David Bowie murió y como todos los mortales, tuvo que poner en orden sus asuntos legales, financieros, personales antes de fallecer. Lo hizo, sabía que el final era inminente.
Los arreglos de la herencia de Bowie fueron dados a conocer hace unos días por sus abogados. Poco más de 100 millones de dólares en bienes fueron repartidos entre Iman, su segunda esposa, que conservará la casa en Nueva York donde vivía con el músico, además de sus hijos, Alexandria de 15 años y Duncan de 44 años, quien es producto del primer matrimonio de “El Camaleón” con Angela, la misma mujer de la que se rumora que Mick Jagger dedicó "Angie".
https://www.youtube.com/watch?v=RcZn2-bGXqQ
También dejó una simbólica cantidad a dos importantes mujeres en su vida: Marion Skene, niñera de Duncan Jones desde 1980 (quien heredó un millón de dólares) año en el que David Bowie ganó la custodia del niño que años antes inspiró “Kooks” canción de Hunky Dory. En palabras de la misma Angela, ex esposa del cantante: “Marion Skene fue como una segunda madre para su hijo, con quien nunca tuvo una muy cercana relación”.
https://www.youtube.com/watch?v=EsSlOGzPM90
La cuarta beneficiaria es su asistente de toda la vida: “Coco” Schwab, -que recibirá dos millones de billetes verdes- trabajó desde los años setenta con Bowie en su oficina de representación, luego se convirtió en su asistente personal. “Coco” es la persona en que más confiaba Bowie. Hay versiones en las que se asegura que era tal la confianza, que su primera esposa le tenía celos, culpándola de su separación con el músico creador de Ziggy Stardust. Según Bowie, Scwab fue quien lo alejó de su espiral autodestructiva. "
"Mi estilo de vida en aquella época era un poco loco -en los 70’s-, y tuve un auténtico colapso… coco fue la persona que me dijo que me estaba convirtiendo en un idiota y me hizo salir de aquello”.
Además de esto, “Coco” es la persona que quedaría a cargo de Alexandria, en caso que pasará algo fatal no solo a él, sino a Iman, madre de Alexandria. Sin duda, a veces no entendemos que nuestros ídolos musicales también son seres finitos, mortales, con los mismos problemas que compartimos todos.