Tu ídolo es un forro: Contraatacando la cultura de la violación
Tu ídolo es un forro es una página web dedicada a la difusión de casos de acoso, violaciones o cualquier otro tipo de violencia de género llevada a cabo por parte de personajes públicos. El nombre de la página surge de la expresión argentina “ser un forro”, frase coloquial que define a alguien que es una mala persona, un traidor, o alguien en quien no se puede confiar.
La idea del sitio es crear conciencia social acerca de la cultura de la violación, que es es aceptada y normalizada a nivel global debido a actitudes sociales tóxicas sobre el género, el sexo y la sexualidad. Esto se ve reflejado en el constante cuestionamiento que se hace de los testimonios de las víctimas de acoso, violación o violencia doméstica. La sociedad tiende a proteger al victimario y no a la víctima debido a su estructura patriarcal.
En el caso específico de las denuncias contra hombres famosos se suele culpabilizar a las víctimas incluso más de lo normal, puesto que la sociedad busca no dañar la imagen pública de los agresores y en su lugar se desacredita y culpa a las víctimas; precisamente por esa razón, a pesar de que algunos de los crímenes mencionados en la página sucedieron hace décadas, no salieron a la luz hasta hace poco. La actitud social frente a las denuncias también es una de las razones por las que sólo el 20% de las víctimas a nivel mundial denuncian el abuso sexual.
Algunos de los más notables acosadores, violadores o perpetuadores de la violencia de género que se pueden encontrar en la lista de está página son los siguientes.
Bob Marley
Según cuenta su viuda Rita en la autobiografía No woman, no cry, el cantante además de ser un padre que abandonó y por lo tanto obligó a Rita a criar sola incluso a sus hijos con otras mujeres, se mostraba agresivamente celoso con ella. El último hijo de la pareja fue producto de una violación, ya que Marley consideraba que por ser su esposa Rita estaba obligada a proporcionarle placer, aun contra su voluntad y por lo tanto la violaba.
Cristian Castro
Fue acusado por su ex esposa de violencia de género, indicando que Castro comenzó con el abuso físico solo dos meses después de casarse y que llegó a golpearla y patearla, al punto de mandarla al hospital. Castro, lejos de desmentirlo, lo aceptó, pero se defendió diciendo que ella también lo golpeaba. También admitió haber golpeado a su madre, por la mala relación que ella tenía con su esposa.
Pablo Neruda
En Confieso que he vivido, sus memorias publicadas hace más de 40 años, Neruda relata como llevó a cabo una violación:
«Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia.»
Leonor Benedetto
Es conocida por justificar y facilitar el acoso sexual y los abusos, culpando y responsabilizando a las víctimas. Llegó a afirmar cosas cómo: “Cuando estás empezando una carrera y sabés que tu carrera depende del jefe, del director, que ese jefe o director te elogiara, a veces con algo subido de tono, era algo que producía casi cierto orgullo” o“Me parece una locura arruinarle la carrera a Kevin Spacey cuando un pendejo de 14 años estaba en una fiesta de adultos, donde había drogas y alcohol. ¿Y qué hacía allí?”. Es la única mujer de la lista.
Mahatma Gandhi
Gandhi es un ícono de la lucha social, sin embargo eso no lo libera de sus crímenes sexuales Es de conocimiento general que maltrataba a su esposa y era extremadamente violento con sus hijos. Su fanatismo también lo llevó a dejar morir a su esposa de pulmonía debido a que ella no debía utilizar penicilina ya que era un medicamento extranjero. Esto podría entenderse basado en sus creencias, pero cuando Gandhi se enfermó de Malaria no tuvo ningún problema para usar un “medicamento extranjero” para curarse.
Se guiaba bajo el supuesto de que los hombres no podían controlar sus impulsos depredadores básicos y al mismo tiempo afirmaba que las mujeres eran responsables de los mismos. Sus opiniones sobre la sexualidad femenina eran igualmente deplorables; según Rita Banerji, en su libro Sexo y Poder, Gandhi veía la menstruación como la “manifestación de la distorsión del alma de una mujer por su sexualidad”. Él también creía que el uso de anticonceptivos era signo de fornicación. Se enfrentó a esta incapacidad para controlar la libido masculina cuando prometió celibato (sin discutirlo con su esposa) en la India, y usó a mujeres —incluyendo a niñas menores de edad, como a su sobrina y nieta— para poner a prueba su paciencia sexual. Él dormía desnudo junto a ellas en la cama sin tocarlas, asegurándose de no excitarse.