En un parpadeo el cielo cambia de aire. El ámbar empolvado se erosiona para dejar ver lagunas turquesa que, con cada paso, se acercan más a las manos. Regresamos a un lugar que bien podría haberse perdido en el fondo de los recuerdos: el presente, tan nuevo y fugaz como uno mismo. Sin tener que abrir la puerta, la música nos transporta a tierras que sólo se ven en fotografías. Justo ahí es donde se reúne el imaginario colectivo cuando se escucha Beirut. Un lugar a donde se llega con el alma como único equipaje. No se le debe nada a nadie. Sólo existe uno... y la música. Nada más. Al pensar en Beirut vienen a la mente memorias de postales amarillas, idiomas ajenos, poblaciones aisladas y paisajes hermosos; todo adornado con un moño de trompetas y acordeones centroeuropeos. Beirut es una banda originaria de Santa Fe, Nuevo México. La batuta la lleva Zach Condon desde que tiene 19 años. Armado únicamente con un flugelhorn (trompeta de batalla alemana) y un pequeñísimo ukelele, Condon entregó su primer álbum, el Gulag Orkestar (Ba Da Bing!, 2006). Fue un proyecto fusión pop con música folclórica y tuvo gran recepción. Contrario a lo que los puristas esperarían o querrían, Beirut opta en No No No (4AD; 2015) por un sonido más lejano a los Balcanes y la Europa central que recorrió en álbumes pasados. Se trata de una banda que conforma su propio camino, por lo que es natural que tenga una evolución que explore más allá de las primeras producciones que la convirtieron en un ícono actual. El sonido del álbum es similar al de The Rip Tide (Pompeii Records, 2011), en el que predomina el pop sin perder la chispa que hace de Beirut una banda única. Si bien Beirut se caracteriza por la transculturación musical sus cimientos están en el pop clásico de Estados Unidos y el jazz. Tanto The Rip Tide como No No No son entregas en las que se procura la forma básica de Beirut más que sus aditamentos prestados de otras culturas.
https://youtu.be/6gypBEmz2nk
No No No, quinta pieza de su discografía; es un álbum sobre reencuentros y claridades consecuentes de post-crisis existenciales. Echa raíces en tierras desbordantes de tambores de mano provenientes de la India, tarola, contrabajos, el fiel ukelele de Condon y piano. Esto es un reflejo de la migración de Condon a Nueva York, ciudad fértil en culturas y diálogos que convergen día a día. La base se encuentra en la melodía en lugar de en la instrumentación característica de Beirut. La tonada sigue envuelta en melancolía y ansia viajera. Para comprender este giro musical es necesario saber que Zach Condon, vocalista de Beirut, escribió No No No justo después de un periodo de crisis. Se divorció y sufrió un colapso de fatiga que lo dejó en el hospital. La voz polvosa y triste de Condon lo refleja claramente: él se acompaña de canciones que se acoplan fácilmente al paisaje sonoro de quien lo escucha.
El primer sencillo de éste álbum es “Gibraltar”, zona geográfica española que se le conoce por ser la gran división entre Europa y África; según la mitología griega, Heracles la creó para cumplir con una de sus doce labores, en las que con su fuerza sobrehumana separó estos continentes. Condon retoma con ironía un golpe al corazón que le separó de todo lo que conocía. “You loved the times I sang/ Your loss wasn’t mine” hace eco mientras la música mueve la cabeza al ritmo del tambor en busca de nuevos mundos.
El viaje continúa con el titular del disco, “No No No”. Inicia con una melodía suave en el teclado que poco a poco parece subirse en un tren. ¿A dónde va? No importa, es lejos de aquí. Nadie es familiar y eso es perfecto. Afuera suenan los metales del primer Beirut, presentes pero no eternos. Todo es tan inconstante que en el video musical de “No No No”, los instrumentos son cambiados por baguettes, un zorrillo muerto y el aire mismo. Hay un punto en el que los músicos desaparecen... y Condon se desmaya en un charco de nervios mientras el público aplaude al escenario vacío.
https://youtu.be/G8lOkgyPcaU
Siguen hasta el horizonte las vías hasta que se distingue al fondo “Perth”, canción que toma el título de la ciudad donde Zach llegó al punto más bajo de su vida. Si se es optimista, como lo sugiere el tono de la canción, lo único que queda es subir. Beirut muestra en este nuevo lanzamiento una faceta de su alma trotamundos, que explora ahora la psique del viajero en lugar del paisaje. ¿Qué hay en el corazón de quien avanza a lo desconocido? Quizá la oportunidad de ver a través de la distancia el paso recorrido, sin lamentarse de no ser el mismo que se era antes. Piezas como “As Needed”, que no tiene una sola letra, permite al escucha proyectarse en los acordes. ¿Acaso no es un acto mayor de amor reinventarse a sí mismo? Quedarse estático es doloroso, paraliza el alma. Beirut optó por explorar territorio desconocido con sus seguidores para crecer a través de la música. No No No es un álbum armónico y porta una elegancia sencilla. Se respira el dolor creativo en cada canción, pero no es abrumador. Es la nota casi olvidada de un perfume, la que permanece después que las primeras impresiones se desvanecen en el tiempo. Por un momento las fotografías toman color y la música se baja de volumen; el mejor lugar para estar es ahora.