Cobertura especial: 78 Muestra Cinematográfica desde la Biennale de Venecia
El lido vuelve a vestirse de rojo. Somos testigos del vaivén de los taxis acuáticos y los vaporettos que traen a miles de amantes del séptimo arte, dispuestos a esperar para ver las últimas promesas cinematográficas. El león ruge de nuevo en esta 78 edición de la Muestra de la Biennale de Venecia.
Tras la emergencia sanitaria iniciada en el 2020, y las condiciones que la misma exigía, un festival presencial era prácticamente impensable el año pasado; sin embargo, la Biennale decidió mantenerse firme y demostrar que el cine sigue adelante, incluso con cubrebocas y sanas distancias. Y si bien se pensaba que con el pasar de los meses la situación se superaría, hoy, después de un año, el accesorio sigue cubriendo los rostros de los espectadores dentro de las salas, pero no los limita a compartir una butaca y la emoción de ver los títulos en la pantalla grande.
¿Qué nos trae el festival de cine más antiguo este 2021?
Seguramente más espectadores y, con ello, una crítica más diversa. La prensa proveniente de algunas partes del mundo que no pudo asistir la edición pasada por las mismas restricciones fronterizas dictadas por las autoridades, esta vez se hace presente. Las taquillas, tanto físicas como virtuales, se llenan, y los boletos se acaban después de algunos minutos; y es que la selección (dentro y fuera de concurso) es muy destacable.
Cintas que llevan el nombre de viejos lobos de mar, como Pedro Almodóvar, quien abrió la muestra con su última obra Madres Paralelas; pasando por directores jóvenes, que en poco tiempo ya han dejado un estilo marcado, como Pablo Larraín, introduciendo Spencer; o aquéllos con los que la expectativa del público aumenta a medida que estrenan una película, como lo es el caso de Denis Villeneuve, director de Dune, o Paolo Sorrentino con una historia muy íntima, The hand of god.
La edición 78 cuenta con títulos no sólo del continente europeo, enlistados también encontramos países como Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Polonia, Rusia, Emiratos Árabes, Estados Unidos, México, entre otros. Pero también se trata de una edición que, sobre todo, habla italiano a juzgar por la cantidad de títulos y producciones que provienen del país anfitrión. Contenidos que por supuesto resaltan la italianidad, y su pomposo pasado, pero que también ponen el acento en la migración y las nuevas generaciones; la cara de una Italia más heterogénea e imperfecta. Desde los clásicos Johnny Stecchino, La vida es bella, Pinocchio, interpretados por Roberto Benigni, premiado con el León de Oro por su carrera en la Ceremonia de Apertura, hasta narrativas que hoy podrían ser más incómodas, como lo nuevo de los hermanos D’Innocenzo.
Alberto Barbera, director de la Muestra, habla de un renacimiento en el cine desde el punto de vista productivo y económico, y esto requiere también de un cierto nivel de calidad nacional para compensar la competencia global. Del mismo bando está el presidente del jurado de este año Bong Joon-Ho: “Es momento de celebrar el talento italiano”, y tal vez no existe persona más atinada que él para hacer esta declaración, quien con una película muy local logró hablarle a todo el mundo.
Historias de maternidad, de mujeres independientes y de vínculos afectivos sin etiquetas. Masculinidades que reprimen la sexualidad, secretos que se barajean en casinos, e introspecciones familiares halladas en lo más profundo del mar. La búsqueda de respuestas en el pasado y el despojo de las máscaras impuestas por la realeza. El mito y la ciencia ficción para retomar los básicos conflictos humanos: la muerte y la existencia de un ser superior.
Estos y otros temas son los que nos trae la 78 Muestra Cinematográfica de la Biennale de Venecia. Aquí el cine parece ser ese factor mágico que inspira a cambiar el panorama, un rito colectivo en el que uno vuelve a creer como cuando se es niñe.
¡Que empiece la función!