Testimonio y documentación
Por: Angel Salazar Estrada
https://youtu.be/F6TEaWpVInE
Breve momento de una utópica realidad humana
Por: Luis Javier Sánchez
Existe un sólo momento de realidad en una tragedia como ésta. Un momento que revela, en carne viva, la verdadera naturaleza humana. Un momento en el que los medios se dedican enteramente a difundir información con el fin de agilizar, ayudar e informar oportunamente sobre todo lo que ocurre. Un momento en el que los rescatistas no son suficientes y es completamente necesaria la labor desesperada y carente de experiencia de los voluntarios. Un momento en el que la ayuda se aprecia y acepta con las manos abiertas, sin hesitar ni dar importancia a quién la brinda. Un momento en el que las empresas muestran verdadera misericordia y se solidarizan sin esperar ningún tipo de recompensa a cambio; o al menos no teniendo ésta como principal motivación. Un momento en que se liberan redes telefónicas y de internet, en que el agua es regalada como debiera ser, en que los hospitales y doctores aceptar tratar enfermos sin costo alguno o necesidad de derechohabiencia; en que los servicios de transporte, particulares y públicos, funcionan gratuitamente. Un momento en que la gente deja subir a desconocidos a sus coches, en que ayuda a mover a los heridos hasta un lugar donde estén fuera de riesgo, en que aceptan el liderazgo espontáneo y natural de aquellos que trepan intempestivamente los escombros y coordinan; en que las pertenencias materiales pasan a un plano sin importancia alguna. Un momento en el que hasta las instituciones políticas son conscientes de la gravedad del asunto y se reducen a una versión completamente humana; un momento en el que ésta clase deja de ser aborrecida, como normalmente lo es en un país como México, y la sociedad y ellos aceptan trabajar codo a codo con el mismo objetivo. Un momento en el que somos conscientes de nuestra vulnerabilidad y toda noción de especie superior desaparece por completo, nos sabemos indefensos, nos sabemos impotentes, incapaces, inciertos del porvenir. Es un momento de miedo, en el que actuamos según nuestro instinto más básico de supervivencia; durante el que curiosamente nos mostramos enteramente empáticos y solidarios con cualquier otro. Un momento de honestidad compartida; mas sólo es eso, un momento.
Una vez que pasa, los medios comienzan a lucrar con el evento, a utilizarlo como mera propaganda y reducirlo a un elemento más de su programación; es aquí cuando vuelve a importar el rating, cuando la cobertura recupera la consciencia y se da cuenta de que tiene que ser conmovedora, dramática y sobre todo tiene que mantener al espectador atento. Es aquí cuando los rescatistas capacitados toman el control de la situación, y, ante el riesgo que supone maniobrar en los escombros, prescinden de la gran parte de voluntarios civiles quienes se enervan ante tal situación y comienzan a recordar el odio que compartían ante las instituciones. Es aquí cuando los actos de personajes políticos vuelven a ser vistos como simples actos de campaña, cuando agresivamente se empieza a buscar responsables y a asignar culpas a aquellos que a la par continúan los esfuerzos de rescate. Es aquí cuando brotan las empresas oportunistas que buscan mostrarse como una segunda brigada de compañías solidarias, que en realidad distan mucho de las primeras; éstas maquillan promociones que sólo benefician sus intereses comerciales para dar la impresión de un apoyo real, condicionando muchas veces la magnitud de su ayuda ante la magnitud de inversión que hagan los consumidores en sus empresas. Es aquí cuando la ayuda comienza a ser canalizada, tanto para decidir a quién se brinda como de quién se recibe. Es también aquí cuando, una vez que ya fue experimentada la naturaleza humana en su esplendor, ahora sí se reflexiona sobre los líderes espontáneos, se les cuestiona y chocan opiniones, intereses y acciones a seguir sin beneficiar absolutamente a nadie mientras que por el contrario sí perjudican retrasando la acción. Es aquí cuando volvemos a ser una especie superior, cuando nos particionamos y cada individuo vuelve creer que conoce la manera correcta de proceder ante tal o cuál situación. Es aquí cuando vuelve a importar el sexo, la raza, la religión y la ideología por más que se trate de negarlo. Es también aquí cuando aparece gente que aprovecha la situación para beneficio propio y despoja a los demás de sus pertenencias, ya sea literalmente asaltando o elevando oportunista y estratosféricamente los precios de productos básicos. Es importante mencionar que ese momento de lucidez humana no funciona con un reloj propio, si bien el inicio sí es más fácil de distinguir ya que normalmente se encuentra marcado por el momento inmediato a la tragedia, el final de éste difiere en cada ámbito de la sociedad. Esto ocurre, creo yo, debido a que no todas las personas experimentan la tragedia de la misma manera; hablando desde el plano físico: dónde lo vivieron y lo que vivieron, como desde el plano personal: las reflexiones que causó en cada uno y las enseñanzas que deja. Es así que alguien que no vivió la peor versión de la tragedia, y que cuenta con una serie específica de trasfondo personal ideológico y psicológico, se puede atrever a aprovechar la posición indefensa de personas, que vivieron algo mucho peor, inmediatamente después de que ocurrió el suceso. O que los directivos de algunas empresas comerciales o de medios se atrevan a lucrar con el evento a partir del segundo día de que pasó. Sería erróneo decir que intento justificarlos, y al contrario los desprecio infinitamente; mas si no es por esta explicación no puedo acabar de entender su manera de pensar y actuar en una situación como ésta.
