Zapata, la mirada del México profundo
Se cumplen cien años del aniversario luctuoso de Emiliano Zapata Salazar, el hijo de campesinos que llegó a ser símbolo de la defensa por el amor a la tierra; patrono de los desfavorecidos; emblema del movimiento campesino revolucionario -y posrevolucionario- de México y, seguramente sin intención, uno de los íconos más importantes de la resistencia en los movimientos sociales en la historia contemporánea.
Cuando me acerqué por primera vez a la figura de Emiliano era apenas un niño, indudablemente quedé fascinado por su historia y su legado, sin embargo, desde ese día y hasta el día de hoy pienso que Emiliano Zapata es una de esas personas difíciles de explicar. Resulta tan grande su mito que es complejo diseccionar al Zapata humano, terrenal y poder hablar de él sin dejar de idolatrar.
Mujeriego, ranchero entre rancheros, la máxima expresión de la masculinidad de su época versus el hombre que amaba a la tierra, aquél que entendía la profunda vinculación del hombre y su espacio. Al final el debate concluye con la idea: Emiliano Zapata, el hombre que se convierte en mito. La dicotomía entre el niño íntimo de Anenecuilco; campirano rincón del estado de Morelos donde Emiliano bien pudo haber estado relegado a tener una biografía delimitada por su fecha de nacimiento y muerte, sin embargo, creció y no paró hasta hacer historia nacional.
Zapata no fue pobre, pero vivió la pobreza muy de cerca. Cuenta la leyenda que alguna ocasión, al ver cómo se despojaba de las tierras de culivo a los campesinos del barrio de Olaque, prometió que de grande las restauraría a sus legítimos dueños.
A cien años de su muerte se ha consolidado como la imagen más enraizada con la naturaleza de la Revolución mexicana. Hoy, más allá del mundo agrícola desde el que levantó la voz, Zapata se piensa desde el bastión de la lucha social y la resistencia. ¿De qué? ¿de quién? realmente no importa. Siempre ha inspirado la movilización y la lucha social.
Zapata, el que a través de su mirada guarda distancia y recelo. Misma que ni Antonio (Aguilar) ni Alejandro (Fernández) pudieron reflejar en el exacto punto medio sin dejar de caer en la exageración. Una mirada que nos remonta a la rebelión, la desconfianza y ell amor a las raíces y la pertenencia.
Los festejos
Con motivo del centenario luctuoso la Secretaría de Cultura organizó una serie de eventos en el estado de Morelos para conmemorar el hecho.
Especialmente dirigidos a Cuernavaca y Cuautla, principales ciudades del estado, donde se contará con la participación de destacados miembros de la Academia, como el historiador Javier Garciadiego y el escritor e historiador Pedro Salmerón.
Campo mexicano
Sin embargo, a cien años de su muerte también es importante reconocer el estado actual del campo mexicano, espacio que tanto defendió durante su vida.
Hoy en día la producción agrícola dista mucho de la existente hace cien años. Actualmente la mayor zona de producción agrícola del país está en el norte (Sonora, Baja California, Sinaloa, Jalisco y Chihuahua), aún así, las grandes desigualdades y contrastes persisten.
Con un salario muy por debajo del suficiente para adquirir una canasta básica -entre 6 y 8 dólares-, los peones de las zonas agrícolas sufren condiciones duras de trabajo, y muchos otros más, al ver condiciones complejas de subsistencia obtan por cultivos de marihuana y otras drogas.
Feliciano Trejo Torres, quien fuera soldado del Ejército Libertador del Sur, dijo alguna vez en una entrevista en Emiliano Zapata, como lo vieron los zapatistas.
“Pues yo le digo que ansina como nos han tratado de engaños no se cumplió el Plan de Ayala, ni se cumplirá […]; ansina yo creo que se ha de cumplir. Pero ya no habemos hombres con los ideales que jueron anteriores”
Zapata, hoy
El mito aumenta; múltiples versiones que aseguran Zapata no encontró su muerte tras las puertas de la Hacienda de Chinameca, que el supuesto cuerpo presentado en los portales del ayuntamiento de Cuautla no correspondía con el verdadero Zapata, que el original no tenía un dedo pulgar producto de su afición al jaripeo, que si un compadre suyo había asistido a la fatal cita la tarde del 10 de abril, que si se fue a Medio Oriente, que sí murió de viejo en Arabia Saudita, al final, su vida trascendió su muerte.
Con añoranza y melancolía, mucha gente recuerda a Zapata, sin embargo, su escencia persiste en el corazón mexicano como una promesa de un país más equitativo y la restauración de la justicia social.