por Francisco Hernández @pakosomx
“Los tiempos están cambiando”. Luego del Nobel otorgado a Bob Dylan, podríamos pensar en esta frase, como un himno de iluminación en el umbral de una era de paz, de utópicos años del siglo XXI, que tanto deseábamos a finales del siglo XX.
El ascenso de Donald Trump, por desgracia, es sólo la punta del iceberg, de todo lo que podemos ver, de todo lo verdaderamente frío que se esconde bajo el agua.
A dos semanas del triunfo del plutócrata, el mundo no ha dejado de cimbrarse desde que supimos que Pennsylvania, uno de los bastiones demócratas, fue ganado por este republicano postizo, epítome de la máxima en la seducción: “la boca más bella tiene los colmillos más afilados.”
A lo largo de estos días, el aún no formal movimiento estadounidense “Alt-Right” –que en inglés hace el juego de palabras “Alternative-Right”–, se ha mostrado para empoderarse como movimiento ideológico, sin penas, ni vergüenzas, y decir que llegaron al poder; que están listos para vengarse luego que las minorías les quitaran su lugar.
“Alt - Right” que aún está en fase embrionaria, –así como los movimientos extremistas del pasado, el fascismo italiano o el nacionalsocialismo alemán, fueron creciendo de la aparente nada–, está tomando energía de los viejos resentidos –el KKK organizó una marcha de celebración por el triunfo de su candidato–; de los jóvenes que no tienen respuestas y se ubican fuera de órbita en una realidad que no les pertenece –los primeros análisis indican que la mayoría de los simpatizantes de Alt-Right son jóvenes menores de 35 años–; en los pobres que miran en los inmigrantes y grupos raciales opuestos a la mayoría, la causa del quebranto económico –así mismo pasó en la Germania post tratados de Versalles–.
El triunfo de Trump significa mucho más que la erogación del TLC –el fracaso de la diversificación de mercados mexicanos es culpa nuestra–, significa más que el ascenso de un hombre peligroso, y el saludo neonazi, qué sus seguidores le rinden –probablemente este hombre sólo haya usado la retórica para obtener su ganancia–. El triunfo de Trump, significa algo que se nos olvida o no queremos reconocer: en la era de la información y la aldea global, en el all in one siliconizado, nos olvidamos del rencor de los olvidados. De alguna forma, también nosotros abrimos la caja de Pandora.