“Soy un político en rehabilitación: mientras más tiempo pase sin recaer, menos probabilidades tengo de volver a hacerlo.” Con esa sugerente frase, el Nobel de la Paz, ex candidato y ex Vicepresidente Al Gore contesta evasivamente y con humor la pregunta que todos tienen después de ver Una Verdad Muy Incómoda: Ahora o Nunca: ¿Se postulará otra vez a la presidencia de los EEUU? La secuela del documental ganador del Óscar Una Verdad Incómoda, comienza con Al Gore diciendo: “te lo dijimos”. Las escalofriantes predicciones hechas hace más de una década parecieran tomar forma. La cadena es: el alza de las temperaturas promedio del planeta a niveles históricos llevan a deshielos, sequías y mayor humedad en el aire. Las consecuencias de esto son devastadoras: aumento del nivel del mar e inundaciones, incendios catastróficos, récords de huracanes, ciclones y tifones.
Sin embargo, a diferencia del documental pasado, la secuela ofrece más esperanza que predicciones fatalistas, más imágenes en terreno que gráficos y, lo que es desconcertante, más Al Gore que cambio climático.
Por si no lo tenías claro, el documental reafirma que Al Gore es un líder que juega en primera división mundial: llamados a Obama, Ban Ki-moon, ministros de India, directores de las principales compañías energéticas a nivel mundial; viajes agitados con asuntos importantes a Groenlandia, París, India, China. Por si fuera poco, es también el jefe de un programa de capacitación para formar líderes que luchen contra el cambio climático que ya toman posiciones importantes a nivel global.
“Para resolver la crisis climática debemos resolver la crisis de la democracia”, dice Al Gore al buscar soluciones a su cruzada ambiental. Sin ambigüedades, se le muestra en una escena frente a una multitud apasionado y dividiendo al mundo en buenos y malos: la posición que se toma frente al medioambiente cae en la misma categoría moral que la elegida en temas como esclavitud, sufragio universal, igualdad de género y diversidad sexual.
El documental proclama que la esperanza del planeta está en las fuentes de energías renovables. En este contexto, las negociaciones del Acuerdo de París son el momento de mayor tensión del audiovisual: cómo lograr que 195 países se comprometan a abandonar paulatinamente fuentes de energías fósiles. Según Una Verdad Muy Incómoda, el rol jugado por Al Gore es clave: tras reuniones con autoridades de países en vías de desarrollo y unos llamados telefónicos oportunos, logra negociar la entrada de India al Acuerdo.
El final, eso sí, no es feliz. El ascenso al poder del villano Donald Trump y su posterior salida este año del Acuerdo de París tiñe el futuro de incertidumbre. ¿Quién más que tú podrá salvarnos?, le preguntan a Al Gore en la ronda de preguntas después de la exhibición. Emocionado, da las gracias, y se preocupa de no escuchar los cantos de sirena: puede que lo hagan recaer.
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