CPD 198. Guelaguetza

CPD 198. Guelaguetza

Ilustración: Saner, 2016

Ilustración: Saner, 2016

Lo que empezó siendo un festejo virreinal a la Virgen del Carmen en el Cerro del Fortin se convirtió en la mayor celebración de las culturas oaxaqueñas, y una de las más grandes expresiones culturales de nuestro país. En este programa nos echamos un clavado a la Guelaguetza y a la música y la danza más representativas de las ocho regiones de Oaxaca.

Invitada especial: Masiel Campos, egresada de la Escuela Nacional de Danza Folklórica

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Notas

Guelaguetza es una palabra zapoteca que significa reciprocidad.

La Guelaguetza es una tradición del estado de Oaxaca que empezó en 1932, un encuentro multicultural que se lleva a cabo en el Cerro del Fortín los dos lunes posteriores al 16 de julio; día de la Virgen del Carmen. Este día confluyen representantes de las ocho regiones para compartir música, danza, canto, y convivencia.

Esta tradición se crea a partir de la celebración del 400 aniversario de la fundación de la Ciudad de Oaxaca, con un evento que se llamó “Homenaje racial”. Este evento no se volvió a realizar, pero en su lugar se impulsó una tradición de la época virreinal conocida como “Lunes del Cerro”, la cual consistía en ir al Cerro del Fortín a realizar un paseo y degustar comida regional después de haber participado en la celebración a la Virgen del Carmen. En 1959, estas celebraciones se consolidarían en lo que hoy conocemos como Guelaguetza. Aquí se tocan, se cantan y se bailan las piezas más representativas de cada región:

Costa chica


Lo más representativo de la Costa Chica es la Chilena. La chilena es un género de música y danza que se baila en pareja. En esta danza se imita el cortejo entre un gallo y una gallina. Por lo tanto, la pareja nunca se toca. 

Este género se llama “chilena” porque tiene sus orígenes en Perú y Chile. Llegó a las costas mexicanas con la Fiebre del oro. Los barcos chilenos que se dirigían a Estados Unidos pasaban por la costa chica, y ahí los géneros de la cueca chilena y la marinera peruana se quedaron en México y se mezcló con elementos afro, indígenas, y mestizos de la región para convertirse en lo que hoy conocemos como chilena. Se baila con coplas pícaras, zapateado firme y miradas llenas de complicidad.

Las mujeres que bailan las chilenas portan una blusa blanca bordada con chaquira a la altura del pecho, faldas satinadas de varios colores que hacen juego con el listón que tejen sus dos trenzas, y con la máscada que agitan al ritmo del zapateado y para acompañar las indicaciones del hombre, zapatillas negras y una rosa roja colocada del lado izquierdo de su cabeza arriba de la oreja. Los hombres visten una camisa blanca de manga larga arremangado a arriba del codo y anudada a la altura de la cintura, pantalón de vestir blanco, sombrero de palma, zapatos negros, y una paliacate color rojo que agitan al zapatear y mueven para dar indicaciones a la mujer.

Cañada

La música de la cañada tradicionalmente se toca con instrumentos de cuerda, pero desde la primera vez que se presentaron en la Guelaguetza, Huautla llevó una banda de viento para acompañar su danza. Esto repercutió en la comunidad, y los instrumentos de cuerda fueron desplazados por instrumentos de viento.

Pero hay esfuerzos para rescatar la instrumentación tradicional. En 2015 el profesor a cargo de la delegación de Huautla de Jimenez, José Diego Torre, comenzó una investigación de los sones mazatecos originales y la indumentaria no comercial de textiles mazatecos, respaldada por un comité de personas mayores de la comunidad, artesanos textiles y músicos tradicionales.  En esta investigación se descubrió que el acompañamiento original de varios sones era el salterio, una especie de arpa antigua.

Después de muchos años, el salterio volvió a acompañar los sones “Flor de Naranjo”, “Flor de Lis”, “Anillo de Oro” y “La Paloma”.

Aquí un ejemplo de los sones mazatecos tocados con salterio:

Valles centrales

La danza de la pluma es una de las danzas más atractivas no sólo de Oaxaca sino de todo el país. Con sus enormes penachos que pesan de 3 a 5 kg, los danzantes desafían la gravedad dando saltos tan amplios que parece que flotan. Con sus movimientos hacen alusión al sol, representado por Moctezuma, y a los planetas que son representados por los demás danzantes. 
La danza de la pluma es una “danza de conquista”. Esto quiere decir que es más que una expresión corporal, es una representación hecha y derecha de un conflicto épico-militar entre dos bandos, el conquistado y el conquistador, los españoles y los indígenas, en específico la disputa entre Moctezuma y Cortés.

Se cree que con esta danza rendían culto al movimiento de los astros: los movimientos del danzante principal (Moctezuma) representan el movimiento del sol, los pasos de los demás danzantes representan el movimiento de los planetas alrededor del sol y de sus propias órbitas. Los danzantes de San Jerónimo Tlacochahuaya refieren las  formas de la coreografía a los solsticios, equinoccios y eclipses, además de los cuatro puntos cardinales.

