Así suena el terror: 'Opus Siniestra', horror instrumental
El poder inmersivo y atmosférico de la música es innegable y, de hecho, una de las razones por las cuales un score o banda sonora de un filme es pieza clave en la construcción de su historia, personalidad e incluso, su legado. Pensemos en Psicosis de Hitchcock sin sus violines chirriantes, Halloween sin los sintetizadores enigmáticos de Carpenter —sin los cuales incluso sus productores dijeron que la película no era tan aterradora en realidad— o la sensación sobrecogedora y claustrofóbica en El Resplandor.
Los grandes clásicos del horror han trascendido no solo por la iconicidad de sus villanos o la originalidad de sus historias. También lo han hecho por sus composiciones escalofriantes, efectivas y hasta vanguardistas que supieron transformar meras sucesiones de notas en estruendos, alaridos o susurros que alientan el terror.
Con ello en mente, y como parte del especial por Día de Muertos de Ibero 90.9, Ritual 909, el pasado 2 de noviembre se dedicó una hora completa a explorar las posibilidades expresivas y sensoriales de las bandas sonoras de películas de terror. Un repaso bajo el nombre de Opus Siniestra, una selección de temas diversos que van más allá de los clásicos imperdibles y que, de hecho, evidencian un abanico de múltiples posibilidades sonoras recientes, que van desde las clásicas sinfónicas macabras, pasando por el techno y la electrónica experimental, hasta la música folclórica.
Inusual dentro la programación de 90.9, Opus Siniestra permitió abrir un espacio radiofónico dentro de la línea musical típica de la estación, demostrando que el horror se vive, siente y escucha de múltiples maneras y que tiene su propio poder de excitar los oídos y sentidos.
Desde el aura gótica y festiva del tema principal de Beetlejuice por Danny Elfman, hasta la recreación instrumental de Thom Yorke en la nueva versión de un clásico como Suspiria. Estos tótems y referentes de la música, junto con el multi-talentoso saxofonista Colin Stetson y su trabajo para El legado del Diablo (nombrada por muchos como la mejor película de horror del 2018), demuestran que la transición de estrellas de rock a compositores de horror instrumental, es un paso más que digno y correcto en una dirección que solo reafirma su grandeza.