El diccionario avisa que la palabra calamidad viene del latín calamitas que significa plaga. Uriel Waizel ha acuñado con fortuna la voz calamadario para referirse a una ringla de desgracias, a un rosario de desventuras. De cara a los Cuartos de Final del Mundial de futbol de Brasil 2014 enumero algunas de las tragedias más significativas. Me ceñiré al ámbito futbolístico. Porque tragedias extra-deportivas han sucedido también a pasto.La primera gran calamidad fue la pronta eliminación de potencias europeas que habían conquistado la Copa en ediciones anteriores. Me refiero, por supuesto, al temprano fracaso de España, Italia e Inglaterra, con el énfasis puesto en la primera porque se presentó al Mundial como campeona. El segundo revés fue el fiasco como figura de Cristiano Ronaldo, sobre todo porque la expectativa era demasiado alta. Su selección también naufragó en la fase de grupos y Cristiano marcó apenas un gol. Una decepción mayúscula.

La tercera gran desilusión es el pobre rendimiento de las selecciones de Argentina y de Brasil. Ambas avanzaron no sin enormes dificultades a Cuartos de Final. El Mundial fue diseñado para que los astros del Barcelona se enfrenten en la final: Messi y Neymar. Sin embargo, Colombia y Bélgica no serán escollos fáciles de salvar.

La cuarta calamidad es el paupérrimo desempeño del arbitraje. Numerosos partidos han sido mancillados por decisiones erráticas: penales inexistentes, expulsiones injustas e, incluso, administración tiránica del tiempo: prórrogas excesivas o, en la otra orilla, recorte temporal absurdo. Es deseable que en las etapas subsiguientes el rendimiento mejore.

La quinta desdicha es la ínclita derrota de la Selección Mexicana. Había jugado por nota contra Brasil y Croacia. Había exhibido primores contra Holanda en más de ochenta minutos. Duele más el infierno porque sabemos que estuvimos a milímetros del paraíso.

Columna escrita para Publimetro 4 Julio 2014