Una de las cosas más interesantes del cine es que sirve para muchas cosas y que sus alcances superan, con creces, a una idea elemental de mero entretenimiento.
Así, un nuevo medio que nació con vocación documental e intenciones de reproducción de la realidad en movimiento, se ha movido constantemente en sus poco más de 120 años de vida en un péndulo que lo lleva de la creación de nuevos mundos a lo duro y realista una y otra vez.
Hoy vivimos una nueva época de oro de la no ficción y, como sucede en otras disciplinas del arte, cada vez es más difícil distinguir esa delicada línea entre las dos fundamentales representaciones fílmicas.
Más allá de los géneros y prejuicios que nos dicen que el documental debe ser serio, aburrido y solemne, esta semana nuestra recomendación es una cinta nacional que nos sorprende y alerta al tiempo que nos propone algunas luces frente a un problema tan cercano como importante.
Lo que sucede con el consumo, administración y desperdicio del agua en el Valle de México es sólo una muestra y metáfora de lo que sucede, a diferentes niveles, en todo el país y el planeta entero. Retratarlo y hablar de ello en una película no resolverá el problema, pero nos ayuda a entender lo que sucede y pensar en ello.
Tan sólo con ello, con llamar nuestra atención y poner el tema sobre la mesa sin caer en visiones apocalípticas, José Cohen y Lorenzo Hagerman están colaborando en mucho ante un panorama complejo.
También para eso sirve este fantástico universo de lo filmado.
Por aquí nos seguimos encontrando para hablar de ello.
Abrazo.
El More