Apunte histórico-seudocrítico sobre la escena del hip hop mexicano. Parte Dos.

Por: Feli Dávalos / @feligres  

En general, al HH nacional han entrado y salido, además de innumerables soldados que se retiran de sus filas pasados los veintisiempre (lo cual se puede verificar en la enorme cantidad de grupos que tienen rolas grabadas y que han dejado su pequeña marca en la historia del género), muchos turistas; mucho intento de pequeño empresario suicida con ínfulas altruistas o con actitud de “ora sí les voy a enseñar cómo se deben hacer las cosas”, mucho incauto, pues, que no sabe a dónde se ha metido (muchas veces con noble intención) e intentan hacer cosas por la escena y la mayoría de las veces fracasan. No toman en cuenta los beefs (léase, querellas) entre MC’s por cuestiones barriales o de ego, ni que los artistas tienen una realidad socioeconómica específica y generalmente dura. Por eso lo mejor que le ha sucedido a la escena ha sido en estos últimos cinco, seis años, en donde de un modo claro los mismos artistas han ido generando, poco a poco, sus propios espacios y su propio público. Y en esta medida, la escena del rap mexicano tiene una deuda impagable con gente como la antes mencionada (Magisterio, Boca, Akil, Serko Fu y todo GLokos, en su momento Microphonk, La Vieja Guardia, etc.) Fueron ellos quienes sentaron las bases y ahora, un MC como Eptos Uno puede estar de gira por todo el país seis meses al año u otro como Ewor toca en el Imperial Club con Alejandro Otaola. Eso, antes, más que impensable, hubiera sido por azar o un fenómeno aislado.

Uno de estos primeros personajes seudoaltruistas, salido del periodismo del rock nacional, es el siniestro Ricardo Bravo, que comenzó a hacer las ahora míticas (y francamente pinches) compilaciones Rapza: Lo Mejor del Rap Subterráneo Mexicano, en donde por primera vez, en formato CD se daba una muestra de lo que hacían los poetas del barrio. Estamos hablando de principio de los dosmiles. Yo todavía iba a Mixup a comprarlas. La serie no llego a más de diez discos. En esas épocas, para muchos MC’s era importante salir en los discos de Rapza, aunque Bravo prometió cosas que no cumplió y hasta se clavó un camarón, #dicen. Pero sin duda Rapza fue uno de los elementos relevantes en esta cuestión de cambio de los noventas a los dosmiles y dio las primeras muestras del potencial de la escena.

Hablando de producciones discográficas, evidentemente el caso de Control Machete es crucial: la banda que puso a México en el mapamundi del HH global. Pero es digno de atención que no haya habido en Latinoamérica (tal vez sino hasta Ana Tijoux) grupos como Tiro de Gracia o Control Machete que gozaron de enorme éxito y eran invitados a festivales de rock. Control Machete estará siempre mucho más asociado a “La Avanzada Regia” que al rap nacional, tiene más que ver en el imaginario colectivo con Molotov que con Los Caballeros del Plan G y, en esa medida, también habría que aclarar que la verdadera capital del HH nacional en el norte mexicano es Gómez Palacio; Durango y no Monterrey.

Otro de los fenómenos clave fue el primer festival de rap nacional ¡Viva el Mexside! (nótese cómo todavía por la influencia gabacha hasta el nombre se propuso en inglés). En este festival, llevado a cabo el 15 de agosto de 1999, por primera vez los hiphopheads se vieron todos a la cara y se dieron cuenta de que eran un chingo más de los que pensaban. ¡Viva el Mexside! es recordado por quienes estuvieron ahí como un momento clave en la historia del HH nacional y mucha gente le tiene un gran cariño: eran épocas más sencillas, con menos caras y ayudó mucho a fortalecer y unir la escena.

