Este texto fue publicado originalmente en la columna de Ibero 90.9 en Publimetro.
Vacío. Así nos definió la mayoría de la Historia, como una ausencia; pero aquí estamos, intentando entender por qué se nos repliega al silencio.
Mienten. Han intentado decirnos que desde las cavernas éramos así. Unas con vulva, otros con pene, unas dentro de la cueva, otros salvajes agresores. E incluso nos piden paciencia, que entendamos que así son las cosas. ¿Cuánta más paciencia podríamos tener? Ustedes han confundido la paciencia, con permisibilidad.
Todos aquellos que invocan al orden natural de las cosas, se engañan. Ustedes no defienden las cosas como deberían de ser, sino que se aferran a un sistema de dominio que no tiene sentido ni lógica racional o un sentido humanitario. Temen que el mundo cambie, que dejemos de ser un vacío para ser una explosiva potencia.
Mujer, y no sólo le hablo a las que posean vulva, sino a todas aquellas que se piensen como tal. No es nuestro destino la angustia al vivir el espacio público, no es nuestra tragedia ser el mueble de adorno de la casa impecable, no es tú única opción el silencio frente la agresión; politízate, discierne de las cotidianas fuerzas de dominio.
Nuestros cuerpos no son deshechos en la fábrica desplomada, nuestras piernas no son provocativas son nuestro motor de avance, nuestros vientres no son envases y nuestra capacidad de decisión no es agresión, es rebelión.
¿Qué pretendemos? Hacer visible que el mundo no es un lugar amable para nosotras. Nuestros cuerpos salen flotando en lejanos ríos, desde niñas somos objetos de dominio sexual y todo el tiempo, debemos cumplir con requerimientos físicos para que seamos llamadas mujer. ¿Y saben qué? Estamos cansadas, tristes y sí, temerosas. Pero no nos detendremos.
No detendremos la necesidad de pensar el mundo de una forma distinta; despreciamos la opción del silencio y optaremos por la rebeldía colectiva. Miraremos a las otras, y les abriremos un espacio de ayuda. Somos y hemos sido fuerza histórica, ¡No somos un vacío!
Somos muchas y muy distintas. Estamos en plena efervescencia de conocernos, de pensarnos y decidir quiénes queremos ser, pero les decimos: “No estamos dispuestas a seguir siendo víctimas”.