'Oracular Spectacular' de MGMT: la pesada losa de la fama del debut
Trascender tiempo y espacio es una de las labores más difíciles de todo ser humano, pocos son los individuos que le hacen frente a Cronos y logran salir victoriosos. Mediante la música, esa cofradía que tantas alegrías y sinsabores le ha regalado a la humanidad, algunos cuantos privilegiados cincelaron pacientemente su reputación y trascendieron, marcaron época, dejaron una cicatriz sonora indeleble y alimentaron millones de sueños con el simple acorde de una guitarra o el melodioso y espacial sonido de un teclado psicodélico. 2007 -¡qué lejos se mira!- fue un año bondadoso para los melómanos seguidores del movimiento indie, la cosecha de ese año se sigue paladeando como un vino de exquisita manufactura. La historia que nos atañe comienza como muchas otras: un par de chavales, estudiantes de la Universidad Wesleyan (EUA), compartían afinidades musicales y académicas, pasaban el rato entre libros y música, nada fuera de lo común. Sin embargo, lo que inició como un mero hobbie, desencadenó en un vendaval sónico de proporciones inimaginables.
The Management antes de convertirse en MGMT, pasó las de Caín, es decir: poco éxito y una modesta recepción de lo que a la postre serían unos de los sencillos más populares y punta de lanza del electrodance psicodélico (“Time to Pretend” y “Electric Feel”, composiciones que datan del año 2005). MGMT nació como el resultado de la desesperación de las grandes disqueras multinacionales por encontrar sonidos frescos y novedosos, un golpe de dados lanzados al azar los arrojó a los brazos de la trasnacional Columbia. Suerte y éxito, una mezcla muy afortunada, en sus propias palabras:
Teníamos músicas pregrabadas y cantábamos sobre ellas. Nada sofisticado, era algo que hacíamos por pura diversión. Estuvimos una temporada de gira con Of Montreal, y llegó un momento en el que cada uno decidió tirar por su lado pero, de repente, nos llegó un e-mail de Columbia proponiéndonos que grabáramos un disco. Fue un poco surrealista, porque en aquella época (finales de 2006) ni siquiera nos hablábamos y hacía más de seis meses que no tocábamos juntos. Ben estaba pensando en dedicarse a las ciencias sociales, y aunque yo quería ser músico, no tenía muy claro qué hacer. MGMT A. VanWyngarden
Ben Goldwasser y Andrew VanWyngarden son los artífices de MGMT, la agrupación que cimbró los ruedos de la música independiente con su álbum debut Oracular Spectacular (Columbia Records, 2007), el plato es un camaleón que camina sin prejuicios entre la psicodelia, el pop, el electro bailable y el glam rock, la estrafalaria mezcla resultó un cóctel incendiario, sui generis y atractivo, hechizante en pocas palabras y, al parecer, aún insuperable para los oriundos de Connecticut.
Recientemente hablaron, en Song Exploder, sobre el proceso creativo de "Time to Pretend" y la influencia de Columbia en éste:
Desconcierto es la primera reacción ante este disco, la versatilidad es la apuesta y manifiesto de la banda, no es una gran obra conceptual es simple y llanamente curiosidad y experimentación. ¿Hasta dónde influyó Columbia en el proceso de grabación del disco? ¿Hubo presiones de la trasnacional para adecuar el sonido de la banda? Hasta la fecha no está nada claro.
De la mano del reconocido productor Dave Fridmann, Goldwasser y VanWyngarden comienzan a tambor batiente su novel placa, un uppercut directo a la mandíbula noquea al escucha con “Time to Pretend”, sencillo que tiene su génesis creativo en 2005 y que se consagró como uno de los mejores del 2007. Indudablemente la apuesta de los MGMT fue alta, quizá demasiado, crearon un himno que le canta a la flor de la vida (juventud, divino tesoro) y a las vanas e insulsas pretensiones de éxito. Fingir como modus vivendi, inmersos en una montaña rusa de éxito y monotonía vomitiva.
Feeling rough, I'm feeling raw, I'm in the prime of my life. / Let's make some music, make some money, find some models for wives. [...] We'll choke on our vomit and that will be the end / We were fated to pretend / To pretend / We're fated to pretend / To pretend.
Después del delicioso aquelarre del track inaugural, la vara para medir el resto del material quedará demasiado alta. No obstante, la singularidad sonora de MGMT logrará que la atención por el disco no decaiga, todo lo contrario, la curiosidad del escucha se despertará y no dejará de sorprenderse con las texturas psicotrópicas, ácidas, locuaces y desfachatadas de este par de gamberros. “Weekend Wars” remite a Bowie y los Stones, travesía alucinante con momentos ensoñadores abrazados por el terciopelo lisérgico del teclado y la chirriante voz de Andrew. “The Youth” es una balada dreampopera con dejos de glam y arreglos preciosistas, es el preludio perfecto para la explosión estelar que se avecina.
“Electric Feel” (segundo sencillo del plato) y “Kids” (posterior sencillo) son melodías que permanecen indelebles en el soundtrack de millones de vidas, saben y remiten al verano, a la felicidad, el amor, la vida-fiesta, y la pista de baile. Arreglos perfectos, estribillos pegadizos, pop de alta escuela. Elegancia, cadencia y ritmo matador; sin lugar a dudas, piezas cumbre de MGMT y del inefable Oracular Spectacular.
The memories fade/ Like looking through a fogged mirror/ Decision to decisions are made And not bought/ But I thought this wouldn’t hurt a lot/ I guess not [...]
Después del hermoso caos y el pandemónium ocasionado por el tándem anterior, la experimentación psicodélica se vuelve a hacer presente con “4th Dimensional Transition”, debraye sideral con reminiscencias al Sgt. Pepper's. La odisea cósmico-mágico-musical escudriña por extravagantes y sosegados recovecos rítmicos, prueba de ello son los artilugios sonoros que suenan en “Pieces of What” o la preciosista y afilada “Of Moons, Birds & Monsters” que conjuga a la perfección las guitarras distorsionadas y juguetonas con el protagonismo psicodélico a la “California Dreamin” y su espíritu hippie acuariano.
La apoteosis sónica finaliza con un dúo psicodélico; en primer término: “The Handshake”, nuevamente con los reflectores puestos sobre el teclado y sus matices que coquetean con el soul y las boybands afroamericanas. El sello de la casa se hace patente con “Future Reflections”, la eucaristía lisérgica-extravagante aterriza y deja una resaca de psicotrópicos sonoros en el sistema nervioso de sus millones de escuchas, la adicción post-Oracular Spectacular ha comenzado.
[...] And remember what it felt like/ To be alone/ Sitting in the sunlight/ All alone.
Oracular Spectacular, joya de la psicodelia posmoderna, asilo de una tercia de himnos que definen la primera década del nuevo milenio. Periplo psicodélico, clase magistral de pop (¿prefabricado?), locura sonora que abraza a un mundo mezquinamente normal y triste. A diez años de su lanzamiento continúa su labor como bálsamo efectivo contra la monotonía; música de los setenta con miras hacia el futuro, excentricidad musical que a la vez está llena de sentido.
El rotundo éxito del álbum debut de MGMT los situó en el elíseo del mainstream musical; sin embargo, también ha sido una losa muy pesada que continúa a sus espaldas y los persigue disco tras disco.