Por Leonardo Moreno (@protopeople)
Ochenta de los mejores minutos de este 2016 sucedieron en el Auditorio Blackberry la noche del domingo, durante la última presentación del Bestia Festival. Las teclas de John Medeski (Medeski, Martin & Wood), la guitarra de Lee Ranaldo (Sonic Youth), el bajo de Mike Rivard (colaborador de Morphine) y la batería de Kenny Grohowsky (Abraxas) musicalizaron en directo ocho cortometrajes del legendario cineasta George Méliès (París, 1861).
Viaje a la luna (1902) es la obra maestra de Méliès que ha trascendido más de un siglo y que se ha enraizado en la mente colectiva con la famosa escena de la nave que aluniza, o más bien se estrella, en el ojo de la luna. El “alquimista de la luz” como era conocido, filmó más de 500 películas entre 1896 y 1913.
Comedias, sátiras y fantasías tomaban vida con su innovadora visión de efectos especiales, fotogramas coloreados y la fotografía como time lapse. Es el pionero del cine de terror y el primer cineasta en involucrar la imagen en movimiento en la ciencia ficción. Un genio con expertise en teatro, foto, ciencia y magia, con una creatividad ilimitada.
El programa de la noche consistió de dos sesiones, con un breve descanso entre ellas. La primera fue en blanco y negro, con 5 piezas. La segunda, 3 piezas color, con el pintado a mano de los filmes totalmente restaurados. Jamás imaginarías el nivel del trabajo, la calidad y las temáticas tan extrañas y provocadoras que el autor realizó a principios del siglo XX. Al observar la diversidad de filmes de Méliès, queda claro que era un fuera de serie, adelantado a su época, de un intelecto insuperable y de un espíritu sumamente atrevido.
La composición musical del cuarteto antes mencionado funcionó como un guante a la mano. El diálogo entre los músicos, los movimientos silentes de los actores y las extraordinarias escenografías es, como dicen, a match made in heaven. A través de diversos recursos musicales, el grupo comandado por Medeski fue de altos a bajos, de ambient a upbeat, de psychedelic a metal pesado.
Es maravilloso el poder presenciar arte compuesto por dos elementos que juntos son de un impacto tremendo, pero que por separado también tienen un valor incalculable. Podrías cerrar los ojos y dejarte llevar a mil lugares del pensamiento con la gran música de estos cuatro. O podrías cerrar los oídos y observar esta siniestra, hermosa imaginería y también visitar otros espacios de tu psique.