Algunos de estos MC’s, un par de años después del Mexside irían a Cuba a otro festival organizado en La Habana: Habana Hip Hop. Regresando de este viaje las carreras de Bocafloja y Akil Ammar realmente despegaron. Primero juntos, a manera de colectivo, bajo el nombre de Sector Lúcido, luego por separado. Boca, Akil y Skool 77 fueron los tres MC’s más importantes en esta transición de un rap noventero que copiaba estereotipos a un rap con conciencia propia y preocupado por denunciar la realidad social mexicana, aunque también habría que mencionar a Magisterio, Achemuda, Delosimple, el colectivo Sonido Líquido, Caballeros del Plan G y a Microphonk, el primer grupo que mencionó en sus raps a Jodorowsky, por mencionar una referencia antes inédita en el corpus del rap nacional. También, a esta generación pertenece El Cártel de Santa.

Igualmente, en estas épocas comenzó a funcionar el internet como el medio principal de difusión y conexión en la escena. En palabras de Elemsiburrón: “en particular sitios como Napster o ICQ permitieron no sólo compartir la música extranjera y nacional (casera), sino que posibilitaron los lazos entre los raperos, pues era fácil intuir, a partir de la música que compartían, quién o quiénes eran raperos nacionales. Es decir, en esos días, si veías algo de ‘Cem-cem-boca-h’ (luego Caballeros del Plan G), era muy probable que el usuario fuera miembro o amigo cercano del grupo. Esto sin duda potenció tanto el intercambio como las conexiones a nivel nacional.” De este modo, la blogósfera del rap mexicano comenzó el trayecto para finalmente convertirse en la verdadera casa de la escena y su más importante medio de difusión y conexión: sitios como rimayrazon.com, doble-h.com (entre muchos otros igual de importantes, #noseconfundan), el trabajo de Carlos Vargas (desde Acapulco, Guerrero), etc.; han sido de suma relevancia para el movimiento. Además, por supuesto, del circuito de eventos que, igualmente, comenzó a existir y a hacerse cada vez más prolífico, gracias a personas como Akil Ammar, quien organizó el concierto de rap independiente con más afluencia en esta etapa: Nach en el Centro de Convenciones Tlatelolco, con unas 7, 000 personas en el 2007. Lo que nos lleva a otra característica del rap mexicano (y aquí sí, del latinoamericano en general).

Por estas épocas (estamos hablando, del 2002 al 2007), sucedió otro fenómeno que es de vital relevancia para entender el rap mexicano actual, y una vez más, debido al internet: la escena mexa comenzó a escuchar rap de otros lados hecho en su idioma, específicamente rap español. Para la siguiente generación de MC’s mexicanos, la influencia de actos como Violadores del Verso, El Chojin, Nach, Souchi, Sólo Los Solo, Ari Puello, Maese KDS o SFDK, fue trascendental. Como dice Elemsiburrón, el cambio se dio en influencias, pero también en los contenidos: “A diferencia del rap chicano o afroamericano que consumíamos en los noventa, el Rap Español rompió la barrera del lenguaje (para los no angloparlantes, desde luego), e inspiró formas y temáticas nuevas.” Yo agregaría que a muchos MC’s esta influencia peninsular les demostró cómo podían hacer uso del  español (metáforas, analogías, ritmos, etc) para tener un sonido original y propio, sin tener que gritar ¡viva la revolución! o sin tener que hablar de dinero y coches. Esta nueva escuela del rap  está representada por actos como Eptos, Tino El Pingüino, Mike Diaz aka Phontenak, Dabeat Ramirez, Danger, Gravedad, Hadrián (que luego trabaja como Achepe & Hadrián), Don Konstante, T-Killa, Kidd M, Ese-O, Juancer el Bastardo, Lúdiko, Tabernario, Yoga Fire, Menuda Coincidencia y Jedi Revolver; por mencionar algunos de los más relevantes en cuanto a originalidad y calidad en su trabajo.

Por último, el HH hecho en español (no sólo el mexicano) tiene una deuda impagable, para bien y para mal, con una empresa: Red Bull. A través de su programa “Red Bull Cultura”, la empresa organizó concursos y no sólo batallas de freestyle, que le dieron un empuje increíble a la escena. Sí, por supuesto, las Batallas de los Gallos son uno de los más comentados episodios en la historia del rap hecho en español. Y para México, fue de vital relevancia: MC’s como Eric El Niño, Eptos, Hadrián, T-Killa, Gravedad, Danger, ZW, Ese-O, Gino, Praxis, Tanque, Quídam, Tabernario, Sipo, todos salieron de las batallas, o en ellas se dieron a conocer realmente y en ellas se ganaron el respeto de la comunidad y luego ya lo que hayan hecho o dejado de hacer, es harina de otro costal. Pero sin duda, este evento impulsó la escena. La última Batalla de los Gallos que organizó Red Bull en México fue en el 2008; de hecho, la final internacional de ese año fue en el DF y contó con exponentes de casi 16 países. La ganó el local, Hadrián.

