Por @ElRoyMT Mali es un país cuyo legado artístico y cultural ha venido definiendo su historia y a su gente. Dentro de esto, la música juega un rol muy importante. Generación tras generación, los cantos se han ido transmitiendo, y las canciones han florecido a través de guitarras, koras, percusiones, y demás. Desafortunadamente, desde el año pasado, esta tradición musical se ha visto amenazada por rebeldes Islamistas –próximos a Al Qaeda– quienes llegaron a Mali a imponer su religión, y consecuentemente, nuevas leyes, como la prohibición de la música. Desde Septiembre del 2012, la radio solo emite recitales de versos del Corán.
Varios músicos han tenido que exiliarse de sus comunidades nativas, principalmente ubicadas al norte de Mali. Los griots (cantantes provenientes de legendarias familias, oriundas de la región) han tenido que buscar oportunidades lejos de su tierra sagrada. El país que es considerado “la cuna del blues” y cuyo patrimonio musical es de suma relevancia para la cultura global, está sufriendo una severa fractura social. Sin embargo, las nuevas generaciones de músicos no piensan dejar de cantar, ni de propagar su tradición a través del mundo.
Una de estas figuras es Vieux Farka Touré, hijo del difunto Ali Farka Touré. Este año, el guitarrista estrenó su cuarto álbum de estudio, Mon Pays (Six Degrees). El título se traduce a “mi país”, el cual Vieux busca reubicar como tierra de gente bella y culturas ancestrales. El disco es un bien merecido homenaje. Lo que el cantante hace es respaldado por otros músicos, como Fatoumata Diawara, o el hijo de Toumani Diabate, Sidiki, quien colabora como korista en las canciones “Future”, y “Peace”, ambos temas instrumentales interpretados en la guitarra y la kora. “Peace” es el sencillo cuyo video pueden ver más abajo, y es elaborado con suma delicadeza y emoción, al igual que “Future”. Básicamente, Farka Touré deja que la música hable por sí misma en estos temas titulados en inglés. Es interesante que las piezas que buscan tener un alcance internacional en Mon Pays sean instrumentales. Estas emiten una luz auditiva que ilumina el oscuro conflicto que acecha al país africano, y se escuchan como un respiro necesario que desacelera el constante cambio en la industria musical.
El resto del álbum gira alrededor de milenarias tradiciones musicales del norte de África. La dotación es acústica, a excepción del bajo y la guitarra eléctrica. La propuesta es muy conservadora, y para esta situación en particular, eso es un gran cumplido. Ya que se tiene en cuenta el contexto de Mali, escuchar la base rítmica de “Diack So”, los coros en “Yer Gando”, y el violín en “Allah Wawi”, la música cobra un nuevo aire. Se trata de un bello folclór que reivindica, y que sin duda cumple con la tarea de enaltecer las costumbres africanas y la identidad de un país que no debe ser ni suprimido ni callado.
http://youtu.be/fnjlNNKZK0w