Por Andrés Moreno.
Una de las grandes bajas para el fútbol este verano es, sin duda, la Copa América. El torneo más antiguo de selecciones vigente en el mundo tuvo que aplazarse, junto con la Euro, al próximo año debido al crecimiento del Coronavirus en todas las regiones del planeta. Esta iba a ser una edición especial pues es la primera que se repartiría entre dos sedes. En este caso Colombia y Argentina son los países designados para recibir el torneo el año que viene. Sin embargo, la Copa América desde su origen ha sido una competición llena de interrupciones y anomalías en su organización. De hecho, el formato actual de la copa se lleva dando apenas desde el 2007; incluso, el 2016 también fue excepcional por la realización de la Copa América Centenario en Estados Unidos (primera vez que el torneo se celebraba en un país que no fuese de la CONMEBOL, además). Aquí un resumen de las distintas transformaciones del campeonato insignia de Sudamérica.
Oficialmente la primera edición del torneo se disputó en Argentina en 1916, como conmemoración del centenario de la independencia de ese país. En ese entonces la competencia se conocía como el Campeonato Sudamericano de Selecciones. Allí acudieron solo las selecciones brasileña, chilena, uruguaya y la local argentina. La primer campeona (como en el Mundial) fue la selección de Uruguay. Al ver el éxito del torneo, se fundaría en diciembre de ese año la CONMEBOL, que decidió jugar la competición cada año. En 1917, entonces, se jugó la segunda edición en territorio uruguayo y los ‘charrúas’ se alzarían con el trofeo de nuevo. En 1918 era Brasil quien iba a ser el anfitrión del torneo, pero fue cancelado por la pandemia de la gripe española (irónico); de todas formas los brasileños hospedaron el torneo en 1919 y así se siguió jugando con normalidad la década siguiente.
Fue hasta 1930 que se volvió a cancelar la Copa, esta vez por el primer Mundial de la historia, celebrado en Uruguay y que los vio campeones derrotando a Argentina. Ese fue el punto más álgido de la rivalidad platense, que llegó al punto de no jugar más la copa hasta 1935, un torneo especial, y en 1937 se retomaría de manera oficial. En el ’38 no se jugaría por el Mundial, ni en 1940, 1943 ni 1944 por la Segunda Guerra. Fue en 1945 que el torneo retomó regularmente pero estuvo plagado de baches y fallas en la organización. Por ejemplo, en 1959 se disputaron dos Campeonatos diferentes. En ese tiempo era ya poco el interés de las selecciones por jugar, hasta el punto que llamaban equipos de categorías menores a jugarlo.
Fue hasta 1975 que, con el cambio de nombre a Copa América, se retomó un orden de cada cuatro años; hasta 1987, que se acortó a dos años. Luego en 2001 avanzó a tres hasta que, en 2007, se regresó a jugarlo cada 4 años. A partir de ahí llegó el caso excepcional de la Copa América Centenario de 2016 y la que iba a ser la del 2020, que tenía el propósito de sincronizarse con la Eurocopa de naciones.
De la misma manera que cambiaron los periodos entre los torneos, cambiaban también los sistemas de juego. El que se tiene actualmente, por ejemplo, fue instaurado desde 1993, que consiste en tres grupos de cuatro equipos conformados a partir de las diez selecciones de CONMEBOL, más dos invitadas. Clasifican a cuartos de final los dos mejores de cada grupo más los dos mejores terceros; es un formato único. México ha participado diez veces en la Copa América, llegando a la final en 1993 (año de su debut) en la que cayó contra Argentina y en 2001 cuando fue derrotado a manos de Colombia.
La naturaleza de la Copa América es, en conclusión, caótica. Casi que se podría decir que le sienta bien este aplazamiento; es algo inusual para una competición inusual. Lo cierto es que este verano no será el mismo sin ver a los sudamericanos; jugadores fuera de lo común en un torneo fuera de lo común.