Recuerdo que una noche de viernes, en 2011, mientras cambiaba de canal, me encontré con un programa llamado Solórzano 3.0, conducido, precisamente, por Javier Solórzano (padre de Diego). En aquella transmisión tenían como invitados a Rey Pila, quienes fueron a presentar su primer disco. Quizá sea porque aún estaba dolido por la separación de Los Dynamite o porque simplemente no me gustaba lo que hacía Rey Pila, cambié de canal: me fueron suficientes 5 minutos para buscar algo más en el televisor. Ese nuevo proyecto encabezado por Diego Solórzano, comenzó dos años después de la separación de su proyecto anterior –Los Dynamite- y tuvo que lidiar con la sombra de aquel gran grupo que puso de cabeza a la Ciudad de México entre 2005 y hasta 2008 cuando se separaron, pero ya saben lo que dicen: “el tiempo lo cura todo” y cuatro años después de ese álbum homónimo y su posterior aparición en TV, Rey Pila regresa con un sonido renovado, mucho más oscuro y mucho más bailable, en su segundo disco, The Future Sugar.
Esta producción conformada por nueve canciones y dos bonus tracks nos presenta una cara distinta, ya que ahora la banda decidió llevar más lejos su pasión por los sintetizadores para formar un proyecto más pintoresco, algo así como adornar la calle más oscura y lúgubre con letreros de luces fluorescentes.
El año pasado, Diego Solórzano, Rodrigo Blanco, Andrés Velasco y Miguel Hernández nos dieron un adelanto con un EP de tres canciones que mostraban su evolución bajo la producción de Julian Casablancas y el sello Cult Records. Este EP nos dejó escuchar que traían algo distinto bajo el brazo, un sonido más bailable que no se alejaba de aquel gusto por el new wave. Una canción más y encontramos que los sintetizadores y las influencias de Gary Numan o John Foxx tomaban un mayor protagonismo y no fue hasta que escuchamos los primeros segundos de “Fire Away” cuando descubrimos que Rey Pila tenía un nuevo instrumento consentido.
Con esta segunda producción la banda se aleja del indie rock que presentaron años atrás y busca nuevos caminos que le den esa identidad que tanto cuesta encontrar y para conseguirlo experimentan bajo los parámetros del synth rock.
A diferencia de su disco homónimo, todas las canciones en The Future Sugar son interpretadas en inglés y conforme avanza este material, la banda juega con la melancolía que reaviva los recuerdos de amores pasados, se transforma en comentarios contra el sistema y concluye en cambios repentinos de humor, además del juego entre secuencias, guitarras y batería.
Así como su sonido, esta agrupación decidió cambiar su imagen. Abandonaron el diamante que envolvía su nombre y recurrieron a los rayos para presentar a Rey Pila. Además, para cerrar este concepto ochentero, la portada presenta a cada integrante dibujado cual superhéroe de Marvel o DC Comics de aquella época.
El nuevo sonido e imagen de Rey Pila logran un disco atractivo que vale la pena escuchar completo. Es posible que estemos apunto de presenciar su ascenso a las ligas mayores dentro de los circuitos gringos o quizá sólo sea un experimento que será derrocado por uno distinto en una siguiente producción del cuarteto defeño. No lo sabemos, pero lo que sí puedo decir es que la próxima vez que aparezcan en televisión no será con Javier Solórzano, sino en algún Late Night Show, quizá con Jimmy Fallon, donde esperaré hasta que concluya su presentación con el afán de escuchar “Surveillance Camera”.