El viaje sonoro de Damon Albarn: The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows
A casi 30 años de carrera, y tras casi siete de no lanzar material inédito como solista, Damon Albarn nos presenta su nuevo álbum, The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows, un proyecto que refrenda su amplia trayectoria como músico, compositor y productor.
Multifacético, cambiante, pero también atmosférico y contundente son algunas palabras que describen de manera cabal su nuevo proyecto musical. Sin duda, se trata de uno de los proyectos más interesantes del cantante en los últimos años. Y es que su personalidad no dista demasiado de su propuesta musical.
Como es bien sabido, Damon es una persona inquieta, ávida de ideas y dispuesta a experimentar nuevos horizontes conceptuales. The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows es un ejemplo más de que el compositor no para de romperla. Sus 11 tracks son testimonio de su versatilidad y amplia experiencia en el medio.
En el álbum, creado durante el encierro provocado por la COVID-19, e inspirado en los paisajes de Islandia (recordemos que Damon es hoy en día oficialmente islandés), podemos encontrar una transición que va desde el post-rock hasta canciones de corte más instrumental, sintetizadores e incluso tintes minimalistas.
De la mano de viejos amigos como el ex guitarrista de The Verve, Simon Tong, y el compositor Mike Smith, el también líder de Blur logró esbozar un álbum en donde los paisajes etéreos y las partículas del viento son los principales protagonistas, en lo que pareciera una retrospectiva individual pero también colectiva: el mundo se detuvo y fue momento de una profunda reflexión.
¿El resultado? Un álbum casi cinematográfico en donde canciones como “The Cormorant” con sus percusiones; “Combustion” y un saxofón que nos recuerda a David Bowie; “The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows”, primer sencillo del disco; y “Polaris”, dan testimonio de la genialidad del músico.
The Nearer The Fountain, More Pure The Stream Flows es una prueba más de que Damon Albarn no deja de llevarnos a mundos oníricos, casi psicodélicos, en los que no necesariamente se tiene que saber volar. El viaje sonoro lo traza paso a paso, en una suerte de arcoíris entretejido a partir de lo reflexivo y lo contemplativo, para adentrarnos en el mundo interior, aquello que nos hace verdaderamente humanos.
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