Y, sin embargo, haber experimentado ese breve momento de una utópica realidad humana me llena de esperanza al saber que ese estado de consciencia se encuentra dentro de todos. En distintas proporciones, tanto temporales como de magnitud de acción, pero al final de cuentas está ahí. Es lamentable el hecho de que se necesite un catalizador catastrófico para hacerla brotar, pero ciertamente sería mucho más doloroso que, como hasta antes de este temblor se sospechaba, no existiera en absoluto en cada uno de los actantes políticos, sociales y económicos de nuestro país.
Por: Myriam de Luna Jiménez
Yo estoy bien pero no estoy bien. Después del sismo del 19 de septiembre de 2017, yo y toda mi familia estamos bien. No nos pasó nada afortunadamente. Y sin embargo, no estoy bien. Tuve mucha angustia los minutos que estuve separada de mis hijos sin saber como estaban. Fue si acaso una hora en lo que los recogí a los dos y ha sido de las experiencias más angustiantes que he vivido. No estoy bien porque desde que sucedió el temblor he estado en alerta, con niveles altos de adrenalina en mi cuerpo, que se despiertan con cada sirena y cada ambulancia que escucho a lo lejos. Aunque la ansiedad ha bajado poco a poco, en la noche poquito antes de dormir, se activa, me pone sobrealerta ante el menor ruido. La alarma sísmica retumba en mi cabeza hasta que concilio el sueño. El miedo porque vuelva a ocurrir, porque los míos se mantengan a salvo y por la vulnerabilidad que ocasiona un evento el cual no podemos predecir está latente. Seguirá latente por bastante tiempo.
Estoy bien pero no estoy bien. Necesito hablarlo, sacarlo, repetir mi experiencia una y otra vez y escuchar la de otros. A mis papás, mis hijos, mi esposo, a toda mi gente. Necesito estar acompañada. He estado pegada a mis hijos desde el martes. Sin saber todo lo que había pasado, cancelé las citas de la tarde bajo un instinto de protección que sentí. Hemos estado juntos todo este tiempo y sé que el lunes, la separación costará. No estoy bien porque no puedo hacer mi vida normal, aunque quiera. La gente está volcada en las calles ayudando, yo ayudo a mi manera, como puedo. Hay una sensación de sozobra en el ambiente, de luto, de tristeza. Platicaba con mi amiga en lo raro que se siente el solo pensamiento de realizar actividades recreativas o de ocio. Cómo si no fuera el momento, cómo si no fuera apropiado. Quien lo impide? Quien lo juzga? nadie. y aún así se siente raro. Intento ponerme a trabajar en mis tareas del doctorado y aún no lo logro. No me logro concentrar y entro a redes sociales y comienzo a ayudar. Es necesario.
Tengo impotencia. tengo negación. El temblor me quitó seguridad, me hizo sentirme la niña chiquita y miedosa que volteaba a cada rato a la lámpara para ver si no se movía. Me quitó mi rutina, seguramente que todas las actividades habituales se modificarán de alguna forma debido a lo sucedido. Todo. Y eso que no me pasó nada. Pienso en todos los que de alguna forma están afectados.