Tanta fue su relevancia en Latinoamérica que el año pasado, en 2011, como al gallo cubano, El B integrante de Los Aldeanos), no lo dejó asistir el gobierno de su país, y siendo una máquina tan aceitada y perfecta de hacer freestyles, se decidió hacer “La Batalla del Siglo”: Hadrián Vs. EL B, para darle una oportunidad de demostrar sus skills al cubano. Los invito a ver el video en youtube, es absolutamente fascinante. Y de nuevo, la ganó Hadrián, aunque su triunfo sigue siendo tema de debate para muchos. También, para fortuna de quienes quieran enterarse, prácticamente todas estas batallas (desde la primera, organizada en Puerto Rico en 2005 y donde Eric el Niño, Coapa representin, perdió la final contra Frescolate de Bs As, hasta la última, que sucedió sólo en España, en 2009), están en youtube.

Red Bull Cultura no sólo hizo batallas de freestyle, lo que propició un circuito tremendo de batallas a nivel nacional y un enorme nivel por parte del talento nacional para improvisar raps, sino también organizó de DJ’s y de b-boys, y sobre todo, las de dj’s han sido importantes para que haya más personas actualmente dedicadas a los platos o a la producción musical. En una gran medida, de lo que más ha carecido el HH nacional es de equipo para hacer sonar bien las producciones. Por supuesto, como decía también arriba, las otras grandes carencias son medios especializados e infraestructura propia. Tal vez la más bonita herencia de las batallas, es que el epicentro del rap nacional dejó de ser el DF y el Estado de México y comenzaron a surgir mucho más en forma (aunque siempre se haya hecho rap en prácticamente todo el territorio nacional), escenas en lugares como Aguascalientes, Ciudad Obregón, Guadalajara o Mérida. Aunque simbólicamente sigan siendo las capitales del rap nacional Gómez Palacio, Durango y el DF.

En estos últimos años, hemos sido testigos de actos como Menuda Coincidencia, Tino El Pingüino o Mike Diaz aka Phontenak. Pero así como estos tres actos son verdaderos prodigios, yo no diría sólo del rap, sino de la buena música, cada uno con una visión artística propia y única, así también hemos sido testigos de gente sin un gramo de talento como Pipe Llorens (lo peor que le ha pasado al rap mexicano desde “El Capitán”). Y ni uno ni otro nació de la nada, hay una historia antes. También hay muchos más DJ’s prendiendo las fiestas en el DF, casi tocando cada fin de semana y hay mayor rotación de raps nacionales en estaciones de radio (shot out a la Niña Dioz), pero sigue habiendo más rap que no sale del barrio o que sólo es conocido en la blogósfera del HH nacional. Tal vez Eptos sea el MC más conocido de esta nueva etapa del HH mexicano, debido a que el bato, además de ser tremendamente talentoso, no para. Es interesante comparar la última canción que sacó Eptos, de nombre “México”, con diferencia de semanas a una homónima que sacó el IMS. Aunque con enfoques diferentes, ambas son puntuales e incisivas, pero la del MC de Ciuidad Obregón ha sido mucho más ninguneada. Habría muchas cosas más que decir, como hablar de quiénes han documentado esta historia (shot out a Tiosha Bohórquez y a Alan Ramírez), hablar de los programas de radio que ha habido, de las diferencias entre el norte y el centro del país, etc. Para terminar diría que, ciertamente, estoy convencido de que lo mejor está por venir.

Escribí este texto con información que me dieron Dj Jonta y Elemsiburrón a quienes les agradezco mucho su interés.

 

“Este texto se publicó originalmente en El Fanzine. La primera entrega en el # 36 y la segunda en el # 37.”

Expediente 249

Apunte histórico-seudocrítico sobre la escena del hip hop mexicano. Primera Parte