Cobertura 18° FICM: Transparencia en 'Las flores de la noche'
“Cuenta la historia, que por las noches, una mujer guerrera bajaba por las montañas y mientras dormían los españoles, ella los atacaba. Cuando al fin el ejército la captura, decidieron quemarla. Al quitarle la ropa, se dieron cuenta que era un hombre. La mujer guerrera murió quemada en la hoguera y sus cenizas fueron lanzadas al agua”.
Entre coronas, tacones y un canto conjunto de Juan Gabriel, nos introducimos a Las flores de la noche, documental de Eduardo Esquivel y Omar Robles. En el pueblo de Mezcala, Jalisco habitan y brillan tres flores: Violeta Nicole, Dulce Gardenia y Alexa Moreno. Tres mujeres trans que ríen al coronarse como reina, emperatriz o monarca. A un lado, también encontramos a Uriel, quien se ha alejado de su identidad femenina, baila y corta el cabello. Con una mirada sin prejuicios, el documental presenta el orgullo y amor con el que viven día a día los cuatro personajes.
Uriel pasa las horas dirigiendo coreografías para fiestas de quince años, tiene un paso para cada chambelán y vueltas para la quinceañera. A la par, ansía poner una estética, embellecer a sus clientes. Sin embargo, las ceremonias religiosas a las que asiste ponen en jaque su homosexualidad, reafirmándole un destino seguro en el infierno. La cámara nos permite adentrarnos al conflicto por el que pasa Uriel. Desde la bahía, contempla el agua donde las cenizas de la guerrera fueron esparcidas.
En el mismo poblado, todo parece diversión para Violeta, Gardenia y Alexa, quienes se consideran “florerosas”, en lugar de poderosas. Más allá de ir al desfile de orgullo gay, o participar en shows de drag organizados por el pueblo, entre ellas se cuidan. Muestran un compañerísmo que ilumina su feminidad y resistencia ante la heteronormatividad y, bromean entre risas libremente.
“Cuando me maquillo tengo mucha seguridad. Me veo bien, así me siento”, misma sensación que transmiten al espectador.
Los colores e iluminación natural que brinda el documental, permiten que veamos los verdaderos tintes de las divas de Mezcala, junto a los de Uriel. El agua que rodea al pueblo, es testigo de los momentos más íntimos que viven los personajes. Eduardo Esquivel y Omar Robles en Las flores de la noche, retratan la alegría y aceptación de los personajes por ser ellas mismas. “Así seguiré, así viviré y así moriré”.