Empiezo a escuchar historias. Historias difíciles. Necesito un espacio grupal para abordarlas. Mi familia y yo estamos bien. Los afectados no son gente conocida pero al fin son de mi comunidad. Los suegros de mi prima, la compañerita de la hija de mi amiga, el egresado de mi misma universidad, el maestro, la mamá del grupo de fb, la sobrina de una mamá de la escuela de mi hija. Al final de alguna manera están conectados. Estamos afectados. Estamos de luto.
La necesidad de ayudar es una forma de reparar. De entender, de asimilar. Quizá es nuestra forma de agradecer que estamos bien. Creo que es más que la buena voluntad. Es una acción necesaria pasa sanar. Y es que seguramente así como yo, hay mucha gente que está bien pero no está bien.
Mi desahogo
Por: Elizabeth Cruz Madrid
Mi agenda se quedó el 19 de septiembre de 2017 pero sigo viva, una semana después. El significado de las palabras terror, pavor, no se recita, se siente. No hay otro modo. Por fin he recuperado el apetito y he podido tragar bocados de comida. Comienzo a olvidar esa sensación de perderlo todo sin haberlo perdido. Aunque tal vez sea una sensación constante que no olviden mis venas ni mis nervios. De nuevo tan vulnerable como en el 85, pero esta vez menos valiente (era una niña). Mientras más se crece más se aferra uno a la vida y a las pertenencias. Pero sé que ahora sería capaz de huir y dejar todo si tan solo mi familia va conmigo. Me han faltado lágrimas y mi estómago ha sido el cimiento de mi cuerpo. El que me hace seguir siendo el eco de este terremoto, de esta sensación de perder la vida, pero el mismo que me ha sostenido en pie esta larga semana. Aún tengo miedo de los daños estructurales de mi edificio, del contiguo y de mi cuerpo. Tengo miedo de mí y de mi cobardía. Pero los que seguimos respirando no tenemos de otra que seguir viviendo e iniciar la reconstrucción.
Testimonio y documentación
Por: Angel Salazar Estrada
https://www.youtube.com/watch?v=F6TEaWpVInE&feature=youtu.be
3:14 Sao Paulo:
Por: Fernando Aguilar López
El protagonista es el radio…
6:39 del 19 de septiembre de 2017 hora de Santiago de Chile, ocho horas con veinte minutos han transcurrido para arribar a estas tierras duramente golpeadas por terremotos (4:39 am del 19 de septiembre hora de la Ciudad de México NO cdmx), y aprovecho la conexión gratuita del aeropuerto internacional Comodoro Arturo Merino Benítez, para preguntarle vía twitter a @michsaimar si hoy estará en #T909[1], se que no podré escuchar el programa pero le pregunto porque la compañía radiofónica de esa emisión ha sido más significativa de lo que ella puede imaginarse. Esperan unas horas más hasta Sao Paulo. 12:37 pm del 19 de septiembre de 2017 hora de Sao Paulo Brasil (10:37 am del 19 de septiembre de 2017 hora de la Ciudad de México) seis horas después la noche ya se hizo día, y mientras queda atrás el aeropuerto internacional de Sao Paulo es imposible evadir las referencias a aquel trágico 17 de julio de 2007 (vuelo 3054 de TAM Linhas Aéreas). 14:22 pm del 19 de septiembre de 2017 hora de Sao Paulo Brasil (12:22 pm del 19 de septiembre de 2017 hora de la Ciudad de México) el hotel ofreces las comodidades de este tipo de lugares, entre ellos televisión de paga que permite conocer las últimas noticias relacionadas con el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica y sus alusiones al “rocket man”, lo que no impide que un viajero cansado caiga rendido por el sueño. 17:08 pm del 19 de septiembre de 2017 hora de Sao Paulo Brasil (15:08 del 19 de septiembre de 2017 hora de la Ciudad de México), el primer mensaje de WhatsApp[2] recibido ya hace varios minutos dice: “Tembló en el DF Cómo está tu familia?” la conversación sigue: “No se me acabo de despertar…”; “Estuvo muy cabrón… Hay derrumbes comunícate con ellos, en el aeropuerto también hubo derrumbes, “la Condechi” “la Roma” Tlalpan…”. Los siguientes mensajes, los que interrumpieron el letargo, dicen: “No sé si te encuentres en México, pero tembló horrible, espero te encuentres bien…” Lo mensajes siguen llegando y en la misma tonalidad, la televisión del hotel aun no hace eco de la tragedia, es necesario acudir al radio por internet, las noticias que emanan del radio parecen concordar con los mensajes recibidos al teléfono móvil, en la radio desfilan los reportes… Daniel Galván, Juan Luis Hernández, Erick Fernández de Lara voces nuevas y de hace más de diez años, la voz de un locutor de la vieja guardia señala que tras cuatro horas de haber ocurrido el sismo, la ayuda militar y de la marina se nota más bien tenue... 