[Reseña] Dólares de arena

Después de haberse estrenado el año pasado en el Festival de Cine de Toronto, Dólares de arena de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán llega esta semana a la cartelera comercial en México. Teniendo en la interpretación de Geraldine Chaplin su principal virtud, y en contados momentos logrados que la veterana actriz consigue con su joven compañera Yanet Mojica, Dólares de arena apuesta por el cine contemplativo como su principal estrategia narrativa.

Lejos de logrados éxitos de cintas latinoamericanas de años recientes como Pelo Malo (Mariana Rondón), La jaula de oro (Diego Quemada-Díez) o Los hongos (Oscar Ruiz Nava), que utilizan una compleja realidad social como telón de fondo, la cinta abusa de los planos largos y de una historia que avanza de una manera excesivamente lenta para contar un triángulo amoroso un tanto peculiar. La historia de amor-dependencia de Noelí, una joven dominicana, y Anne, una mujer madura francesa, que tiene como tercero en discordia a un hombre que controla económica y emocionalmente a Noelí.

Tocando temas relevantes como el amor entre personas de edades diferentes, los contrastes abismales entre economías y niveles de vida entre el primero y el tercer mundo o la explotación sexual de la mujer por el hombre, el efecto de la cinta se diluye en la obsesión de los directores por construir un relato social comprometido que a fuerza de buscar naturalismo consigue indiferencia.

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