Un caleidoscopio sonoro llamado Hoppo!

La noche del pasado miércoles 13 de abril el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris fue la sede de un concierto memorable, a cargo de Hoppo! banda formada por Rubén Albarrán (Café Tacvba) Carlos Icaza (batería), Rodrigo “Chino” Aros (flauta y sitar), Giancarlo Valdebenito (bajo) y Juan Pablo “Muñeco” Villanueva (guitarra).

Con 6 años de trayectoria, Hoppo! ya cuenta con 4 discos de estudio a cuestas, sin embargo, sin ningún éxito radial, esto debido a su filosofía de banda totalmente independiente. Su sonido toma como base ritmos sudamericanos tradicionales pero también de algunas tribus norteamericanas e hindúes. Podríamos comparar su música como los latidos de un corazón, donde por momentos sube y se acelera, pero en otros es calmada y apacible.

Hoppo! (2010), Ollin Rollin (2013), El Inmortal (2014), Te vas al Sur (2016) son los álbumes de la banda que se hicieron presentes durante el recital dando recuento de muchos de sus temas como Seres de Luz, Rayo de Sol, La verdad, El Perro Centrifugo, Una vuelta Más, Wakantanka, Amor Animal, Alfonsina y el Mar y Mariposa de Luz por mencionar algunas.

Hoppo! (2)

Llenos de mensajes que invitan a reflexionar las canciones  de Hoppo! salen del convencionalismo, al ofrecernos tracks llenos de alegría, esperanza y respeto ante la vida de cualquier ser vivo del planeta, hecho que confirmara el mismo Albarrán al dedicar una canción a todas las mascotas y animales del mundo.

En un concierto venido de menos a más, pocos fueron aquellos que con seguridad conocían a detalle el trabajo de la banda, apenas un pequeño puñado de asistentes, cantaban las canciones a todo pulmón, mientras que el resto del público se mantuvo expectante a los brincos que Albarrán daba por todo el escenario a la mínima provocación.

Por desgracia poco ofreció el público a la banda durante los primera hora de concierto, apenas un tímido coro de los asistentes respaldo a los músicos, que no dudaron en hacerles saber que no les importaba si no sabían las canciones, que igual las tararearán o si preferían se levantarán a bailar, esa noche era una fiesta y lo importante era disfrutar.

Varios fueron los momentos en que Rubén detuvo el show, primero para solicitar al personal de iluminación apagase las lámparas que encendidas frente al escenario, debido a que le impedían ver al público. Y en un segundo término para hacer mención de las injusticias que proliferan en nuestro país, enviando fuerza y sus mejores vibras a los hermanos de Xochicuautla, Atenco y Ayotzinapa, situación que no es ajena al cantante quien es conocido por su activismo social, como el de Wirikuta hace algunos años.

Un escenario lleno de pequeñas velas, como luciérnagas brincaban entre los pies de Hoppo!, jugando entre los sonidos cadenciosos de la cítara, que se unida a la voz inconfundible de Albarrán, elemento que fueron creando la atmósfera ideal para sumergirse en un caleidoscopio de sensaciones sonoras.

Poco más de una hora paso entre la inquietud de algunos, la sorpresa de otros y uno que otro despistado que esperaba escuchar alguna canción de los trabajos de Rubén con otras bandas, que en más de una ocasión le fueron solicitadas a gritos sin éxito alguno, lo que llevó al cantante a simplemente decir “Eso es de otra banda”.

Hoppo! (15)

Al final de la noche el llamado “encore” se transformó en toda una celebración, todas las personas se mantuvieron expectantes ante el regreso de la banda al escenario, mismas que fueron sorprendidas por la banda al aparecer recorriendo los pasillos del lugar, entre las butacas de los asistentes que no dudaron en acompañar a Hoppo! a caminar por los alrededores del teatro.

Una enorme rueda de manos y cabezas humanas acompañaban a Rubén y compañía, que se dejaba abrazar, besar, tomar fotos y hasta tomar de la mano. El momento ideal para despabilar a más de uno, que de un brinco saltaron de sus asientos para ver con asombro cómo aquello se convertía en todo un ritual.

Acto seguido, lo impensable... la banda al volver al escenario, solicitaron fueran apagados todos los instrumentos, para dar paso a un concierto acústico, acto emocionante que de inmediato arrancó la emoción de todos los presentes, sin embargo eso no quedó ahí, ya que invitó a un puñado de asistentes a arremolinarse frente al escenario y a unos pocos más a subir al mismo, afortunados aquellos que lograron vivir dicho momento, que sin duda quedará grabado en la memoria de los asistentes.

Hoppo! (1)

Lo que parecía un regreso fugaz, terminó en más de 8 canciones de su repertorio, que llevó a más de uno, conmovido por el momento, a tomar a sus parejas de las manos e incluso hay quien derramó alguna lágrima sobre el escenario. Fascinados por la oportunidad de contemplar de cerca el talento de soberbias ejecuciones musicales, era imposible no llenarse de energía positiva.

Y todo aquello que por un momento fue incredulidad, se convirtió en una noche bohemia, que al llegar a su fin después de casi dos horas y cuarenta minutos de concierto, provocaron que más de uno ofreciera su casa para continuar con una velada.

Hoppo! no es ningún proyecto que le conociéramos a Albarrán, e incluso pareciera no es siquiera un proyecto tal cual, es un festejo a la vida y al simple hecho de compartir su música, con un espíritu maduro que se ve reflejado en la profundidad y cadencia de sus letras, una sorpresa sonora que suena mejor desenchufada.

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