18:00 pm del 19 de septiembre de 2017 hora de la Ciudad de México (20:00 del 19 de septiembre de 2017 hora de Sao Paulo Brasil), Ibero 90.9 decide cortar la transmisión y en el IMER únicamente transmiten las voces oficiales, la narrativa ahora queda a meced del internet y de los “medios tradicionales”, estos últimos hasta la fecha se empeñan en alienar a la población en una narrativa perversa que rinde culto a lo privado (privatizar la “democracia” en la nueva panacea, olvidando que los impuestos deberían permitir hacer frente a la tragedia y garantizar el sufragio de los contribuyentes) mientras destacan la solidaridad para que la ineptitud y debilidad de las “instituciones” pase a asegundo termino. Al día siguiente, en la oficina hay gente de al menos siete nacionalidades y todos preguntan cuál es la situación en la Ciudad de México, solamente les comparto lo que la radio e internet me hicieron saber, es difícil dar un parte médico si no se ha visto al paciente... 11:00 am del 22 de septiembre de 2017, el capitán del vuelo 148 de Copa Airlines procedente del Aeropuerto Internacional de Tocumen anuncia que la aeronave ha iniciado su descenso sobre la Ciudad de México, el descenso en esta ocasión es diferente, más de un pasajero se apodera de las ventanillas para ver desde el aíre el resultado de la tragedia acontecida hace solo tres días, el panorama que ofrece el descenso es el de una Ciudad tranquila, más de lo normal, no hay tantos autos recorriendo las calles y el cielo no parece contaminado como suele ocurrir cualquier viernes. Antes de abandonar el avión, una voz femenina señala en tono de interrogatorio “¿verdad que todo comenzó con el eclipse?”
[1] Acrónimo para designar al programa “Te para tres” que se trasmite de lunes a viernes por la radiodifusora ibero 90.9 de la Ciudad de México
[2] Servicio de mensajería instantánea que opera a través de teléfonos “inteligentes” que transmite mensajes mediante internet.co
Ilustración, Medellín 176
Por: Pedro Assam
diálogo de cuarenta y nueve segundos
Por: Santiago Gómez
(un sillón y una lampara. C y B sentados. los dos traen puestas botas, pantalones de mezclilla azul y playera blanca. miran el techo) B: es que si no estoy haciendo algo para ayudar me siento todo pendejo. C: pues hoy sí salimos. B: pero namás dimos vueltas a la imbécil wey. no merecemos este descanso; no hicimos ni madres. C: no por no intentar. (silencio) B: a veces siento que todo me vale verga, que me deberían de importar más las cosas, las personas. intento que cada abrazo sea sincero, pero a veces no se siente de esa manera. C: amar cuesta trabajo. B: ¿cuándo eras chiquito pensaste que todo iba a ser así? (silencio) C: oye, en el temblor ¿pensaste que te morías? B: no pensé nada. eso me da un poco de miedo. (…) ¿tú que pensaste? C: ¿te gustaría ser alguien más? ¿te gustaría hacer algo más? (silencio) B: yo te quiero un chingo. (no hay más)
No Sabíamos
Por: Fer de la O
Porque nos levantamos aquél 19 de Septiembre Y no sabíamos lo que pasaría. Porque habíamos olvidado el dolor causado hace 32 años Y no sabíamos que estábamos por recordarlo Porque dijimos adiós y vimos a esa persona a los ojos Y no sabíamos que no regresaría. Porque creíamos que era un día común Y no sabíamos que quedaría grabado en nuestra memoria. Porque caminábamos por la calle Y no sabíamos que se vería llena de escombros. Porque no miramos hacia arriba y notamos aquél edificio Y no sabíamos que ahora miraríamos hacia abajo tratando de reconocerlo. Porque no habíamos llorado en un largo tiempo Y no sabíamos que las lágrimas invadirían nuestro rostro por días enteros. Porque no hablábamos con Dios Y no sabíamos que lo necesitaríamos más que nunca. No sabíamos nada antes del 19 de Septiembre. Pero el día pasó Y ahora sabemos Que la tierra se puede estremecer y México seguirá en pie Que un puño arriba significa más que violencia. Que el Himno Nacional es un canto de amor. Que el gobierno no es nada ante un pueblo unido. Que la juventud sabe amar. Que un perro es portador de esperanza. Que el mundo aún escucha a un país en agonía. Que la pobreza nos enseñó a compartir la mejor riqueza Que nuestro llanto puede ser consolado por un extraño. Que el silencio puede escuchar la vida. Que México tiene fuerza Y que ahora hay más ángeles en nuestra tierra Sí, ahora lo sabemos Gracias temblor, Porque antes no lo sabíamos.
