Fotos por Cecilia Villaverde Un día soleado es indicador infalible de altas temperaturas, sudor y cerveza para calmar la sed. Sin embargo, el clima descontrolado, con el que habitualmente contamos en esta ciudad, nos jugaría una broma más y nos dejaría empapados bajo una noche sin estrellas que solo consolidaría, lo que a mi parecer, fue una noche nostálgica para aquella generación que encontró en el emo/post-hardcore/algúnotraetiquetaquegusteagregar un refugio a mitad de la primer década de los dos mil.
Se sentía un poco de misticismo afuera del foro, sentimiento que terminó al escuchar desde fuera las primeras guitarras de la banda telonera. Efectivamente, Protest the Hero se encontraba arriba del escenario, 40 minutos antes de lo que los organizadores habían anunciado. Este cambio en el horario no fue un problema logística, Underoath había pedido de favor se adelantaran las cosas, lo que causó que mucha gente puntal se quedara sin ver a la banda por la cual habían comprado un boleto. Así es, había mucha gente que había comprado un boleto por ver al grupo telonero y debido al cambio de horario se quedaron sin ver a esa banda que los había llevado al Plaza. Lo único que podría decir acerca del show de Protest the Hero es que tocaron con esa gran técnica que los caracteriza en las grabaciones; y con un gran sonido desaparecieron del escenario, desapercibidos por aquellos que gustan de llegar temprano a los conciertos.
Llegó el turno de Underoath. Era la segunda vez de la banda en México pero la primera en el Distrito Federal, y se sentía una energía diferente a lo que se podía percibir en aquella “Pre-fiesta” del Warped Tour, el 30 de agosto del 2008 en el Centro de Convenciones de Tlalnepantla; esta vez no eran jóvenes que iban a ver a una de sus bandas favoritas, ahora eran jóvenes que iban por simple nostalgia a una “subcultura” que en su momento fue atacada por pseudopunks.
Sin más, la banda comenzó a tocar canciones de la mayoría de sus albumes, iban de canciones viejas a temas de su último material discográfico. Se notaba en la reacción de la gente cuando tocaban cosas nuevas; en esos momentos era pertinente ir por una cerveza para esperar a que reventaran alguna joya de la banda y poder hacer un brindis con esos amigos que, probablemente, tenías mucho tiempo sin ver o simplemente te traían gratos recuerdos de un sueño juvenil, dónde querías tener una banda de screamo y parecerte a Sonny Moore (Skrillex) o al mismo Spencer, vocalista de Underoath.
El momento épico del show llegó al final, cuando tocaron tres grandes temas en la historia de Underoath: “A Boy Brushed Red... Living in Black and White”, “Reinventing Your Exit” y “Writing on the Walls”. Canciones viejas que pusieron a cantar al público de principio a fin, provocaron que la gente comenzara un moshpit en la pista del Plaza y que algunos hicieran crowd surfing; es más hicieron que un par de tipos se calentaran y se comenzaran a pegar hasta que logramos separarlos. También se podría decir que era un momento de reconciliación con aquellos que nada más iban a ver a los teloneros, Underoath les recordó que alguna vez compraron sus discos y sus melodías los acompañaban en sus cabezas mientras caminaban a la escuela.
El concierto terminó y sentí que una vez más tenía 15 años; moshpit, cerveza y amigos.