En palabras de Jack White, no hay nada más bello que la gente acoja una melodía y permita que entre en el vasto universo de la música popular. Y es que el futbol no sólo es espectáculo y negocio orientado a propósitos comerciales y de propaganda; es decir, no podemos negar los elementos de comunión que se hallan en la experiencia futbolera. Los cánticos y arengas son prueba de ello. No está de más recordar que el culto al balompié, que Antonio Gramsci definió como “el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre”, también abarca liturgias y rituales propios. La canción “Seven Nation Army”, del álbum Elephant de 2003 de The White Stripes se ha convertido en un himno para celebrar victorias deportivas. Algunos consideran que los primeros en utilizarla fueron los hinchas del Brujas de Bélgica cuando en un bar de Milán escucharon la canción en la previa y se quedaron con la tonadita durante un partido de Champions League; otros, cuando Italia se coronó por cuarta ocasión campeona del mundo en Alemania 2006. Cabe destacar que su uso no es exclusivo del futbol, los Baltimore Ravens la hicieron muy popular en el último Super Bowl ante los 49ers. Por supuesto, durante la última final de la UEFA Champions League en Lisboa también se hizo presente, cuando el Real Madrid alzó “la décima”.
El nombre de la canción se debe a un malentendido de Jack White, y está inspirada en un movimiento evangélico llamado de The Salvation Army que el joven White entendió como Seven Nation Army. Nunca imaginó que la canción con el peculiar riff terminaría convertido en un himno épico y de sublimación de la guerra (‘po po po po po poo pooo’; en el caso mexicano entonamos: ‘Oo-ori-bee Pee-raal-taa’). Y es que ahora parece ocurrir lo opuesto con canciones populares como el “Cielito Lindo” que ha sido víctima de los oportunismos comerciales de algunas marcas, ha pasado de ser un hermoso ritual espontáneo que exacerba(ba) el nacionalismo a algo que termina explotando muy bien la industria del entretenimiento, y que pierde su aura cada vez que suena en un corte comercial.
Pier Paolo Passolini escribió que el futbol es un sistema de signos, por lo tanto un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos, uno sin lugar a dudas es el momento del gol, otro, cuando la hinchada le canta al unísono de forma cuasi religiosa a esos jugadores que se han convertido en ídolos. Lo cierto, es que en el futbol la única constante es una impredecible variable dentro y fuera de la cancha. Confío en que los ejércitos de las 16 naciones que ya están en los octavos de final, encuentren, de manera espontánea y en el espacio de lo cotidiano, nuevos cantos de guerra, nuevos himnos de la victoria: nuevos cánticos futboleros.
Twitter: @michelmdl
Texto escrito para Publimetro del viernes 27 de junio de 2014