Abrazo post temblor
Por: Jojo Turquesa
En aquel mar
Por: Ojalá Lorena Jamás
todo era un mar de rocas en donde se confundía la luz con la incertidumbre
todo caía parecía hermosa la devastación como un caleidoscopio reproduciéndose en nuestra dimensión
en el mar de rocas había tantas ventanas que no miraban a ningún sitio busqué la grieta en donde dijiste nos veríamos cuando todo se partiera y entendí que mi corazón no era un sitio seguro para vernos
en el mar de rocas tratamos de conectar el cielo con el llanto que sonaba entre cantos para no dormir
ningún sitio parecía seguro todos estaban lejanos a nuestras manos a nuestros ojos que trataban de resplandecer entre polvo
en el mar de rocas renacieron temores y mirábamos una vez más el inicio de los tiempos tratando de no quebrarnos
había tanta infancia en nosotros que nuestras lágrimas tejían nuevas construcciones ajenas a ese mar que raspaba nuestras rodillas
Mudarnos de planeta
Por: Diana Olivera
hace un par de semanas fuimos a una fiesta donde me descartaste la teoría del “fin de la humanidad por ataque-zombi” / yo siempre te creo porque no tengo motivos para no hacerlo casi siempre creo en la suavidad de las cosas a las que la luz no se las carcome
un septiembre estuvimos presentes en el pre-fin-del-mundo nos encontramos al día siguiente cuando ya nos habíamos bañado enjuagado el sudor y toda la tierra seca
en cama / a veces me hablas del universo de sus múltiples posibilidades, de sus constantes cambios y yo te hablo de la proximidad del mar y de cosas que nunca he visto / como el universo
no nos hemos mudado de planeta / estoy a la espera de ese día a eso es a lo que llamo
Todos terminaremos sepultados
Por: Articuloscarmen
Múltiples Grietas
Por: Diana Olivera
Grieta l
cada derrumbe es distinto dentro de cada hueco existen posibilidades infinitas de silencios
Grieta ll
mi casa es lo que quedo despues del terremoto mi sentido de pertenencia es lo que nunca encontré entre los escombros
Grieta lll
en secreto todos estamos escribiendo poemas desde ese día / mientras cargamos cajas cuando vamos al baño mientras resanamos las grietas lo elemental de la vida es poesía
Grieta lV
el silencio es lo que le antecede al estruendo de un derrumbe entonces reconocemos que el lenguaje es tan esencial que se resguarda en el vacío del espacio
Sismo
Por: Sofía Ruiz
Quisiera bastones y códigos que me guiaran mejor que mis sentidos y no importa si faltan menos, casi cinco que me impidan resguardarme en la ceguera suelta de enigmas que por gris parece infinita o ínfima o íntima hasta donde supe no tuve cinta sobre los ojos viví amarrada de angustias que a señas nombro por pedir un bozal que me impidan ver la guerra la injusticia y también la paz que me pidan dar la cara, la lengua la fosa nasal pedí por las manos que pisaban las máquinas viejas de hilar pedí por las ruecas la urdimbre el telar lo material tan débil tan fuerte lo inmaterial.