Ipanema nos hospedó durante el día. Rio de Janeiro sigue de vacaciones y la gente no deja de llegar. Estuvimos en la playa buena parte del día viendo gente pasar con un clima perfecto. El sol se combina con el viento y se vuelve ideal para pasar un buen rato en esta costa. Luego de estar ahí unas horas en la mañana, disfrutando una que otra botana y algún fresco coco, fue la hora del juego entre Argentina y Bélgica. Decidimos caminar para buscar un lugar donde ver el juego pero todo estaba repleto de turistas y resultaba imposible encontrar un lugar. Al fin llegamos a uno, pero nos encontramos con el problema de la imposición monetaria. Si no consumías más de 300 reales, cerca de $1700.00, no podías entrar al lugar ¡Vaya regla! Decidimos entrar porque éramos 4 personas y no quedaba de otra, ya iban 15 minutos del juego. Pero seguimos topando con pared con los precios del Mundial y lo que ofrecen a cambio. Ya que la comida no valía la pena y mucho menos el servicio.

Nos fuimos a otro lugar para ver el juego entre Costa Rica y Holanda. Fue el único juego de los Cuartos de Final que nos hizo emocionarnos en la tanda de penales, que por desgracia quedó en manos de los de siempre.

Ella y yo seguíamos consternados por que el Mundial se nos acabó muy pronto. Aún queda una semana pero serán días de espera sin futbol. Todo esto nos ocurrió mientras caminábamos y reflexionábamos de noche en la calles de Ipanema. Lo que tanto esperamos se nos está escapando de las manos rápidamente y debemos saborearlo para que nos dure cuatro años el sabor.

Quedan pocos partidos y uno solo aquí en Río de Janeiro, la gran final en Maracaná.

La gente brasileña no está confiada y es más, algunos dicen estar de luto tras la lesión de Neymar Jr. Para muchos se acabó el Mundial ya que la gente que nos cuenta en las calles sobre sus posibilidades de calificar, ya tiene como ídolo al joven jugador.

Seguiremos esperando esos choques de semifinales entre las calles de Rio de Janeiro.