¿Qué sería del cine mundial sin figuras femeninas como Sofía Loren, Ingrid Bergman o Marilyn Monroe? Desde la Amelie de Audrey Totou hasta la Juana de Arco de Milla Jovovich la imagen de la mujer en la pantalla grande provoca emociones, evoca recuerdos y, en algunas ocasiones, se traduce en parteaguas en la vida de los espectadores. Son personajes pero también representantes de ese ideal imaginario que alguna vez se sueña alcanzar. Sin embargo, la relavancia de la mujer en el cine va más allá de ser protagonistas de las historias que se proyectan en la pantalla. A su visión, sensibilidad y talento detrás de la cámara debemos una gran cantidad de momentos memorables del acervo de 120 años de imágenes en movimiento.
Entre las mujeres que merecen ser reconocidas como las pioneras del sexo femenino en el cine se encuentra la alemana Leni Reifensthal, autora de uno de los trabajos mas importantes sobre la llegada del nazismo al poder, El triunfo de la voluntad de 1934.
La norteamericana Lois Brooks que encarnó a una de las primeras femme fatale en los años veinte y figura de poder en los orígenes de Hollywood es precursora de las mujeres que se convertirán en productoras décadas después. Sueca por nacimiento Liv Ullman pasa de ser la actriz fetiche de Ingmar Bergman a dirigir sus guiones cuando la leyenda del cine nórdico se retira de detrás de las cámaras.
De manera similar, Tea Von Harbou escribió la novela y el guión de Metrópolis, que se convertiría en un clásico universal bajo la dirección de su esposo Fritz Lang.
Cerebro de la operación o motor y origen de los proyectos. Musas inspiradoras o poderosos personajes a la sombra, estas y otras mujeres abrieron un camino a las figuras que, desde la dirección, la producción o el guión hoy siguen peleando por un trato más justo y digno. Como muestra de ello el trabajo de tres grandes directoras del panorama fílmico actual:
Jane Campion
Isabel Coixet
y Sofía Coppola.