El dolor de la esclavitud se escucha: 'Swing Dat Hammer' de Harry Belafonte
En plena guerra de sucesión, en los Estados Unidos, Abraham Lincoln pasó a la historia al promulgar la abolición de la esclavitud en 1863, sin embargo, de la ley y el papel, a los hechos y la vida real, tuvieron que pasar muchos años para que esto fuera una garantía para los afrodescendientes. Existen registros que 100 años después, en ese no tan lejano 1960, la década de Janis Joplin y Jimi hendrix, en los estados del sur norteamericanos la esclavitud seguía teniendo sus sangrientos frutos.
A inicios de esa misma década, el neoyorquino y descendiente de jamaiquinos, Harry Belafonte, quien ya era toda una estrella de la música por sus éxitos “Matilda”, “Banana Boat” y el festivo “Shake Senora”, se atrevió a explorar los sonidos de ese dolor, explotación y sufrimiento que los de piel negra, al igual que la suya, vivieron en la “Tierra de las oportunidades”.
Esta exploración fue presentada bajo el nombre Swing Dat Hammer y está formada por 10 pistas creadas a partir de cantos folclóricos negros, cantos pronunciados en grupos de esclavizados en campos y fincas, que trascendieron por generaciones y que hoy son capaces de hacernos viajar hasta esas soleadas tardes donde fueron azotados y condenados al encierro únicamente por el color de su piel.
Quizá en este momento valga la pena recordar cómo era el mundo en 1960. En Europa, la generación post guerra buscaba una nueva identidad. En Francia, las Chicas Yeye comenzaban a proliferar. En Inglaterra por su parte Paul, John y Harrison ya se habían juntado a tocar bajo el nombre de The Quarrymen, y aún faltaban dos años para el nacimiento de The Beatles. Y mientras en los Estados Unidos Elvis Presley ya era el Rey del Rock and Roll, si miramos al Caribe, Jamaica, la tierra de los padres de Belafonte, seguía siendo una colonia del Imperio Inglés y seguramente esto no pasó de lado para un Harry Belafonte que años atrás ya había vendido millones de copias y pertenecía al Star System.
En todo este contexto es que la RCA Victor edita el Swing Dat Hammer de Belafonte, un álbum que no es fácil de escuchar, te deja sin palabras. Es un disco espeso que incluso debe escucharse más de una vez para que la conciencia sea capaz de llevarte a las lágrimas. Las instrumentaciones son escasas, acaso un contrabajo, una guitarra en el mejor de los casos, y en la mayoría, únicamente la voz y un coro que recuerda al Gospel. A esta escasa instrumentación, se suma un elemento de percusión que sí forma parte de una constante del álbum, un golpeteo que resuena al igual que una serie de latigazos como en “Look Over Yonder” y “Bald Headed Woman”, mientras que en “Rocks And Gravel” y “Here Rattler Here”, el sonido de un fuerte martilleo contra las rocas, es el único elemento instrumental que acompaña al dolor.
Historias del miedo heredado de generación en generación, hasta que se convirtió en ira para poder escuchar “Grizzly Bear” como un tema que habla de la pérdida del miedo, pero también escucharás la ilusión de un preso que suplica a su madre “No se avergüence de él, si llega el día en que puedan volver a verse”. Cuando la aguja corre por “Diamond Joe”, llega el refrescante sonido de unas cuerdas solitarias que fabrican un blues. Este tema es desesperación pura, a través de la voz de un hombre preso que pide que alguien vaya por él o que por lo menos le hagan saber con franqueza que nunca más saldrá de ahí.
Aunque antes del Swing Dat Hammer de 1960, existen trabajos ya considerados dentro de la categoría de discos conceptuales. No cabe duda que este trabajo de Harry Belafonte puede ser considerado como un fuerte antecedente de esta categoría de esfuerzos discográficos que años después, las grandes estrellas de rock materializaron en grandes éxitos y emblemas culturales.
En los sesenta llegó el punto más alto del movimiento por los derechos civiles, encabezado por Martin Luther King, Harry Belafonte fue un íntimo apoyo para la lucha del pastor asesinado en Tennessee en 1968. Belafonte ha continuado su camino como activista en pro de los derechos civiles de cada afrodescendiente. A pesar de todo esto, la figura del cantante no ha estado fuera de las críticas, no fueron pocos los puristas que acusaron a Harry de haber tomado el folklore, y hacerlo comercial para su propio beneficio. Sin embargo, a 60 años de haber editado este álbum “comercial”, creemos que Belafonte estuvo en el camino correcto al hablar de un tema que transpira sangre, dolor, vejaciones y sufrimiento.