Esta obra fue creada para adentrarse en la mente y observaciones de un artista de alto nivel, lo cual es una experiencia muy enriquecedora y sobre todo alucinante, en todos los aspectos, donde prevalece lo visual. Esto es precisamente lo que uno puede experimentar al ver Rojo, ya que nos ilustra el dolor y los conflictos del gran pintor Mark Rothko en una situación trascendental en su carrera artística. Desde que uno llega al teatro, es por demás llamativo lo que se nos presenta en el escenario. Como ya es costumbre en las escenografías de Jorge Ballina, el espectador es introducido a un ambiente, a un recinto, justo el estudio de Rothko, y gracias al escenógrafo es impresionante el detalle de todo lo que vemos, y sus variaciones, muy al estilo pictórico del pintor. Ya que con el paso de la obra, la iluminación se llega a convertir en un personaje más, que nos ayuda a entender un poco más, la visión de Rothko (Víctor Trujillo) sobre las obras que pinta, su cosmogonía, su universo.
Una vez que el nuevo ayudante de Rothko, Ken (Alfonso Dosal) va entendiendo a su jefe y tiene más confianza con él, empieza a tener opiniones radicales para el trabajo del mismo artista y logra hacer que el aprendizaje sea mutuo de uno al otro y no sólo de él como pintor principiante. Esto consolida la relación aprendiz-maestro que vemos repetida en infinidad de ocasiones, desde el arte samurai, hasta los clásicos como Miguel Ángel; un joven Werther también nos llega a la mente si consideramos la tensión entre ambos personajes. A nivel generacional, a nivel de preparación, e incluso a nivel sensible.
La experiencia que se tiene al ver esta puesta en escena, es realmente intensa, ya que podría parecer que uno está viendo una obra de suspenso, por la tensión y expectativa que se va generando en el espectador, teniendo como extra el hecho de que uno va a pasar un buen rato, aprendiendo incluso y sobre todo conociendo el interior y exterior de un artista que ha pasado a la historia y su trabajo tiene impacto mundial.
No hay manera de no estar involucrado con los personajes, cuando dos actores ejecutan con tanta pulcritud su trabajo. Ver a Víctor Trujillo y a Alfonso Dosal en escena es realmente exquisito y podríamos decir, que la simple idea de ver el trabajo de este par de talentos vale completamente el boleto; claro, sin dejar a un lado la obra que incluso fue ganadora de el premio Tony como mejor obra en el 2010.
Rojo se presenta en el teatro Rafael Solana los viernes a las 20:30, sábados 18:00 y 20:30 y domingos a las 18:00 hrs. y estará en cartelera hasta el día 20 de abril.
@rodrigoadea