Cobertura 18° FICM: La mirada humana en 'Yermo'
A lo largo de su filmografía, Everardo González ha destacado por plasmar diferentes problemáticas sociales que ocurren dentro de nuestro país. Documentales como La libertad del diablo (2017) retratan a través de las experiencias de los personajes el panorama de violencia que existe en México. Con su más reciente trabajo, Yermo (2020), González se aleja temática y geográficamente de sus obras pasadas, conservando la mirada humanista que lo caracteriza.
El título del documental hace referencia al contexto físico en donde se desarrolla. La palabra yermo describe algún lugar inhóspito y sin vegetación, desértico. Es el denominador común de los distintos sitios en donde se desarrolla la película. Everardo González plasma la cotidianeidad de personas que viven en desiertos alrededor del mundo.
A diferencia de otros documentales etnográficos, Yermo se diferencia por su manera de retratar a las personas como seres humanos y no como objeto de estudio.
El lenguaje visual es íntimo y cercano, González interactúa con los personajes como un invitado a su hogar y no como un investigador. No existe un eje narrativo estructurado, son los protagonistas quienes dictan hacia donde va la historia.
A lo largo del documental se transmite una sensación de espontaneidad, lo que se desarrolla en momentos memorables como cuando unos niños le piden al director que los fotografíe en diferentes poses. Los personajes hablan y actúan libremente, incluso bromean y hacen comentarios sobre el mismo realizador y el acto de ser filmados.
Algo peculiar de Yermo es que no especifica exactamente en dónde se desarrolla. A través de la edición, salta de un lugar a otro sin mencionar explícitamente información geográfica. De esta manera, los prejuicios asociados a las nacionalidades quedan fuera de operación. Simplemente presenciamos a las personas viviendo su día a día, en donde sea que ellas habiten. Así los diferentes espacios son unidos por la humanidad de sus residentes.
Otra característica que unifica al documental es la paleta de colores. Con colores desaturados y terrestres, la fotografía posee una tonalidad semejante al sepia. Esto ayuda a reforzar la cualidad desértica que comparten los diferentes sitios. Cuando nos encontramos con las personas, la cámara en mano nos recuerda que hay alguien detrás de ésta. González captura el panorama, la vegetación y la fauna; convirtiendo al entorno físico en un personaje en sí mismo.
Yermo es un documental etnográfico particular, ya que su forma de retratar la realidad está enfocada en una empatía con los personajes que aparecen en la obra. Una conexión entre personas de diferentes contextos culturales y geográficos que trasciende las barreras del lenguaje y la otredad.