Sin Chris Paul, la NBA también es buena

No Paul. No problem. Los Clippers apagaron a los Rockets en el primer partido de la serie semifinal del Oeste 117-101, aún sin CP3, quejumbroso del tirón en el muslo que le hizo inmortal la noche del sábado. Todo se debió al ciclón que es Blake Griffin: 26 puntos, 14 rebotes y 13 asistencias; tercer triple-doble del curso y segundo consecutivo en playoffs (el último en lograrlo fue Scottie Pippen, imaginen). Chris Paul no es la medida de todas las cosas. CERSoC_W8AEytx4

Tiene 22 años. El rostro bisoño. El tesón de un párvulo en el patio de juego. Austin Rivers egresó de Duke; en 2012 fue pescado por losHornets (entonces afincados en Nueva Orleans) y canjeado, en una carambola de triple banda maquinada por el destino, a los Clippers en enero.
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Los Clippers, entrenador por su padre, Glen Anton (o ‘Doc‘, pa’ los cuates). En una táctica cargada de fe paternal (sin pizca de nepotismo), Rivers eligió a su vástago para tomar los controles ante la ausencia de Paul. Austin aprobó la prueba: 17 puntos con tres asistencias y 28 minutos. Dos minutos de inspiración suya en el tercer cuarto coincidieron con el oleaje final de los Clippers: 7 puntos sin respuesta ante una defensa transparente. Aplausos, junior.
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El partido terminó asemejándose a un ’21’ insulso, sin marca, ni tensión; como un partido preparatoriano de exhibición. Houston bajó los brazos y tiene un problema; más bien dos. El motor a propulsión lució dañado: (sólo 20 puntos de Harden) y, para el siguiente capítulo,Paul probablemente ya estará en la duela.
Lalo López
@Fmercu9
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