La comunidad LGBT+ en la Iglesia: entre la aceptación y el rechazo
En días recientes, el Sumo Pontífice ha realizado una serie de comentarios que promueven una mayor aceptación hacia la comunidad LGBT+ por parte de la iglesia católica. En diarios de todo el mundo, han destacado frases como “Dios te hizo así y te ama así”, “la Iglesia debe pedir perdón a los homosexuales” o “si un gay acepta al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo?”. Sin embargo, a raíz de los pronunciamientos realizados por el Papa, es claro que existe una discrepancia entre lo argumentado por el Vicario de Cristo y la moral cristiana.
Si se hace una revisión del catecismo, encontraremos que la doctrina de la iglesia sostiene que Dios creó al hombre y a la mujer para que se complementaran. Con ello, se entiende que la "fluidez de género" no tiene cabida dentro de la lógica cristiana, ya que ésta sólo concibe la existencia de dos géneros: masculino y femenino. En relación a la homosexualidad, la Tradición ha sido contundente al considerarla como una depravación, ya que los actos sexuales de esta manifestación afectiva, al no estar abiertos a la procreación, resultan ser desordenados y contrarios a la ley natural. Cabe destacar que, si bien dentro del catecismo se menciona que los homosexuales no deben ser injustamente discriminados, éstos no pueden recibir aprobación alguna.
Es de celebrarse entonces el esfuerzo del Sumo Pontífice para establecer una iglesia más incluyente y tolerante. Sin embargo, el que exista una contraposición entre la postura papal y la moral cristiana, puede llegar a generar confusión entre los feligreses: ¿cuál debería ser la postura de los católicos en relación a la homosexualidad? ¿Aquella presentada por el obispo de Roma o la que sostiene el catecismo?
Al no existir una resolución clara, lo que se genera es una confrontación entre los que argumentan que la comunidad LGBT+ debe ser aprobada por la iglesia y los que se oponen.
En cambio, si la doctrina cristiana y la postura papal compartieran una misma línea de pensamiento se podría fortalecer la iglesia, justo en un momento en que el catolicismo vive una de sus etapas más críticas a causa de las denuncias de abuso sexual.
La aceptación de personas con expresiones de género diversas dentro de la Iglesia implica, más que una revolución, un progreso. En un mundo que se encuentra en constante evolución, resulta fundamental que una institución tan relevante, como lo es la Iglesia Católica, tenga bien definidas sus posturas en temas contemporáneos, mismos con los que una buena cantidad de feligreses se pueden identificar.
Incorporar en la Iglesia a las personas que no se encuentran dentro de la heteronorma generaría que, aquellas almas que tienen necesidad de establecer una conexión con Dios y con el resto de la comunidad cristiana, finalmente encuentren un hogar incluyente y no un recinto en donde prevalezca la intolerancia.