Antiguamente  los indígenas hacían sus danzas a sus deidades, pero después de la llegada de los conquistadores las danzas eran dedicadas a los santos: ahora la danza es dedicada a un santo patrono y no al sol y la luna. La danza de la pluma conserva algunos rasgos indígenas, como el penacho, y la sonaja. Los demás elementos presentes en la danza son de influencia europea, o como la paleta en forma de azucena que llevan en su mano izquierda, en señal de que fueron conquistados. 

Istmo

La principal celebración istmeña es la vela, una fiesta patronal que dura tres días. El primer día es “La regada de la fruta”, en la que pasa un desfile de carros alegóricos por las calles de la ciudad y van aventando regalos a la multitud. El siguiente día es la Vela como tal, una celebración que dura toda la noche y consiste en una serie de rituales, danzas, cambio de mayordomía, comida, cerveza y muchísimos colores. El último día, en la mañana, es “La lavada de las ollas”, que es prácticamente una excusa para volverse a juntar y seguir fiesteando.

Sierra sur


El Palomo Miahuateco es uno de los sones más populares del municipio de Miahuatlán de Porfirio Díaz (la ciudad más poblada e importante de la región de la sierra Sur). Los sones miahuatecos se caracterizan por ser antiguos, populares, anónimos y transmitidos de generación en generación. Existe una recopilación de estos sones hecha por el maestro Arnulfo Vera Ruiz.

El Palomo Miahuateco es un baile de cortejo y fertilidad. Entre jugueteos y pasos brincados, una pareja representa el cortejo y la copulación entre dos palomos. Después de todo el cortejo, al final del baile, la paloma pone un huevo enmedio del escenario.

Sierra mixe

Los mixes, los “jamás conquistados”, son el pueblo más musical de Oaxaca (que ya es mucho decir). Todos los niños tocan un instrumento de aliento desde bien chiquitos, y se van a la sierra a ensayar todos los días después de la escuela. Cada pueblo tiene su banda de alientos de unas 40 personas, y cada fiesta llegan bandas de otros pueblos y pasan todo el día tocando. Las danzas mixes son un poco más introvertidas, no tan rebosantes de sensualidad como las de la costa.

Pueden escuchar mucha más información y más música mixe en nuestro programa de Son Mixe.

Papaloapan

Son jarocho

Cuando pensamos en son jarocho, automáticamente pensamos en el estado de Veracruz, pero es importante tomar en cuenta que la división política no siempre corresponde a una división cultural. La colindancia de la región Oaxaqueña del Papaloapan con el estado de Veracruz lleva a un fuerte intercambio cultural y económico entre estos dos estados. La identidad cultural incluso es más allegada al estado de Veracruz que al estado de Oaxaca en esta región.

En la cuenca del Papaloapan también se tocan fandangos, y de hecho en el “Homenaje racial” de 1932 el fandango jarocho fue lo que representó a la región del Papaploapan en la Guelaguetza. Pero después se buscó realizar una distinción entre la cultura veracruzana y oaxaqueña, y no fue hasta 2012 que el fandango volvió a aparecer en la Guelaguetza.

Flor de piña

En 1932, el gobernador Alfonso Pérez Gasga pidió a la maestra Paulina Solis la creación de una danza que resaltará las raíces indígenas mazatecas y Chinantecas presentes en la región y que las  separara de la identidad jarocha. El resultado fue otra de las danzas más representativas de la Guelaguetza, la Flor de Piña.
Esta danza es bailada por mujeres tuxtepecanas menores de 22 años que portan un huipil hecho en telar de cintura y bordados coloridos a mano, trenzas tejidas con listones de colores, y una piña en el hombro. Cada uno de los huipiles y peinados presentes en la danza representan un municipio diferente.

Mixteca

El jarabe Mixteco es el baile que representa a la Mixteca oaxaqueña. La música de este baile se basa en un arreglo musical compuesto por varios sones de la región, recopilados y coreografiados por el maestro Armando González Bolaños. Esta compilación se hizo en 1922, y este fue el año en que este baile se presentó por primera vez.

El jarabe mixteco es un baile de pareja, y lo baila una sola pareja en el escenario. Para la presentación de este baile en la Guelaguetza, se escoge la pareja a través de un concurso que se realiza en Huajuapan de León. El municipio emite una convocatoria para las parejas que quieran entrar al concurso, y se califican cosas como precisión coreográfica; proyección escénica; indumentaria; sincronización musical; ejecución individual y coordinación de pareja; y hasta conocimientos sobre la historia del jarabe mixteco.

Durante la bienvenida y la despedida a los bailadores se toca la icónica “Canción Mixteca” de José López Alavez.

Créditos

Investigación: Masiel Campos, egresada de la Escuela Nacional de Danza Folklórica

CPD 199. Mahler I

CPD 197. Hildegarda de Bingen (8 de septiembre 2019)

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