historia, que promete en un inicio tener un ritmo dinámico, se revela algo plana durante su transcurso.
Si bien se trata de una gran producción, donde el nombre de Spielberg sobresale, las críticas para el director de “La la land” han sido poco favorables este año, mismas que ya se anunciaban desde Venecia. Los aciertos del filme son por parte de Linus Sandgren, con la dirección de fotografía, y de Justin Hurwitz, a cargo del soundtrack.