Sigue sin control el daño provocado por el derrame en East Palestine

Sigue sin control el daño provocado por el derrame en East Palestine

Ha pasado casi un mes desde que un tren de carga de la Norfolk Southern Corporation se descarriló a la altura de East Palestine, una pequeña ciudad con no más de 5,000 habitantes, en Ohio (PA), y que ha desatado preocupaciones por su impacto ambiental y a la salud de los habitantes de la zona.

Accidentes como este han sucedido en múltiples ocasiones, como derrames de petróleo o desastres en plantas nucleares,  pero varias fuentes de activismo ecológico ya han exclamado su preocupación acerca de este problema a tal grado de bautizarlo como Chernobyl 2.0. ¿A qué se debe esto?

En primera instancia, múltiples fuentes indican que no hubo víctimas, ni muertes como consecuencia directa del accidente ferroviario. No obstante, la verdadera preocupación yace sobre los vagones cuyos contenidos han sido expuestos, como las altas cantidades de cloruro de vinilo y acrilato de butilo. Dichos compuestos químicos son elementos esenciales para la fabricación de plásticos PVC, fibras sintéticas, tuberías y embalajes, pero por más útiles que sean para la creación de herramientas e infraestructura, pueden ser altamente tóxicos e inflamables bajo ciertas condiciones. El derrame de cada uno de esos elementos llamó la atención de la Agencia de Protección Ambiental (APA) y del departamento de incendios de East Palestine, quienes procedieron a evacuar todo el poblado, temiendo la probable contaminación de varias fuentes de agua y de alimentos de la zona. 

El 6 de febrero, tras la evacuación de East Palestine, la APA, inició una quema controlada del cloruro de vinilo que levantó nubes de humo de cientos de metros de altura. Sin embargo, al ser  quemado y/o expuesto a altas temperaturas, el cloruro de vinilo libera cloruro de hidrógeno, otro compuesto tóxico, letal para los pulmones, y probablemente carcinógeno. Aunque se trataba de una situación preventiva controlable, han habido varios reportes de residentes de las zonas alrededor de East Palestine que dicen sentir mareo, irritaciones en la piel y dolores de garganta a pesar de estar a una distancia considerablemente “segura”, de acuerdo a los encargados de la crisis. 

El peligro de esta situación se exponencia al tener en cuenta que existen ríos que distribuyen agua por toda la región. La cadena de noticias estadounidense, USA Today, estima que alrededor de 43,000 animales han muerto a causa de la contaminación del suelo, del agua y del aire. De ser esto verdad, ¿cuántas personas más estarán en riesgo si se permite la expansión de este veneno invisible?

“Yo los escucho. Todos los escuchamos”, dijo Alan Shaw, CEO de Norfolk Southern, en un comunicado dirigido a la comunidad de East Palestine. “Sé que tienen muchas preguntas aún sin respuesta. Sé que están cansados y preocupados. No los defraudaremos”, continuó. 

Hace unos días la APA estableció plataformas y centros de apoyo dedicados a la transparencia y al apoyo de los afectados de la zona, incluyendo la disponibilidad de servicios de limpieza. Asimismo la Agencia de Protección Ambiental continúa su labor de limpieza de los desechos tóxicos que fueron derramados por el tren de Norfolk Southern. Aún no hay una fecha estimada en la cual los residentes de East Palestine puedan regresar a sus hogares, y los efectos que los químicos quemados tendrán sobre la población y área contaminada quedarán, según expertos, aún por verse. 


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