Dependiente por años de un video club en Manhattan Beach y estudiante de actuación en su adolescencia, cinéfilo empedernido y guionista por vocación Quentin Tarantino es, en realidad, muchos personajes a la vez.Es el adorador de la serie B y las películas de luchadores, el consumidor de todo aquello que se podría considerar como chatarra desde la perspectiva de la alta cultura. Un genio fisonomista con una memoria envidiable en lo que tiene que ver con cualquier filme de cualquier época, un experto en cine de artes marciales y un admirador de las fotonovelas cutres de bajo presupuesto. Una fuerza de la naturaleza que entra al mundo de la películas por la puerta de atrás y que, con solo 8 películas, se ha convertido en uno de los personajes más poderosos e importantes de la industria de Hollywwod. Un niño terrible que sacudió al mainstream desde adentro y que se convierte en portada con tan sólo abrir la boca. Lo mismo por la polémica que desatan la cantidad de sangre que corre por sus cintas que por hacer declaraciones que levantan ámpula en las conciencias más conservadoras. Como en el caso de su reciente pleito con la policia neoyorkina que invitó al público a boicotear las películas del director. Todo a raíz de que él participara en una manifestación en contra de la violencia policial contra los ciudadanos afroamericanos. Genio y figura hasta la sepultura. Aquí una muestra de algunas de las cintas revisadas en el programa de ayer en El cine y… donde platicamos de su obra con el pretexto del estreno de Los ocho más odiados, su octavo largometraje. Buen fin de semana. Llénenlo de cine. El More