Hace cuatro años Christopher Nolan filmó una de las mejores películas de nuestra generación: The Dark Knight, y a todos nos “voló los sesos” con un villano inolvidable, un argumento bastante sólido y un tono de tensión pura que pudo mantener a lo largo de dos horas y media. Este viernes, en medio de toda la expectativa, tragedia y espera, se estrena por fin The Dark Knight Rises, la última parte de la trilogía sobre el excéntrico millonario Bruce Wayne (Christian Bale) y sus esfuerzos por salvar Ciudad Gótica. La cinta, como ya muchos sabrán, se lleva a cabo ocho años después de las hazañas de Joker (Heath Ledger), en una ciudad envuelta en paz donde Harvey Dent (Aaron Eckhart) es recordado como un verdadero héroe, y Batman está desaparecido. Por su parte, Bane (Tom Hardy), el villano de la película y su equipo de maleantes tienen otros planes para Ciudad Gótica, y la sumergen en un completo caos, por lo que Bruce Wayne, quien se ha recluido en su hogar con su única compañía, Alfred (Michael Caine), tiene que regresar a pelear por última vez.
Hay que decir las cosas como son: la película en su mayor parte es grande, entretiene, estremece, hace reír, llorar, te envuelve. Tom Hardy, a pesar de que la máscara que lleva puesta limita sus expresiones, sorprende con su capacidad de comunicar con los ojos y movimiento corporal; Anne Hathaway interpreta una reivindicación de Catwoman después de los acercamientos tan horribles y nefastos que ha tenido en el cine; el guión, como conclusión de una historia más grande, funciona como pocas terceras partes pueden hacerlo y Nolan luce nuevamente su maestría para dejarnos en la orilla de nuestro asiento en una película donde la tensión crece constantemente de principio a fin.
Dicho esto, hay que reconocer sus múltiples errores: el dúo Nolan-Zimmer, acierta nuevamente, aunque no con tanto éxito como otras veces, ya que hay momentos en donde la música se pierde, escenas donde hace falta, y otras que aunque esté ahí, parece simplemente una pieza de utilería. A la película le hizo falta tiempo (seguramente fue una decisión del estudio para quitarle minutos), ya que hay escenas que se cortan muy rápido, y otras a las que nos adentramos muy tarde, ya cuando la acción y/o diálogos están sucediendo, lo que hace que parte del sabor en las secuencias se pierda al verlas armadas. En mi opinión, es molesto que en más de una ocasión se tenga que ilustrar lo que está pasando en el momento con un flashback sacado de alguna de las otras dos películas. Por último, el final es incómodo, hollywoodesco, estructurado para sacarle una sonrisa al espectador, incluso una lágrima y hacerle aplaudir. Pero no me mal entiendan, sí funciona, es sólo que Nolan lo da todo “masticado” sólo para digerirse, cuando hay cosas que pudieron dejarse al aire para incomodar a la audiencia y hacerla pensar; algo así como el tótem de Cobb (Leonardo DiCaprio) en Inception, girando hasta el último cuadro.
La pregunta final de muchos es saber si esta película es mejor que su predecesora. Me gustaría que cada quien formara su criterio después de verla, pero en mi opinión, la respuesta es que no. The Dark Knight quedará por siempre en un lugar que, me atrevo a decir, ninguna película de súper héroes alcanzará. A pesar de esto creo que no se trata de alcanzar o superar la gloria, ya que el propósito de The Dark Knight Rises es hacer que la trilogía se complete y tenga sentido. Con esta tercera parte se cierra el círculo que inició con Batman Begins en el 2005 y se termina de armar el rompecabezas del universo que Christopher Nolan nos regaló y con el que nos maravilló por siete largos años.
Hay a quienes nos gusta creer que Nolan reinventó el género de películas basadas en comics, le dio a un personaje ficticio algo humano, algo verdadero, hecho que no habíamos visto antes, o al menos no de una manera tan acertada. The Dark Knight Rises es el triste adiós a una trilogía, que como Batman a Ciudad Gótica, es el que merece, pero no el que necesita justo ahora, pues será difícil no estar a la espera de cuál es el porvenir del héroe favorito de muchos, bajo el mando de Christopher Nolan.
Texto escrito por Miguel López Valdivia