Una compañía que utiliza el carisma por sobre la fuerza, la pericia o el desafío a la gravedad. Como es una tendencia en el mundo, este circo carece de animales vivos, y está bien, porque en ello se ve el reto de jugar peligrosamente y arriesgar la propia integridad en un salto, un movimiento que a falta de coordinación podría traducirse en tragedia. Circa es un compañía australiana de acróbatas que, como se ve en sus redes sociales, se entrenan en diversas disciplinas que implican el cuerpo como lenguaje, y lo mismo se pueden empujar esos límites, saltando más alto, dando otro giro, extendiendo las posibilidades corporales.
La obra…
Un ir y venir de evocaciones con el mundo animal, los amigos comunes perros y gatos, cómo emerge una mariposa de su capullo, el temor al tiburón por instinto, en un ambiente festivo que se apoya en lo audiovisual, una pantalla de fondo que sirve de canvas para el desarrollo de la función.
No hay lógica…
Entre un cuadro y otro la conexión es el mundo animal, pero no hay una narrativa realmente lineal, como muestrario excéntrico de habilidades en el entrenamiento físico. Es circo, no tiene que contar una historia o dar moralejas, incluso puede darse el lujo de ser absurdo y sin sentido.
La espera…
Hubo un retraso de 50 minutos, una función gratuita que formó parte del programa El Cervantino para Todos, que permite mayor acceso a aquellos que no tienen la posibilidad de conseguir un boleto; y la primer función de la compañía, y aún así el público, y los reporteros, quedaron muy contentos. Cuando la gente espera, y desespera, puede desencadenarse cualquier circunstancia, como la que estuvo a punto de ocurrir, cuando un grupo de comunicadores intentó saltarse la fila, con cientos de personas atrás que habían esperado hasta hora y media para entrar.
Fotografías cortesía del Festival Internacional Cervantino